¡Adiós mundo (on-line) cruel!

Hace ya algunas semanas que nuestro compañero Biblogtecario, Carlos Giráldez, reflexionaba en un post acerca de la muerte digital y las diversas opciones que existen para gestionar el legado de información que una persona fallecida puede dejar tras de sí.

Cada día más empresas comienzan a sensibilizarse ante el hecho de que, como usuarios activos de la red, es normal que dejemos un reguero de información que no siempre es fácil de controlar por familiares y amigos tras el fallecimiento de un ser querido, así como acceder a información necesaria para algún familiar pero que el difunto dejó inaccesible antes de su marcha.

¿Tentados por la soga digital?Pero en esta ocasión, me gustaría reflexionar sobre el suicidio digital, es decir, ¿qué pasa si quiero dejar de existir (digitalmente, se entiende)? ¿Existe la posibilidad de eliminar todo mi rastro en internet? ¿Por dónde debo empezar?

Bueno, para responder estas preguntas creo que primero habría que tener en cuenta que la desaparición total de la red es prácticamente una quimera, ya que aun teniendo la posibilidad de eliminar cualquier rastro que nosotros hubiéramos dejado en Internet (algo bastante complicado) existe la posibilidad de dejar rastros a través de otros perfiles que no manejemos (fotos en las que apareces con amigos, comentarios, etc.).

Pero si aun conociendo estas cuestiones siguiéramos convencidos de nuestra necesidad de pasar a mejor vida (al menos a una vida carente de la inmediatez de la información recauchutada del dospuntocero; una vida sin la necesidad de etiquetar cosas, personas o mascotas; sin la necesidad de repasar lo que se cuece en nuestro TL constantemente, o de realizar esa ingeniosa foto que repetimos obstinadamente cada vez que vemos un atardecer sobre el cielo de Madrid), tendremos que tener algunas consideraciones al respecto:

En primer lugar, eliminar nuestro rastro no es gratis. Lamentablemente, aunque existen empresas que ofrecen este tipo de servicios no los ofrecen de forma gratuita.  Una de las más conocidas es SuicideMachine, que ofrece un servicio completo e interesante.

[vimeo 8392741]

Existen también formas más baratas (pero más complejas) de realizar esta tarea, aunque de forma manual. Para ello podemos utilizar herramientas como Just delete me, de la que hablé en este post, y que permite ir red social a red social eliminando cuentas (de las redes que te lo permiten, claro), o como Account Killer,  que tiene un servicio parecido y un funcionamiento similar.

¿Eliminar o controlar nuestra actividad?

Quizá debamos reflexionar hasta qué punto puede interferir en nuestra vida offline la eliminación total de nuestra vida online. Existen estudios que señalan que pasamos unas 10 horas de media al mes en facebook (y si este estudio se centrara  en gente del sector no me atrevo a soltar una cifra, pero sería muchísimo mayor). Por una parte ganaríamos tiempo, pero seguramente no podríamos realizar multitud de tareas relacionadas con nuestro ámbito laboral o de ocio relacionado con el acceso a la información. Además, a nivel laboral tener una buena imagen de marca personal puede facilitarnos una buena red de contactos y una imagen positiva en el ámbito profesional. Por este motivo, antes de un temerario suicidio digital me inclinaría por una meditada valoración de pros y contras, y ante la necesidad de pasar página digital, hacerlo al menos eliminando solo aquello estrictamente necesario y bajando la actividad en lugar de suprimiéndola por completo.

Pero si finalmente decidís dar el gran paso y lanzaros por el precipicio digital para desaparecer, recordad aquello que nos señala Suicide Machine en sus FAQs y que no he podido evitar incluir aquí.

What shall I do after I’ve killed myself with the web2.0 suicide machine?

Try calling some friends, take a walk in a park or buy a bottle of wine and start enjoying your real life again. Some Social Suiciders reported that their lives has improved by an approximate average of 25%. Don’t worry, if you feel empty right after you committed suicide. This is a normal reaction which will slowly fade away within the first 24-72 hours.

(¿Qué podré hacer después de acabar conmigo mismo a través de la máquina de suicidio web 2.0?

Trate de llamar a algunos amigos, de dar un paseo por el parque o de comprar una botella de vino y empezar a disfrutar de la vida real de nuevo. Algunos suicidas sociales informan de que sus vidas han mejorado aproximadamente un 25 %. No se preocupe si siente vacío después de suicidarse. Esto es una reacción normal que se irá desvaneciendo lentamente entre las primeras 24 a 72 horas)

Otras referencias:

Victor Villapalos

Mi bitácora pretende ser un punto de encuentro para estudiantes y profesionales del sector y, por supuesto, para todos aquellos interesados en este ámbito del conocimiento. Desde esta pequeña ventana asomarán pensamientos y reflexiones sobre todos aquellos temas que, relacionados con la Biblioteconomía y la Documentación, merezcan una buena pincelada de bits. Estáis invitados a participar activamente en él con vuestros comentarios y/o sugerencias. Podéis conocer más sobre mi en www.victorvillapalos.es

2 respuestas a «¡Adiós mundo (on-line) cruel!»

  1. Excelente artículo Victor, muy interesante. La verdad es que con todos los temas de la NSA, cookies y el gran hermano de Google cada vez resulta más apetecible hacer un suicidio 2.0, toda nuestra información está en internet a poco que se busque.

    Saludos y gracias por la mención a iSocialWeb 😉

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