Entrevista – BiblioPOP: el proyecto sobre cultura popular valenciana que ha ganado el VI Premio REBIUN

Han corrido ríos de tinta desde hace siglos intentando definir la «cultura popular». Algunos teóricos la han asimilado a la «baja cultura», es decir, lo contrario a la «alta cultura»: aquellas prácticas artísticas que, fruto del privilegio del género, la clase y la raza -en este aspecto los teóricos no suelen detenerse tanto- elevan el espíritu del ser humano que las produce y las disfruta. Para otros, el término popular tiene que ver directamente con el «pueblo»: lo creado de forma colectiva, lo que está apegado a la tierra, a la tradición local, a los vecinos, aquellos saberes y prácticas singulares que se transmiten de generación en generación, que se perpetúan por el empeño de quienes las practican.

En esta línea, se creó en 1982 L’ETNO, el Museu Valencia d’Etnología, para recoger, estudiar y difundir todo aquello relacionado con la cultura popular y tradicional valenciana. Sus objetivos son: hacer memoria, promover la reflexión y el conocimiento sobre las prácticas de la sociedad tradicional útiles para nuestra contemporaneidad y convertirse en un espacio de encuentro, diálogo, saber y también entretenimiento.

Objetivos que comparte la biblioteca especializada del museo. La Biblioteca-Centro de Documentación de L’ETNO es un centro de recursos de información abierto a toda la ciudadanía para apoyar en el aprendizaje, la docencia y la investigación dentro del ámbito de la antropología. El pasado mes de abril se alzaron con el VI Premio REBIUN de buenas prácticas en bibliotecas gracias a su proyecto «BiblioPOP:  bibliotecas comprometidas con la cultura popular», un paraguas bajo el cual unir a las bibliotecas que quisieran ayudar a reivindicar la identidad valenciana y a difundir la cultura popular, cuyo origen se remonta al año 2017, a una iniciativa sobre leyendas populares.

Aún afectados por el impacto de la dana, que ha dejado decenas de bibliotecas valencianas destrozadas e incontables muestras de cultura popular y patrimonio perdidas, en BiblogTecarios hablamos con Amparo Pons Cortell, responsable de la Biblioteca de L’ETNO, para que nos explique un proyecto tan singular.

¿Podéis contarnos cuál fue el origen del proyecto BiblioPOP?

BiblioPOP es el resultado de años de trabajo colaborativo entre la Biblioteca de L’ETNO y las bibliotecas públicas valencianas. En 2017, desde la Biblioteca de L’ETNO ofrecimos a las bibliotecas valencianas participar en un pequeño proyecto que habíamos creado un año antes: Espanta la por, per Tots Sants monstres valencians. Un lema que no necesita traducción y que pretendía aglutinar un movimiento social para reivindicar el imaginario del miedo valenciano frente a la celebración globalizadora del Halloween. La participación y el compromiso de las profesionales de las bibliotecas ha sido tal a lo largo de los años que juntas hemos ayudado a que la sociedad valenciana recupere un patrimonio inmaterial que vivía en el olvido. Las bibliotecas públicas nos dieron la oportunidad de expandir una propuesta de L’ETNO a todo el territorio valenciano y nos convencieron de que eran las aliadas perfectas para nuestra biblioteca especializada.

Esta relación merecía llegar más lejos, quisimos ser más ambiciosas porque el interés por la cultura popular nos unía. La cultura popular valenciana ya era un elemento importante en las bibliotecas públicas y, quizás, no eran del todo conscientes. Necesitábamos visibilizar este compromiso y crear una marca para canalizar futuras propuestas de L’ETNO y así nació en 2022: «BiblioPOP: bibliotecas comprometidas con la cultura popular valenciana».

¿Qué entendemos, hoy en día, por “cultura popular”? ¿Hace falta diferenciarla de otro tipo de manifestaciones culturales?

La cultura popular está más viva que nunca, no es un concepto fijado y anclado en el pasado, quizás muchas personas tienen esa idea porque la confunden con el concepto de cultura tradicional. La cultura popular son todas las manifestaciones y expresiones de la sociedad, en nuestro caso, la valenciana, las cuales nos identifican y singularizan y nos permiten ir construyendo nuestra identidad. Cultura popular es tanto un cuento tradicional como un meme, tanto una canción de “batuda” como un rap… La cultura popular encuentra nuevas formas de comunicación y transmisión que debemos aprovechar para difundirla, ya sea a través de juegos de mesa de gran éxito como la Fallera Calavera o con campañas como Espanta la por que hacen atractivos a los ojos de la sociedad del siglo XXI los monstruos que nuestras abuelas usaban para que nos fuéramos a dormir. Reinterpretar y reinventar la tradición es nuestra obligación para poder difundir y seguir generando una cultura popular que nos define e identifica como sociedad.

¿Cuál consideráis que debería ser el cometido de las bibliotecas en lo relativo a esta cultura popular, la oralidad, la transmisión de la memoria…?

Las bibliotecas no se preocupan por la cultura popular desde que participan en BiblioPOP, las bibliotecas públicas ya cuidaban, documentaban, reivindicaban y mantenían vivan las expresiones de la cultura popular valenciana de manera natural, quizás no eran conscientes que lo hacían tan bien.

Si algo hace única y diferente a una biblioteca pública es su fondo local, el cual está repleto de cultura popular en forma de publicaciones que documentan la forma de vida local: libros de fiestas, cancioneros, gastronomía, arquitectura tradicional, memorias colectivas, etc. Por tanto, su primer cometido es documentar y facilitar las consultas sobre todas las expresiones locales y comarcales y contar para ello con los centros de estudios de su ámbito territorial. En segundo lugar, reivindicar la cultura popular ayuda a crear comunidad con las asociaciones festivas, por poner un ejemplo, entidades con arraigo local que mueven un implicado y dinámico grupo social. En tercer lugar, muchos de los proyectos que desarrollan consciente e inconscientemente tienen la cultura popular como herramienta y un gran ejemplo son los talleres de memoria con personas mayores en los que las formas de vida tradicionales son un excelente vínculo para la reminiscencia, sin olvidar la narración oral, la recuperación de recetas o las sesiones intergeneracionales que implican la memoria de los mayores y el descubrimiento de los jóvenes.

Desde la Biblioteca de L’ETNO nos fijamos en ese potencial y sabíamos que visibilizar y dar forma a ese compromiso las ayudaría a posicionarse con una nueva mirada. Por nuestro lado, el museo, no solo la biblioteca del museo, ha ganado unas aliadas estratégicas que le permiten vertebrar el territorio y tener unas fuentes de información directa sobre la investigación local.

¿Cómo fue recibida por parte de las bibliotecas públicas la propuesta de colaboración de una biblioteca especializada como es la vuestra?

BiblioPOP y todos los proyectos vinculados: Espanta la por, el Club de Lectura Fadrines, los intercambios bibliográficos, etc ha sido un revulsivo para las bibliotecas públicas valencianas. El sistema bibliotecario valenciano está necesitado de proyectos colectivos, desde hace ya demasiado tiempo adolece de una coordinación eficiente y efectiva que vaya más allá de la gestión de subvenciones y ayudas y que motive nuevas dinámicas. En todo caso, este proceso no ha sido fácil porque en 2017 partían del desconocimiento, de no saber qué era la Biblioteca de L’ETNO y quiénes éramos los profesionales que estábamos detrás. Esta iniciativa desde una biblioteca especializada no es habitual y más cuando no se reduce a su ámbito competencial, quizás deberíamos recordar que L’ETNO es un museo de la Diputación de Valencia y que este proyecto no conoce de fronteras administrativas provinciales y está dirigido a todo el País Valenciano. La Biblioteca de L’ETNO fue atrevida y las profesionales de las bibliotecas públicas lo fueron más si cabe. Con los años las propuestas que les llegaban de L’ETNO han sido la oportunidad de cohesionar la profesión, de reunir a las bibliotecarias, de compartir experiencias y disfrutar de los buenos resultados. Ahora somos más conscientes que juntas podemos hacer un gran trabajo.

¿Qué pensáis ha aportado esta colaboración tanto a vuestra biblioteca como a L’ETNO?

En primer lugar, nos permite acceder a la información local, esencial para la investigación de la cultura popular. La Biblioteca de L’ETNO está en la ciudad de Valencia y llegar a conocer todo aquello que se publica a nivel local es imposible sin contar con el tejido de BiblioPOP. Ellas son nuestros ojos y nuestros oidos en el territorio, nos hacen llegar las publicaciones locales o nos informan sobre investigaciones abiertas o, lo más importante, nos presentan y conectan con el tejido investigador local. Las BiblioPOP nos ayudan a lograr nuestra meta: ser el referente informativo de la cultura popular valenciana, porque somos conscientes que en soledad no lo podemos lograr. En segundo lugar, son nuestro altavoz para llegar a todo el territorio valenciano, nos ayudan a que la ciudadanía valenciana nos conozca y sepan qué les podemos ofrecer por muy lejos que estemos. Nos han facilitado una red de conexiones fiel y estable y han permitido que la Biblioteca de L’ETNO sea una aliada de confianza para una gran variedad de bibliotecas valencianas.

Tras todos estos años, no solo la biblioteca es un referente para ellas, sino L’ETNO. Un museo que en inicio veía esta extraña relación como algo diferente que hacía la biblioteca. Siempre digo que al principio me hablaban de “tus amigas bibliotecarias”, cuando personalmente no conocía a la mayoría de ellas y con el paso del tiempo el museo ha pasado a considerarlas unas aliadas imprescindibles en cada proyecto que pretenda llegar más allá de nuestras paredes, cuando realmente se necesita crear comunidad con proyectos estratégicos.

¿Qué papel ha jugado la ciudadanía, los vecinos y vecinas, en un proyecto como BiblioPOP?

La ciudadanía es el objetivo, son ellas y ellos en los que se piensa con cada proyecto que se incluye en BiblioPOP. Podemos hablar de la ciudadanía valenciana, no de un grupo de usuarios o de un proyecto de barrio, con este modelo de trabajo podemos ser ambiciosas y pensar que actuamos y beneficiamos a una gran parte de la ciudadanía valenciana, a la que nunca habríamos podido llegar desde la sede de L’ETNO. Una ciudadanía que se ve interpelada e implicada porque las propuestas le llegan desde sus propios municipios, personalizadas a su realidad local por las profesionales de las bibliotecas. La implicación es real al poder tratar temas generales de manera particular, todo lo que aportan es valorado a través de las evaluaciones y las memorias colectivas por lo que se difunde cada acción e iniciativa local.

Hablando del club de lectura Fadrines, ¿qué tal acogida ha tenido entre las bibliotecas y sus usuarias?

El Club de Lectura Fadrines comenzó con BiblioPOP en mayo de 2022 y hasta la actualidad lo han solicitado 35 bibliotecas. Fadrines es una publicación de L’ETNO que recoge la investigación sobre la soltería femenina en las comarcas del interior de Castellón tras realizar entrevistas a mujeres que rompieron la norma de casarse a mediados del siglo XX. Un tema muy silenciado y perfecto para los clubes de lectura preferentemente femeninos. En todo caso, suponía todo un reto al no tratarse de una novela, sino de un ensayo de investigación. El tema apasionó a las bibliotecarias y venía acompañado de todo lo necesario: una guía de lectura, los lotes de libros y la participación de las investigadoras, sobre todo de Raquel Ferrero, conservadora de L’ETNO. Hemos evaluado a través de las bibliotecarias las diferentes sesiones y la satisfacción es muy alta tanto en la gestión del club, como por la participación activa de las lectoras que identificaban en mujeres solteras conocidas los diferentes modelos planteados en la investigación. Desde la Biblioteca de L’ETNO, no solo ha tenido importancia la satisfacción de las bibliotecas y usuarias, sino también la implicación de una conservadora de L’ETNO, Raquel Ferrero, en un proyecto BiblioPOP. Una profesional de L’ETNO, que no es de nuestro sector, que tras cada sesión vuelve más y más convencida del poder transformador de las bibliotecas locales y de la fuerza e importancia de la comunidad BiblioPOP. En 2024 se ha inaugurado la exposición sobre Fadrines en L’ETNO, en 2025 tenemos previsto realizar un encuentro de clubes para visitar la exposición y pasar una intensa jornada reivindicando la soltería femenina.

Con este proyecto habéis ganado el VI Premio REBIUN y en 2023 quedasteis finalistas del Sello CCB. ¿Qué os suponen estos reconocimientos?

Y en 2019 también fuimos finalistas del Sello CCB con la campaña Espanta la por, no lo quiero olvidar. Para nosotros es una alegría enorme que nuestro trabajo se vea reconocido y es la mejor manera de llegar más allá del territorio valenciano, pero, sobre todo, la satisfacción se multiplica porque no es un premio solo para la Biblioteca de L’ETNO, sino que está repartido entre todas las bibliotecas que participan cada año con nosotros. Estos reconocimientos hablan de cómo trabajamos, de la manera peculiar que tenemos de gestionar los proyectos en coherencia absoluta con nuestra estrategia, de cómo abrimos una biblioteca especializada a la ciudadanía gracias a la cooperación con otras bibliotecas. Estamos convencidos que las buenas prácticas deben servir como referente a otros servicios y a nosotros nos gusta pensar que, en primer lugar, somos un ejemplo para que otras bibliotecas especializadas vean en la cooperación con otros servicios de información una oportunidad y, en segundo lugar, para romper los estereotipos que todavía, a día de hoy, existen sobre nuestra tipología bibliotecaria

No hay que tener miedo a presentarse a los premios, la Biblioteca de L’ETNO lo seguirá haciendo mientras tenga oportunidad de hacerlo, es importante contar lo que hacemos y seguir motivado en el trabajo. Si no nos lo pasamos bien y no nos ponemos retos, qué sentido tiene ser bibliotecaria.

En el caso particular del premio REBIUN, contamos con la dotación económica de la empresa Baratz, y gracias a ella estamos haciendo un análisis sobre la comunidad BiblioPOP a través de las técnicas etnográficas y del dibujo. Por ahora, no os puedo contar más, sólo que en 2025 veremos los resultados.

Cambiando de tema a lo más urgente en estos días. ¿Cómo se encuentran las bibliotecas valencianas afectadas por la dana? ¿Pueden hacer algo el resto de bibliotecas para ayudarlas?

Como os podréis imaginar, todas aquellas bibliotecas que se encontraban en la zona 0 en planta baja están fatal. Fatal porque un mar de lodo entró como una gran ola en sus salas y lo invadió todo. Algunas de ellas tenían en el mostrador de la entrada el expositor con las recomendaciones lectoras de la campaña Espanta la por que, por supuesto, no sirvió para espantar el agua. Algemesí, Aldaia, Albal, l’Alcúdia, Picanya, Paiporta o la Torre (València), las más afectadas, han perdido mobiliario, colección, equipos informáticos y todo lo que os podáis imaginar. ¿Qué necesitan? Ahora mismo, que respetemos sus tiempos, actualmente son espacios completamente húmedos y que además se deberán repensar. Si queréis saber qué hacer, estad atentos al COBDCV. Nuestro Colegio Profesional está informando desde el inicio de lo que necesitan cada una de las bibliotecas, así como también está intentando controlar las donaciones masivas sin control que lejos de ayudar pueden provocar problemas de recepción y de gestión.

Debemos pensar acciones concretas teniendo siempre en cuenta a las profesionales de las bibliotecas afectadas, si alguien tiene un gran ímpetu en hacer algo ya, que respire primero, y que, en segundo lugar, pregunte directamente a las afectadas a través del COBDCV. Os lo agradecerán.

Raquel Moraleja

Colaboradora de BiblogTecarios. Ayudante de Bibliotecas en la Administración General del Estado. Actualmente desempeña labores de comunicación, difusión y redes sociales, así como gestión económica, en la Subdirección de Coordinación Bibliotecaria. Graduada en Periodismo y Máster en Estudios Literarios por la Universidad Complutense de Madrid. Autora de 'La habitación de las niñas' (InLimbo, 2023). Ratón de biblioteca desde que tiene memoria.

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