Comentaba recientemente otra compañera biblogtecaria en su post cómo podría promocionar el profesional de la información en el sector privado y se preguntaba si las empresas no necesitaban gestionar su información. Y eso me hizo recordar una de las profesiones con más proyección de futuro actualmente (si es que existe proyección de futuro en estos momentos), y que en cierta medida vive eclipsada por tanto Community manager, social media analisty y demás especialistas del dospuntocerismo imperante dedicados, principalmente, a planificar y poner en práctica estrategias de comunicación y de marketing. Las empresas no solo necesita gestionar su comuniación, necesitan información (y mucha) de su entorno para poder ser competitivas, y además, obtener esa información de forma sistemática.
Estoy hablando de la vigilancia tecnológica empresarial y del importante mercado que se abre para el gestor de información, con una posibilidad más que interesante para desarrollar una carrera profesional de futuro en un entorno cada vez más complejo, en el que la gestión de información y de conocimiento es fundamental, al igual que dotar a la empresa de una estructura encargada de vigilar el entorno y buscar alternativas de mejora constante.
Tradicionalmente, el mundo empresarial ha necesitado tener información de lo que sucedía a su alrededor para poder llevar una estrategia que permitiera sacar ventaja de sus competidores. Sin embargo, el crecimiento exponencial de la información y de la tecnología han cambiado radicalmente la forma de realizar esta vigilancia, que anteriormente podía llevarse a cabo de forma más sencilla ya que el entorno era mucho más estable.
Con el desarrollo de las TICs y la globalización esa estabilidad ha dado paso a un mundo empresarial más variable e inseguro. Por ello, la vigilancia tecnológica, que consiste en observar y captar información de forma sistemática y organizada, seleccionar aquella relevante, y utilizarla adecuadamente para mejorar la toma de decisiones, no solo debe ser una parte esencial en el desarrollo empresarial sino que debe formar parte de la estrategia de cualquier empresa que quiera estar preparada para competir.
Puesto que las condiciones externas de muchas empresas son idénticas al estar ubicadas en un mismo sector competitivo, las diferencias en los niveles de rentabilidad de las mismas solo pueden explicarse debido a que las condiciones internas son diferentes.
Existe una teoría conocida como «teoría de recursos y capacidades» que se basa en tres principios:
- Las empresas son diferentes unas de otras porque los recursos y las capacidades que poseen en un momento determinado no son dispuestos para todas las empresas en las mismas condiciones (movilidad imperfecta).
- Los recursos y capacidades son cada vez más relevantes en la definición de una estrategia frente a elementos del análisis externo.
- Los beneficios de la empresa son el resultado tanto de las características competitivas del entorno, como de la combinación de los recursos que dispone.
En definitiva, la diferencia de rentabilidad de las organizaciones depende de esa combinación de recursos y capacidades de la empresa, pudiendo distinguir dos tipos de recursos: los tangibles (con un formato físico: inmovilizado, activos, etc.), y los intangibles (información y conocimiento). Por tanto, la gestión de estos intangibles (información y conocimiento) y su aprovechamiento se convierte en algo prioritario dentro de la estrategia empresarial en la actualidad.
La inclusión de sistemas de vigilancia en las organizaciones posibilita el análisis exhaustivo de su entorno para poder adecuarse a las necesidades de cada momento pudiendo evolucionar con cierta ventaja competitiva frente a otras empresas. De hecho, se ha desarrollado una norma (UNE 166006:2006 EX) encargada de establecer las características que debe tener un sistema de vigilancia tecnológica, los procesos que debe seguir y los recursos con los que debe contar:
“Facilitar la formalización y estructuración en cualquier organización del proceso de escucha y observación del entorno para apoyar la toma de decisión a todos los niveles de la organización hasta devenir en la implantación de un sistema permanente de Vigilancia Tecnológica (VT)”
Por tanto, se trata de sistematizar unas prácticas que ofrecen a las empresas una ventaja competitiva frente a otras organizaciones mediante la detección, el análisis, la difusión, la comunicación y la explotación de la información, y su posterior transformación en conocimiento.
Existe mucha literatura al respecto, pero para poneros al día podéis consultar un par de ejemplos como el Informe APEI de Lara Rey sobre Vigilancia tecnológica, o la Guía práctica de vigilancia estratégica de Silvia Castro que abordan el tema de forma clara y sencilla.
Aunque no es un tema nuevo, pues la vigilancia tecnológica se viene desarrollando desde hace bastantes años, continua estando de gran actualidad, y constituye, en este momento, una de las salidas profesionales con más proyección de futuro en el ámbito de la documentación.