Vuelve CuentaCuarenta a Ávila. Avisé el año pasado y éste no me resisto a hacer lo propio. CuentaCuarenta alcanza su sexta edición con el mejor de los augurios. Como nos contaba hace unos días la compañera Sandra Clemente, desde el año 2011, y a propuesta de la Conferencia General de la UNESCO, se celebra el 13 de febrero el Día Mundial de la Radio … y este año, el ciclo de narración oral para adultos estará dedicado a la radio, a la música, a la escucha.
Desde el 10 de marzo al 9 de abril escucharemos las mejores voces del panorama nacional e internacional en narración oral. Acentos venidos de Uruguay, Argentina, Francia, Galicia, Zamora, Castellón, País Vasco o Madrid. Porque este año, el Ciclo va de eso, de escuchar. La escucha en escena. La escucha en la butaca. La importancia de escucharse para poder contar. De contar en la escucha.
Borrón y cuento nuevo, Guti, Itziar Rekalde, Joxemari Carrere, Marc Buléon, Marta Lorente, Patricia McGill, Quico Cadaval y Tania Muñoz, conforman el plantel de narradores que, cada sábado, a partir de este mismo fin de semana, ofrecerán su arte al público de Ávila en el Casino abulense. Y luego, la Ruta de las tapas, por cuatro locales colaboradores del Ciclo. Pero es que hay más: el 10 de marzo, a las 20:30 horas, tendrá lugar la charla inaugural a cargo de Guillermo McGill, El sentir del ritmo. Cuando improvisas está permitido hacer cualquier cosa, excepto cualquier cosa. Y luego están los CuentaLabs, talleres prácticos en los que practicar, vivir, sentir… el arte de contar. ¿Sólo hay Cuentacuarenta los sábados? No. Los domingos los cuentos se van a tomar algo a la Cafetería del Mercado. ¿Se detiene Cuentacuarenta en Ávila? No. Los domingos en Valladolid no son días de fútbol y pipas, sino que son días de cuentos en Gondomatik. Y este año, en versión extendida: habrá mucho que contar hasta el fin de semana en que se celebra Villalar.
En realidad hay más, mucho más. Lo mejor es que sigáis a Cuentacuarenta en sus redes sociales; que cada día leáis uno de los microcuentos que difunden a través de Facebook, de Twitter, de Pinterest, que leáis el blog y os empapéis bien de todo lo que le rodea. No deja de ser una heroicidad, en estos tiempos que corren, que este Ciclo consiga año tras año (y van seis, no lo olvidemos), reunir a un plantel más que interesante de narradores, y a numeroso público (el año pasado estuve en una sesión, y fue multitudinaria). Todo ello, gracias a la colaboración de particulares, instituciones, empresas… a los micromecenas (último día para aportar). Hay muchas personas que miman, cuidan y apoyan a Cuentacuarenta, pero fue Patricia Picazo de Fez, gestora cultural, narradora y directora del Ciclo, quien se arremangó y se puso manos a la obra. Poco a poco, y con mucho trabajo, están llegando los reconocimientos: hace unos meses Patricia recibió el premio Madera de héroe de manos del Casino abulense.
A lo largo de mi carrera profesional he atendido las consultas de muchos bibliotecarios que me preguntaban por este o aquel narrador. Aunque podamos verlos en YouTube, no hay nada mejor que una experiencia directa para saber si un cuentero puede encajar en una actividad o programa determinados en la biblioteca. Observar cómo se mueven, cómo respiran. Escucharlos. Leer sus gestos. Pues bien, bibliotecarios: Cuentacuarenta es una estupenda oportunidad para comprobar, de primera mano, el arte de estos narradores. Y lo que es mejor, ¡es narración oral para adultos! Los mayores, también necesitamos soñar, reír, jugar, cantar, llorar… mientras escuchamos cuentos. También o, quizás, más. Necesitamos que nos cuenten y contarnos. Y eso nos lo da la narración oral, que es una experiencia única, emotiva. Contar, escuchar, es algo que tenemos impreso en nuestra esencia, en nuestra humanidad. Siempre necesitaremos que nos cuenten cuentos; siempre necesitaremos contarnos el cuento de nuestras propias vidas. Citando las sinceras y sabias palabras de una alumna de ACOPEDIS de Peñaranda de Bracamonte que acababa de asistir a una sesión de cuentacuentos organizada en la Biblioteca: no hay nada mejor que una tarde de ilusión.