En este periodo estival donde la luz del día le roba horas a la noche, nuestra actividad crece y todo invita a largos paseos por la playa o por el campo, a reuniones fresquitas en alguna terraza y evidentemente,al sosegado encuentro con un libro.Por ello quizá este sea el momento idóneo para recordar algunas de las anécdotas de la historia que, posiblemente, nos hagan esbozar una sonrisa.
No mezclar libros escritos por hombres y mujeres Nuestra primera historia se remonta a los años 1837-1901 donde la Revolución Industrial produce un cambio social, económico y tecnológico poniendo al Reino Unido como la primera potencia de su época. Pero estos cambios no influyeron para nada en los principios puritanos de la sociedad; una vida discreta y ordenada, austeridad económica, metodismo religioso y conservadurismo político.
El libro de cabecera era el Libro de etiqueta de lady Gough (una especie de manual perfecto puritano). Entre otras muchas lidezas se aconsejaba, en aras del decoro, no mezclar en una misma estantería los libros escritos por hombres y mujeres, debían colocarse en bibliotecas separadas. Solamente podían estar juntos si los autores estaban casados
Nuesra segunda anécdota trata sobre la justificación de quemar libros Tras la muerte de Mahoma, se inicia el periodo de los Califas Perfectos (se llamaron así por ser familiares o amigos íntimos del profeta).Estos primeros califas fueron cuatro (Abu-Bakr, Omar, Otmán y Alí ). El segundo de ellos, Omar, conquista e islamiza Siria, Persia, Palestina, Egipto… En el año 644 se toma Alejandría en la que se encuentra la gran Biblioteca de los Ptolomeos compuesta por miles de legendarios papiros. Ante aquel tesoro y sobre qué hacer, Omar dijo:
No hay más que un libro verdadero: el Corán. Si los libros de esa biblioteca contienen cosas opuestas al Corán, son impíos y hay que quemarlos; y si dicen lo mismo que el Corán, son superfluos y hay que quemarlos también.
Cualquier excusa era válida para quemar los libros, visto lo visto ya tenía decidido qué hacer con ellos. Se dice que sirvieron para mantener, durante un tiempo, encendidas las calderas de los baños públicos.
221 años para devolver un libro a la biblioteca
En mayor o menor medida a la mayoría de nosotros nos han puesto alguna sanción por no devolver un libro a tiempo, pero no tanto como el caso del protagonista de nuestra próxima historia.
George Washington fue el primer Presiedente de los Estados Unidos (1789-1797) y Comandante en jefe del Ejército Continental de las fuerzas revolucinarias en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos (1775-1783). Era un hombre con una buena situación económica, rechazó la asignación de 25.000 dólares al año que le asignó el Congreso, y quería ser un gobernante justo. Así que, el 5 de octubre de 1789 ‘tomó prestados’ de la New York Society Library el libro ‘Law of Nations’ ( un ensayo sobre los asuntos internacionales) y el duodécimo volumen de una colección de 14 volúmenes de los debates de la Cámara de los Comunes Inglés para empaparse de leyes. El problema es que se le olvidó devolverlos. Según las normas de la New York Society Library los libros se tenían que haber devuelto el 2 de noviembre de ese mismo año, pero en el lbiro de control de los préstamos no se hizo costar tal fecha, sólo en el apartado de prestatatario figuraba: ‘ el Presidente’
Hace 27 siglos; aviso por posible hurto
En el reinado de Asurbanipal, el esplendor asirio era evidente no sólo en su poderío militar sino también en su cultura y artes. Este rey creo la Biblioteca de Ninive, fue la primera biblioteca que recogío y organizó el material de forma sistemática.Se cree que pudo reunir más de 30.000 volúmenes en forma de tablillas de arcilla.[…] En el año 1872 los arqueólogos George Smith y Hormuzd Rassam trabajaban en las ruinas de la biblioteca de Ninive y descubrieron en los bordes de las tablillas de arcilla unas anotaciones relativas a la materia que trataban y un aviso:
Al que se llevare esta tabla, abrúmenle Asur y Belit con su ira y borren su nombre y posteridad de la faz de la tierra.
221 años para devolver un libro a la biblioteca
En mayor o menor medida a la mayoría de nosotros nos han puesto alguna sanción por no devolver un libro a tiempo, pero no tanto como el caso del protagonista de nuestra próxima historia.
George Washington fue el primer Presiedente de los Estados Unidos (1789-1797) y Comandante en jefe del Ejército Continental de las fuerzas revolucinarias en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos (1775-1783). Era un hombre con una buena situación económica, rechazó la asignación de 25.000 dólares al año que le asignó el Congreso, y quería ser un gobernante justo. Así que, el 5 de octubre de 1789 ‘tomó prestados’ de la New York Society Library el libro ‘Law of Nations’ ( un ensayo sobre los asuntos internacionales) y el duodécimo volumen de una colección de 14 volúmenes de los debates de la Cámara de los Comunes Inglés para empaparse de leyes. El problema es que se le olvidó devolverlos. Según las normas de la New York Society Library los libros se tenían que haber devuelto el 2 de noviembre de ese mismo año, pero en el lbiro de control de los préstamos no se hizo costar tal fecha, sólo en el apartado de prestatatario figuraba: ‘ el Presidente’
Hace 27 siglos; aviso por posible hurto
En el reinado de Asurbanipal, el esplendor asirio era evidente no sólo en su poderío militar sino también en su cultura y artes. Este rey creo la Biblioteca de Ninive, fue la primera biblioteca que recogío y organizó el material de forma sistemática.Se cree que pudo reunir más de 30.000 volúmenes en forma de tablillas de arcilla.[…] En el año 1872 los arqueólogos George Smith y Hormuzd Rassam trabajaban en las ruinas de la biblioteca de Ninive y descubrieron en los bordes de las tablillas de arcilla unas anotaciones relativas a la materia que trataban y un aviso:
Al que se llevare esta tabla, abrúmenle Asur y Belit con su ira y borren su nombre y posteridad de la faz de la tierra.
Los fondos de la Biblioteca de Alejandría El objetivo para Demetrio de Falero, primer responsable de la biblioteca de Alejandría, era hacer de la biblioteca un centro de conocimiento y saber. Además de las solicitudes a Atenas de los textos de los grandes pensadores para poder copiarlos se unieron los embargos que ejerció Alejandría sobre los libros que se encontraban en los barcos que estaban en el puerto, botines de guerra… Los libros que eran requisados eran copiados y dichas copias devueltas al barco.
Para finalizar hacer una recomendación: siempre hay tiempo para leer
Theodore Roosevelt, presiedente de los EEUU, pasaba un invierno en Dakota cuando un par de ladrones robaron su bote al que tenía mucho aprecio. Tomó otro bote y salió tras ellos por el río Little Missouri. Pasaron varios días antes de que les diera caza y cuando los encontró y los ladrones se rindieron, Roosevelt los llevó hasta entregarlos a la justicia. Un trayecto de 65 klm que hizo a pie. Se dice que durante aquella aventura persiguiendo a ladrones por la nieve se leyó a ‘ Ana Karenina’
¡¡ No hay excusa para no leer !!
Fuente:
- Historia de la Historia [En línea].[Fecha de consulta : 3/09/2012].Disponible en <http://historiasdelahistoria.com/2010/08/15/en-aras-del-decoro-no-mezclar-libros-escritos-por-hombres-y-por-mujeres/>
- CURISTORIA: curiosidades y anécdotas de la historia[ En línea].[Fecha de consulta: 06/08/2012].Disponible en < http://curistoria.blogspot.com.es/>