Entre carnes y libros. La carnicería cultural T-Bone

“Si lo puedes imaginar lo puedes lograr”. Albert Einstein

Brasil es un lugar lleno de contrastes y realidades que desconciertan ante la mirada europea del recién llegado. Sus hábitos y su forma afrontar la vida en ocasiones chocan con los hábitos europeos.

Sin duda, la imaginación es un elemento habitual (y fundamental) sobre el que se sustenta gran parte de la vida brasileña, y los servicios bibliotecarios no son ajenos a esta realidad.

Así, de un pequeño negocio de barrio pueden surgir grandes ideas con altas dosis de imaginación, como fue el caso de la carnicería cultural T-Bone, nombre que se puso una pequeña carnicería brasileña (especializada en carne de vacuno) cuando a mediados de los 90 comenzó a incluir un pequeño servicio cultural a través de una diminuta estantería con unos 10 libros que trataba de satisfacer las necesidades lectoras de sus clientes mientras estos compraban sus productos, permitiéndoles también que se llevasen algún ejemplar a su casa.

Carnicería cultural T-BonePero esta historia no acaba aquí, es tan fascinante que tiene una larga continuidad en el tiempo. A lo largo de los años continuó ampliando su servicio cultural y llegó a tener una gran cantidad de volúmenes, unos 10.000, algo que le llegó a acarrear problemas con el ministerio de sanidad de Distrito Federal brasileño que incluso llegó a cerrar el local por falta de salubridad. Al final del 2002 acabó abriendo una pequeña biblioteca en uno de los barrios de Brasilia con 40.000 volúmenes y con multitud de actividades culturales.

Luiz Amorin, aquel pequeño que con 12 años había tenido que ponerse a trabajar en una carnicería por necesidades familiares, había conseguido, no solo aprender a leer a los 16 años, sino lograr extender su pasión por la cultura y por los libros al resto de personas de su comunidad con la creación de una biblioteca.

En 1998 realizó la primera edición de un proyecto ambicioso: Noite Cultural T-Bone, un evento que acoge cada año a artistas y escritores, y los acerca a todos los usuarios de la biblioteca a través de conciertos, recitales, lecturas y entrevistas.

Lo que comenzó autofinanciándose o con pequeñas aportaciones de empresas locales, acabó con el apoyo económico de grandes empresas como Petrobás o de la misma administración pública a través del Ministerio de Cultura de Brasil que han visto el potencial del proyecto y la utilidad social del mismo.

Pero quizá, el proyecto más llamativo y ambicioso de este “carnicero cultural” brasiliense haya sido la creación del proyecto “Parada Cultural – Biblioteca Popular 24 horas”, una extensión bibliotecaria fuera de la biblioteca que pone a disposición de los usuarios de la red de transporte de autobús interurbano del ala norte de Brasilia una pequeña estantería con libros que el viajero es libre de recoger y devolver cuando quiera con total libertad. Así, cuando uno llega a Brasilia, una de las primeras imágenes que impactan son aquellas paradas de autobús llenas de estanterías con libros (algunas en mejor condiciones que otras) brindando la posibilidad a esos usuarios de transporte de viajar como mejor puede viajar uno, acompañado de un libro.

Parada de autobús de la W3 (Brasilia)La iniciativa bibliotecaria en las paradas de autobús viene precedida del cierre de la biblioteca T-Bone y, ante la cantidad de libros a disposición, lograron emprender un proyecto de autopréstamo no regulado.

Aunque pueda parecer una práctica poco habitual, lo cierto es que no es la única biblioteca “autoservicio” de Brasilia, la Biblioteca Nacional de Brasilia dispone también de una pequeña red de puntos bibliotecarios en la red de metro de Brasilia. Estos puntos, que disponen de libros para realizar un autopréstamo, incluyen una carpeta con una ficha que el usuario debe rellenar con los datos básicos antes de llevarse un libro (título, autor, signatura y fecha). Hablando con Antonio Miranda, director de la BNB, sobre el curioso método dedicado al autopréstamo, me comentaba cómo habían detectado que la gente solía cumplir con los requisitos a la hora de llevarse un libro y que las pérdidas en material eran infinitamente más baratas que poner personal que administrara esos pequeños puntos de préstamo bibliotecario y que, al fin y al cabo, las beneficios sociales de contar con estas extensiones bibliotecarias no eran comparables a las pequeñas pérdidas por hurtos o daños en el material librario.

Iniciativas como la T-Bone o los puntos de préstamo en el metro de Brasilia de la BNB son claros ejemplos de formas alternativas de hacer llegar la lectura al usuario, a veces incluso a través de iniciativas privadas como el caso de la carnicería de Luiz que, actualmente, continua con su particular lucha a favor de la cultura, incluyendo en su carnicería un montón de estanterías llenas de libros esperando a su próximo lector, y organizando diversas jornadas culturales una vez al mes en las que escritores y músicos de renombre participan en jornadas gratuitas con conciertos y encuentros literarios. Sin duda, un magnífico ejemplo de que solo la imaginación es la frontera de nuestras posibilidades.

Entre carnes y libros

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Victor Villapalos

Mi bitácora pretende ser un punto de encuentro para estudiantes y profesionales del sector y, por supuesto, para todos aquellos interesados en este ámbito del conocimiento. Desde esta pequeña ventana asomarán pensamientos y reflexiones sobre todos aquellos temas que, relacionados con la Biblioteconomía y la Documentación, merezcan una buena pincelada de bits. Estáis invitados a participar activamente en él con vuestros comentarios y/o sugerencias. Podéis conocer más sobre mi en www.victorvillapalos.es

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