Suelo hojear el periódico todas las mañanas. Es como una especie de ritual diario que, digamos, me ayuda a intentar comprender mejor el mundo.
Sin embargo, el miércoles 19 de este mes, me encontré con algo que me sorprendió gratamente en un periódico de prestigio como es El País: una bibliotecaria publicaba un mensaje de apoyo a nuestra profesión en “Cartas al Director”.
Y digo mensaje de apoyo porque yo lo sentí así. En 18 líneas nos habla de nuestros roles como bibliotecarios, de cómo han cambiado y de que, a pesar de todo, seguimos ahí. Me llenó de optimismo pensar que tenemos mucha valía, sólo que a veces se nos olvida y no está de más recordárnoslo.
La profesión de bibliotecario, como bien dice la autora, no ha desaparecido si no que ha ido mutando, como también lo ha hecho la sociedad. Sin embargo, la labor de orientación en la búsqueda de información sigue vigente:
Los usuarios son cada vez más autónomos, nos necesitan menos y, por ello, se podría pensar que nuestro papel en la sociedad es menos importante. Yo no soy de esa opinión. Mi puesto de trabajo es de auxiliar y creo que precisamente mi labor es esa: “auxiliar” al usuario despistado o atascado en una búsqueda.
Aquí nos habla desde la perspectiva de una auxiliar de biblioteca, pero tan importante es el auxiliar como el propio bibliotecario. Y es que, a la hora de guiar al usuario, todos somos necesarios. Aunque, como bien dice la autora, los usuarios sean cada vez más autónomos.
En definitiva, y aunque yo no ejerza como tal actualmente, ser bibliotecario conlleva un grado de transformación continua muy alto. Y no por eso debemos menospreciar nuestra tarea, al contrario, debemos valorar nuestros servicios al usuario, debemos valorar más la labor bibliotecaria.
Dedicado a Mª José Viz Blanco.
Hola, Fuensanta: me siento muy halagada por lo que dices y me alegra que compartas conmigo las ideas que, con sencillez, he tratado de manifestar a través de esa Carta al Director, de El País. Estamos en unos tiempos difíciles para cualquier trabajador y, en lo que a las bibliotecas se refiere, es muy fácil caer en el desánimo cuando ves, en tu día a día, que faltan recursos humanos y económicos para poder desempeñar dignamente nuestro trabajo. En mi caso y en el de muchos bibliotecarios, por suerte, nos mueve el cariño hacia lo que hacemos y, eso, hace que todo sea más llevadero. Un saludo cariñoso y mucho ánimo en tu andadura profesional.
Gracias, Fuensanta, por haber comentado mi modesta Carta. Si te apetece, te invito a leer la versión íntegra que aparece en el número 42 de la revista Mi Biblioteca. ¡Que no decaiga el entusiasmo!
Gracias a ti Mª José por inspirarme para escribir este post, le echaré un vistazo al tuyo, claro que sí. Sigue siendo así de profesional,
Un saludo y gracias de corazón