El post de este mes bien podría empezar con la letra de la canción de Albert Hammond “Sabes mejor que nadie que me fallaste, que lo que prometiste se te olvido” y continuar como lo hacía la canción “… Échame a mi la culpa de lo que pase, cúbrete la espalda con mi dolor”… o no, porque justamente se trata de todo lo contrario. Se trata de justificar, sin excusas, sino con realidades, algo de lo que está pasando en las bibliotecas de casi todo el mundo. Es una adaptación a nuestro entorno bibliotecario del artículo “El bibliotecario culpable: lidiando con la culpa relacionada con el trabajo” de Chelsea Price, directora de la Biblioteca Pública de Meservey (Iowa) publicado en el Blog “Programming Librarian” el pasado mes de diciembre 2020.
Normalmente suelo ser bastante autocrítica con nuestro trabajo con la simple intención de hacerlo cada vez mejor y demostrar que las bibliotecas son servicios esenciales para la comunidad. Este año ha sido constante el debate interno sobre lo que debíamos hacer, lo que podíamos hacer y lo que realmente estábamos y estamos haciendo y en medio de ese debate, como dice Chelsea, con frecuencia siento esta abrumadora sensación de culpa, y creo que no estoy sola, por todo lo que no estamos haciendo o que probablemente podríamos estar haciendo de otra manera.
El año 2020 nos ha hecho poner muchas cosas en perspectiva, nos ha llevado a todos al límite, haciéndonos pensar en cuán esenciales son las bibliotecas para sus comunidades y si se deben poner en riesgo vidas o no para servir mejor a nuestros usuarios (respuesta: no. No, no deberían).
Las cosas que siento que deberíamos estar haciendo superan con creces las cosas que realmente estamos haciendo, y a veces, en los momentos más bajos, quizá nos preguntemos si estamos haciendo algo bien o qué más podríamos estar haciendo desde casa para continuar sirviendo a la comunidad.
Es evidente que año ha tenido un gran impacto en la salud mental de todos y la idea de un futuro desconocido puede ser aterradora. Tenemos una profesión que requiere intentar dar un buen servicio a nuestros usuarios, por lo que como comento, el sentimiento de culpa y del «debería» puede resultar bastante agotador.
Pero no tiene por qué ser así. Estas son algunos pensamientos más positivos que quizá nos vengan bien a todos para recuperar energía y poder seguir adelante, en otro año, el 2021, en que de nuevo la vulnerabilidad y la incertidumbre parecen seguir siendo las protagonistas…
Estás haciendo suficiente
Incluso antes de este año, seguro que en otras ocasiones hemos sufrido más un caso crónico de «debería»: «Debería estar preparando paquetes de bienvenida para nuevos clientes, pero simplemente no he tenido tiempo» y «Sé que debería hacer más asociaciones con mi comunidad, pero es difícil encontrar el momento y la energía”…
2020 ha agregado algunos nuevos «deberes» y nuevos “debería” a los anteriores: «Debería haber usado el tiempo de la cuarentena para expurgar o reorganizar», o «Tal vez debería volver a abrir mi biblioteca, ya que muchas otras en mi área están abiertas», o quizá en este preciso momento, debería cerrarla, para evitar más contagios… Siempre hay mucho trabajo y puede haber mucha presión para hacer más, más y más para servir a nuestra comunidad.
La verdad es que debemos ser benévolos con nosotros mismos. Eso es lo único que debería preocuparnos ahora. Todas esas cosas seguirán ahí cuando el mundo no sea un desastre. No os preocupéis por la perfección o la productividad constante. Todos estamos en modo de supervivencia perpetua estos días, y todos estamos haciendo un esfuerzo y de la mejor manera que sabemos. Vamos a intentar mantenernos a salvo, sanos y mentalmente bien, eso es suficiente por ahora.
La comparación que otras veces nos hace crecer, en este momento no sirve para nada
Hay bibliotecas que parecen estar haciendo todas las cosas y todo bien en este momento… Hace mucho que superaron la hora de los cuentos virtuales; ahora imparten talleres de manualidades semanales para cada grupo de edad, visitas de autores a través de Zoom, clases de cocina en línea, concursos de arte de Instagram, lo que sea, lo están haciendo. Puede hacerte sentir muy culpable por no hacer todas estas cosas cuando siempre hay alguien haciendo más.
Algunas bibliotecas solo pueden seguir ofreciendo el servicio con cita previa mientras muchas otras están completamente abiertas sin restricciones. Otras aún permanecen cerradas o han tenido que volver a cerrar puntualmente por el aumento descontrolado de contagios en su comunidad. Muchos usuarios tienen miedo de acudir a la biblioteca, otros muchos se estén impacientando y están hartos de nuestra cautela.
La realidad no es única ni igual para todos; el hecho de que una biblioteca esté haciendo algo no significa que funcione ni tan siquiera sea posible en otra. Es por tanto muy necesario conocer que es lo mejor para nuestra biblioteca y para nuestra comunidad. A pesar de las sugerencias y protocolos de seguridad para todos, no hay un libro de reglas, y sí, puede ser que la regla sea propia de cada biblioteca, con el miedo que eso conlleva y el riesgo que en cada caso estemos dispuestos a asumir.
Redefinamos la palabra «productivo»
La idea de ser constantemente productivo no es algo que haya surgido durante la pandemia. Los influencers de las redes sociales nos lo llevaban metiendo en la cabeza durante años. A muchos «estafadores» y «jefes» les encanta hablar sobre lo poco que durmieron la noche anterior debido a su trabajo, cómo viven en la oficina y que si no estás en un estado de agotamiento perpetuo, no lo estás haciendo bien. Esta no es una forma de vida sana ni sostenible. No es necesario vivir permanentemente activos y agobiados y es necesario separar la vida laboral de la vida personal, algo que el teletrabajo ha venido a mezclar aún más, ya que antes al menos el cambio de localización física separaba el espacio laboral del personal; hoy esos espacios se han convertido en uno solo, por lo que es más necesario que nunca delimitar un aspecto del otro.
No siempre necesitas estar haciendo algo. Este es un territorio inexplorado en el que nos encontramos; no ser siempre productivo no debe ser algo que nos haga sentir culpables. La idea de productividad debe redefinirse cuando nuestros cuerpos y mentes atraviesan un trauma. Hoy me duché y me vestí, limpié mi escritorio (¡mira qué productivo!)… ¿Cómo se mide la productividad? ¿Qué habéis hecho últimamente que se ajusta a esta nueva definición de productividad? ¿Pasaste el día sin llorar? ¿Leíste algo intrascendente? ¿Viste telebasura? ¿Fuiste a caminar?… ¡Buen trabajo, un aplauso!
Estoy orgullosa de ti, de ti y de ti…de vosotros, de nosotros…
Nadie sabe realmente lo que se está haciendo y lo que está pasando en cada biblioteca (no digamos en cada vida). Seguro que todos estamos haciendo lo mejor que podemos y debemos sentirnos muy orgullosos de nosotros mismos por solo estar aquí. A pesar de lo que mucha gente, equivocadamente, piensa, este no es un trabajo fácil, especialmente ahora, y vuestra comunidad tiene la suerte de contar con vosotros, con todos nosotros. Una vez que esto termine, (y me gustaría pensar que a veces se ven pequeños rayos de esperanza en el horizonte), nuestros usuarios volverán de nuevo a nuestras bibliotecas, que son las suyas (con la distancia requerida y la mascarilla obligatoria y el resto de medidas de seguridad, por supuesto), y nosotros los vamos a esperar con las mismas ganas que siempre (o más).
Como siempre terminaré con algunas preguntas para la reflexión: ¿Estamos decepcionando a los usuarios, incluso perdiéndolos? y por otra parte, ¿sirve de algo preocuparse por algo que nos es ajeno y que no podemos cambiar o esta es una pregunta demasiado autocomplaciente para dejar nuestra conciencia tranquila? Si también os hacéis estas y otras muchas preguntas, si también en algún momento os sentís o habéis sentido culpables y queréis compartir vuestros pensamientos, lo podéis hacer por aquí, comentando este post y así poder seguir creciendo todos, aunque no tengamos soluciones y mucho menos inmediatas. También podéis comunicaros con Chelsea Price en chelseaprice@meservey.lib.ia.us que es realmente la primera que compartió con nosotros sus reflexiones e intentó con ellas sacudirse esa culpa, que estoy segura que como ella, todas hemos sentido en algún momento durante todo este tiempo, que parece se sigue alargando.