Entrevista a Fr. Néstor Valerón, bibliotecario benedictino

Las bibliotecas monásticas encierran auténticos tesoros de nuestro patrimonio. Hemos querido acercaros la realidad diaria de una de ellas, concretamente la del Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad, en el municipio de Santa Brígida (Gran Canaria). Su responsable es Fr. Néstor Valerón (Maspalomas, 1988) que ocupa este cargo desde 2009. Anteriormente había ejercido ya labores de auxiliar y ha aceptado hablar para Biblogtecarios sobre su trabajo en la comunidad.

Fray Nestor ValerónNos gustaría agradecer a Fr. Néstor su amabilidad al aceptar esta entrevista. Las bibliotecas monásticas se asocian a tesoros bibliográficos, quietud y estudio. Usted es la persona encargada de la biblioteca. Cuéntenos, ¿cómo es el día a día de la biblioteca del monasterio?

La vida en el monasterio comienza a partir de las 05:30 de la mañana con los oficios de Maitines y a las 07:30 el rezo de Laudes. Pero el trabajo cotidiano se inicia a las nueve de la mañana. Finalizado el desayuno, voy a la biblioteca, coloco los libros que han devuelto los hermanos o personas externas que han solicitado algún ejemplar. Llevo el control de la conservación del fondo antiguo, con lo que reviso diariamente la humedad ambiental y la higiene del mismo. La catalogación va lenta: no puedo dedicarme a catalogar diariamente, porque ayudo en otros trabajos de la comunidad. Se cierra la biblioteca a la 13:00 y se vuelve abrir a las 16:30 hasta las 18:30. Atiendo a las personas que buscan libros concretos para algún estudio, tesis doctoral etc.

¿Qué tipo de fondos alberga la biblioteca? ¿Destacaría algún libro o material de especial relevancia? Háblenos de él.

Para los monjes los libros son importantes, y sus fondos van desde lo sagrado a lo profano, de lo clásico a lo innovador y ensayos de frontera. Nuestra biblioteca es pequeña y alberga un fondo de 17.000 libros sin contar con el fondo antiguo que lo tenemos separado; principalmente Filosofía y Teología forman el grueso de la biblioteca, pues estamos orientados hacia los estudios eclesiásticos, pero no rechazamos ningún tema, ya que entre los miembros de la comunidad hay quien le interesa leer política, física, química, astronomía…y así tener una formación constante y muy amplia. La biblioteca posee un fondo que parte del año 1530 hasta nuestros días

[pullquote]Los monjes somos celosos en la custodia de nuestros fondos, pero también adaptamos las formas de conservarlos y difundirlos al s. XXI.[/pullquote]

En los últimos tiempos, la biblioteca ha informatizado sus fondos mediante el uso de KOHA. ¿Podría contarnos cómo se ha vivido este proceso?

Es un programa complejo, muy técnico, exclusivamente para bibliotecarios. La única ventaja es la migración de datos de la BNE. El resto es complejo y poco práctico. Anteriormente usábamos el ABIES, teniendo en cuenta las limitaciones de dicho programa y el estado de desfase que tenía, pero era sencillo; al pasarnos al KOHA, fue un mundo por descubrir por su complejidad, pero es el sistema que rinde hoy el Ministerio de Cultura.

¿Qué tipo de actividades se realizan para difundir el patrimonio bibliográfico de su comunidad?

Entendemos que la biblioteca es un ente vivo y por ello el monasterio intenta hacer una exposición anual, bien sea de manuscritos, libros, algún tema, algún autor en concreto con motivo de algún centenario o aniversario. El objetivo es acercar a las personas, especialmente a los jóvenes, a la cultura y hacerles valorar el patrimonio bibliográfico.

[pullquote]Entendemos que la biblioteca es un ente vivo y por ello el monasterio intenta hacer una exposición anual, sobre temas y autores diversos. El objetivo es acercar a las personas, especialmente a los jóvenes, a la cultura y hacerles valorar el patrimonio bibliográfico.[/pullquote]
Por otro lado, estamos sacando una revista anual: Biblioteca Monástica. A través de ella damos a conocer nuestras actividades, necesidades, avances etc. y también hay unos artículos amenos que ayudan a los lectores conocer otras realidades, que una biblioteca, no son solamente cuatro paredes y libros, sino que detrás de cada biblioteca hay una historia y un objetivos. Es el segundo número de la revista que hemos editado y está teniendo una aceptación, sobre todo desde que complementamos la revista con algún facsímil de un documento referente a la historia de Canarias.

En general, ¿cree que el patrimonio bibliográfico monacal está suficientemente bien atendido? ¿Qué sugerencias haría para conservar y acercar a la ciudadanía esta riqueza cultural?

Parecería arrogancia, pero la cultura en España salió de los monasterio, desde sus scriptorium y del estilete de algún amanuense; y doy fe que el patrimonio bibliográfico de los monasterio está suficientemente bien atendido. Los monjes somos celosos de nuestros libros, pero también estamos en el siglo XXI y hay muchas formas de conservar y difundir esos fondos; prueba de ello lo tenemos en San Millán de la Cogolla, Santo Domingo de Silos… en los cuales tienen sus fondos milenarios digitalizados y accesibles en la web para consulta de todo el público.

Los lectores interesados pueden obtener más información sobre el Monasterio, su comunidad y su hospedería en su página web.

Laura Novelle

Documentalista, consultora, formadora e investigadora. Licenciada en Historia y Especialista en Gestión documental. He ejercido como docente en universidad pública y como documentalista (tanto en centros públicos como privados). Nací con discapacidad, por eso en este blog encontraréis aspectos relacionados con la accesibilidad, pero también sobre el libro y las bibliotecas, el proceso de edición, las fuentes de información y en general, sobre todas las implicaciones sociales de esta maravillosa profesión.

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