Auchwiz, 1944. Diez prisioneros son encerrados en el pabellón 11, en una sala utilizada como lavandería en uno de los juegos que el comandante del Campo utiliza para saciar sus sádicos y violentos deseos. En la celda, tendrán que decidir en una horas quién sobrevive y quien morirá fusilado, en una guerra psicológica en la que no hay ganadores, solo hay vencidos.
Allí, encerrados, diversos protagonistas supervivientes hasta entonces del infierno nazi que los somete en el campo de concentración más terrorífico de la historia de la humanidad, deberán decidir quién debe renunciar a seguir sus instintos de supervivencia y quién debe continuar con aquel infierno que es la vida dentro de aquellas alambradas.
Mützen ab! Dos simples palabras pueden transportar al pasado.
Eso es lo que sintió Moshe cuando volvió a escucharlas muchos años después.
Sintió el frío de Auschwitz, el terror de la voz de los oficiales y el olor fétido de la muerte.
Auschwitz, 1944. Debido a la fuga de unos prisioneros y como castigo ejemplar para el resto, diez personas son recluidas en una celda del pabellón 11 para ser asesinadas al día siguiente. Pero un repentino cambio de decisión por parte del Kommandant altera los planes: solo morirá uno, pero serán ellos mismos los que decidan quién. Comienza así una lucha encarnizada en la que valorar quién merece vivir y quién merece morir no resulta tan sencillo como en un principio parecía.
En el otro lado del campo, el Kommandant ve cada vez más claro que la guerra está llegando a un final trágico, y se pasa la noche jugando con su hijo una partida de ajedrez que resulta ser un terrible espejo de la realidad.
La lucha por la supervivencia y la parcialidad de la bondad y la maldad del hombre componen el engranaje de este thriller psicológico apasionante a la vez que profundamente humano.”
Crítica personal
Pabellón 11 es una novela trepidante que combina a la perfección la agilidad de un relato fresco con la pormenorizada descripción narrativa de una angustiosa trama, en un escenario poco habitual para un relato de esas características. El autor imprime cierta velocidad a una narración que huye de los dramas que suelen encerrar las historias ambientadas en esos escenarios y presenta un thriller de acción que no deja indiferente a nadie. En él, nos dibuja una realidad brutal superada por una escena grotesca y desesperada, propuesta a modo de juego macabro por el Comandante del campo.
Una tras otra, Breitner bautizó a las piezas, en tanto Félix participaba aprobando o criticando la elección. Un peón, Elías. Otro peón, Alexey. Luego un alfil, Jiri. Una torre, Otto. Otra torre, Paul. Un caballo Berkovitz. Un alfil, Jacek.
De lectura fácil, letra grande y diálogos trepidantes, la novela está construida para afrontar su lectura con comodidad y, aunque los personajes están excesivamente encasillados y responden a ciertos estereotipos, lo cierto es que algunos tienen auténticos dramas humanos que introducen un componente dramático a la acción representada como una guerra psicológica.
Hablando con el autor
En esta ocasión no he podido ponerme en contacto con el autor. Sin embargo, espero hacerlo en un tiempo y poder compartir con vosotros sus opiniones acerca de esta obra.