Muchos de nosotros, yo el primero, insistimos constantemente en la mejora continua de la gestión de nuestras unidades/instituciones/centros de información apoyándonos cada día más en la tecnología para superarnos día a día, pero muchas veces olvidamos aquello que mueve la máquina: las personas. Las personas son la sangre de cualquier organización, sin ellas, directamente, no hay organización, y sin implicarlas, motivarlas e ilusionarlas, ya puedes tener la mejor idea, la mejor tecnología o la mayor inversión del mundo, que jamás conseguirás acercarte a los objetivos deseados.
Creo que no digo ninguna barbaridad si afirmo que la gestión de las personas es uno de los elementos más complejos que existe dentro de la gestión de cualquier empresa o institución. El sentimiento de pertenencia, la cultura corporativa, el ambiente laboral, la adecuación de cada persona al puesto y al trabajo que desarrolla, el clima general entre los trabajadores junto con otros muchos elementos, configuran un universo complejo que el gestor debe saber interpretar para lograr motivar e infundir confianza, a la vez que exigir responsabilidad y compromiso con los objetivos marcados. Y todo ello en un suave equilibrio entre la motivación y la exigencia.
Hacer todo esto en un ambiente empresarial o dentro de la administración tiene su complejidad y requiere de estrategias en las que tener en cuenta multitud de factores, además de cuadros de mando que permitan ver la evolución de los equipos de trabajo y que determinen adecuadamente los objetivos, la tareas de las que es responsable cada uno dentro de un determinado organigrama. En esta labor cumple una función primordial la comunicación interna de la empresa, aquella que vertebra y cohesiona la organización.
Ahora bien, si entramos en el tema de la motivación podemos ver cómo existen muchos y variados tipos de motivaciones que mueven a la personas a la consecución de unos fines, de unos objetivos. El sueldo, la carrera profesional o la mejora de las condiciones laborales son algunas de las más evidentes, pero no las únicas. Existen otros elementos muy importantes capaces de motivar e infundir ganas de trabajar, principalmente, la confianza, la valoración del trabajo bien hecho y la delegación de responsabilidades.
En el ámbito de la gestión de información, esta motivación constituye un elemento fundamental en un trabajo que a veces pasa desapercibido al usuario final al que va destinado. Nuestra labor no es suficientemente valorada en muchas ocasiones por lo complejo que resulta determinar un ROI concreto al trabajo que desarrollamos, y esto puede ser una de las razones que están detrás de la desmotivación y de la apatía de algunos profesionales (bibliotecarios, documentalistas, etc.) que en ocasiones no se ven suficientemente valorados. Luchar contra estos sentimientos y romper el bucle de desánimo, desmotivación y falta de reconocimiento, es vital si pretendemos que nuestra unidad de información progrese adecuadamente y con ella el personal que le da vida.
En este sentido, algunos de los elementos claves que pueden influir positivamente en la motivación del personal en el ámbito de la gestión de información son, entre otros:
- Mantener informados a los profesionales y evitar la rumorología.
- Delegar responsabilidades y fomentar el Empowerment.
- Tener objetivos claros, asumibles y realistas.
- Mantener una planificación adecuada de trabajo.
- Llevar una evaluación del trabajo constante y posibilitar una reasignación flexible de tareas.
- Tener una comunicación cercana con la dirección.
- Fomentar la complementariedad de competencias.
- Valorar el trabajo de los profesionales.
- Ser optimistas.
- Celebrar y felicitar por los éxitos.
- Exigir y animar en los fracasos.
Se podrían incluir otras medidas pero considero que estas que señalo son las principales para conseguir un buen clima laboral y optimizar la unidad motivando a las personas que la integran.
Y vosotros, ¿qué otras medidas consideráis importantes en a la hora de motivar grupos de trabajo?