Homenajes, inspiraciones y otras variantes de benchmarking

Al comentar sus composiciones de página para una revista de vanguardia, el ponente estrella del congreso de diseño gráfico argumentaba: “Aquí hice un homenaje a David Carson”. Yo pensaba para mis adentros: “¿Pero será sinvergüenza? ¡Si es una copia descarada!”

Benchmarking bibliotecarioPara entender qué es el benchmarking bibliotecario puedes leer extensos panfletos sobre estrategias de gestión que emplean el desarrollo de procesos de mejora continua basados en la comparación y el aprendizaje.

O también puedes quedarte con la idea básica de que se trata de copiar lo que sabemos que funciona muy bien en otras bibliotecas. También se dice “inspirarse” en el trabajo de otros.

Los obligados matices son los siguientes:

  • Adaptar, mejor que copiar. Las características del centro estudiado (entorno, usuarios, recursos…) no suelen ser idénticas a las nuestras.
  • Fijarse en lo que está demostrado que funciona bien. No sólo aquello que nos parece ocurrente o novedoso, sino lo que ha dejado constancia de que cumple con los objetivos y soluciona el problema.
  • Por supuesto, como siempre, revisar los resultados que obtengamos. Así sabremos si el cambio ha servido para lo que pretendíamos y si ha merecido el esfuerzo.

Para no complicar demasiado las cosas (que ya sabemos que en las bibliotecas andamos siempre cortos de recursos) podemos quedarnos con una de las técnicas más sencillas de benchmarking que se llama “Pregúntale al bibliotecario del pueblo de al lado” y cuya primera fase podría condensarse en las siguientes preguntas:

  • ¿Oye, y vosotros cómo hacéis esto?
  • ¿Y estáis contentos con ese sistema?
  • ¿Y qué problemas tiene?
  • ¿Y cuánto os cuesta mantenerlo?
  • ¿Crees que funcionaría en la biblioteca donde yo trabajo?

Es una técnica muy empleada en congresos y encuentros (ahora que tenemos el FESABID encima) entre compañeros de asiento.

Claro, luego habrá que analizar esa información y ver cómo aplicarla en nuestra biblioteca.

Así, podemos utilizar las experiencias de otros compañeros de trabajo para responder a cuestiones como si debemos incluir los documentos audiovisuales junto a los materiales tradicionales en papel o si hay otra manera de ordenar la sala infantil que le resulte más práctica a los niños y niñas de menor edad. Por ejemplo.

Como ya sabemos, la técnica de “copiar lo que funciona” es muy antigua y no hace falta utilizar complejos tecnicismos para definirla. A veces parece que si no le ponemos un nombre sofisticado a las cosas no nos sentimos a gusto con ellas. ¿O tal vez es para calmar nuestra conciencia? :-/

Para conseguir esto último es mucho más fácil decir claramente quién nos ha inspirado para desarrollar este nuevo servicio o corregir aquella distribución de espacios en la sala de lectura. Como dice el pareado “Para ser decente, mejor es citar la fuente”, que es lo que intentaba hacer el diseñador de la conferencia. Aunque con poca elegancia, en mi opinión.

David LHE

De marketing y de bibliotecas públicas: definición de servicios, estudios de usuarios, recursos de comunicación, definición de costes y precios, accesibilidad, diseño, creatividad... y todo aquello que ayude a acercar las bibliotecas a los ciudadanos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *