Guardianes del saber: rescatando hazañas de los olvidados

Hoy seguimos difundiendo más hazañas de protección del patrimonio que, injustamente, cayeron en el olvido.

En un mundo donde los conflictos amenazan constantemente, no solamente vidas humanas, sino también el patrimonio bibliográfico y cultural, es crucial recordar las gestas de aquellos que pusieron sus vidas en riesgo para proteger la cultura:

Bibliógrafo, bibliotecario, catedrático, erudito, escritor, filólogo español, que tuvo un papel protagonista en la salvaguarda del patrimonio cultural español. Por un lado, en 1936 fue nombrado vocal de la Junta para la Salvaguarda del Patrimonio Artístico Nacional, junto a otros intelectuales como Rafael Alberti, María Teresa León, etc. Este organismo cuya creación fue el 23 de julio de 1936, cinco días después de estallar la Guerra, tenía como objetivo

“salvaguardar del patrimonio artístico, bibliográfico y documental de los riesgos inherentes a la guerra”. 

En1940, comenzó a colaborar con José Lázaro Galdiano, quien le encargó la custodia de los tesoros artísticos, la biblioteca y el archivo de su palacio. Tras la muerte de Galdiano, Muñoz trabajó como bibliotecario de los fondos bibliográficos de la recién creada Fundación Lázaro Galdiano.

A nueve meses de la ocupación nazi en París, Jaujard envió la orden de evacuar y esconder las más de 4000 obras de arte (inventario de evacuación de las obras) que acogían los museos franceses, lográndolas trasladar a diferentes partes del país. 

Si queréis saber más sobre este tema, os recomiendo este documental titulado: «Como el ilustre y desconocido Jacques Jaujard salvó el Louvre«. Y el libro publicado en 2020 “The Louvre: The Many Lives of the World’s Most Famous Museum”.

Resulta irónico que, pese a haber sobrevivido a innumerables guerras y alzamientos, el Louvre haya acaparado portadas debido al robo de las joyas que sufrió hace unas semanas. 

Fue historiador de arte, profesor y bibliotecario polaco. Su hazaña es doble, pues entre 1940 y 1950,  protegió y ocultó el patrimonio de la ciudad de Leópolis. Primero para evitar el expolio nazi y, tras la Segunda Guerra Mundial, para salvaguardarlo de los soviéticos, una vez que la ciudad pasó a formar parte de Ucrania.

Durante ese período, dirigió el Zakład Narodowy im. Ossolińskich (Ossolineum), o, Nation al Ossolinski Institute, una de las instituciones más antiguas de Polonia, fundada en 1817, que alberga: biblioteca, archivo y colecciones de obras de arte. Y en 1944 organizó la evacuación y el traslado a Cracovia de las colecciones más valiosas de esta institución. 

Y acabamos este post con una mujer. 

Tal y como la define Zuriñe Piña Landaburu, fue la salvadora de la biblioteca de Basora, en Irak. Ejercía como directora de la Biblioteca Central de Basora (Al Basrah) cuando, en 2003, cuando se hablaba de una posible invasión, solicitó la evacuación urgente del fondo bibliográfico, petición que le fue denegada. Por consiguiente, decidió actuar de forma independiente y, con la ayuda de los ciudadanos, se lograron trasladar y ocultar más de 30.000 ejemplares.

Si queréis saber más de esta gran gesta, muy parecida a la de Abdel Kader Haidara, el bibliotecario de Tumbuctú del que hablamos en el anterior post, podéis leer este libro: «La bibliotecaria de Basora: una historia real de Irak.

Y con estas biografías de héroes y heroínas que antaño protegieron el patrimonio, nos despedimos por hoy. Nos vemos en la siguiente entrada, donde seguiremos dando a conocer hazañas de bibliotecarios, archiveros y guardianes del saber, que lograron proteger el legado histórico y cultural.

Ester Angulo

Colaboradora en BiblogTecarios Bibliotecaria con ganas de descubrir más sobre la biblioteconomía y documentación. Apasionada de las redes sociales e Internet. Esperando ver una revolución.

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