Las bibliotecas públicas, según marcan las leyes, directrices y normativas, deberían estar exentas de barreras arquitectónicas. Unas barreras que persisten en nuestros equipamientos y que impiden que colectivos de personas con discapacidad utilicen sus servicios y fondos bibliográficos con normalidad, y en las mismas condiciones que el resto de ciudadanos.
Según datos estadísticos extraídos del Informe Olivenza elaborado por el Observatorio Nacional de la discapacidad el año 2014, el 8,5% de la población tiene algún tipo de discapacidad, su riesgo de pobreza se sitúa 5 puntos por encima de la media y los salarios son más bajos en estos colectivos, 2.500€ por debajo del sueldo acceden a estudios superiores y 91% manifiestan tener dificultades para realizar ac- tividades culturales, deportivas o recreativas.
La Constitución Española y la Convención de los Derechos de las personas con discapacidad de Naciones Unidas, establecen en sus textos los derechos y libertades de todos los ciudadanos como «ejes esenciales en la actuación sobre la discapacidad» e indican que los poderes públicos son quienes «deben asegurar que las personas con discapacidad puedan disfrutar del conjunto de todos los derechos humanos: civiles, sociales, económicos y culturales».
Barreras: ¿Son las bibliotecas accesibles arquitectónicamente?
Accesibilis: que tiene acceso, de fácil acceso o trato, de fácil comprensión, inteligible.
Según establece la Ley 51/2003, de 2 de Diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, todos los edificios públicos deberían cumplir con una normativa en cuanto a accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas.
Si bien es cierto que la mayoría de edificios públicos de nueva construcción cumplen con los requisitos mínimos para cumplir la Ley. Todavía son muchas las bibliotecas que no son accesibles en lo que refiere a barreras arquitectónicas:
- Equipamiento: ubicación, acceso, señalización exterior.
- Estructura: distancia de paso, tipo de pavimento, altura de mobiliario, escaleras, inclinación de las rampas… o que presentan problemas de,
- Señalización: uso de símbolos y pictogramas, colores, dimensiones… (visuales y táctiles). Un tema sobre el que publiqué un artículo recientemente: Señalización en bibliotecas.
Sería interesante que cuando se diseñan bibliotecas, arquitectos y bibliotecarios estuvieran en contacto ya que ambos profesionales pueden aportar mejoras desde diferentes perspectivas. Los edificios deben ser modernos e innovadores, pero diseño y accesibilidad deben ir de la mano.
¿Qué tiene que hacer una biblioteca para ser inclusiva?
El «Servei de Biblioteques de la Generalitat« impulsó, el pasado año, el proyecto: Bibliotecas inclusivas, con el objetivo principal de establecer unos mínimos para conseguir que todas la bibliotecas de Cataluña sean inclusivas.
Se crearon cuatro grupos de trabajo, uno de ellos dedicado a la arquitectura para elaborar unas pautas como punto de partida de un proyecto de mayor embergadura en el que se pueden adherir todas aquellas bibliotecas que lo deseen.
El resultado del trabajo colaborativo de profesionales de las diferentes Redes de bibliotecas catalanas (Generalitat, Diputación de Barcelona y Consorcio de Barcelona) y la participación de especialistas y asociaciones relacionadas con la discapacidad, se hicieron públicas en una Jornada de formación donde se presentaron, un logotipo creado exclusivamente para el proyecto, y las pautas bajo el lema:
¿Qué tiene que hacer una biblioteca para ser inclusiva?
A continuación transcribo las pautas sobre arquitectura. A pesar de que algunas puedan resultar demasiado obvias, la realidad de muchas bibliotecas públicas está todavía muy lejos de cumplirlas:
- Garantizar el acceso a todos: la biblioteca tiene que apostar por un diseño universal que permita a todas las personas el uso sin impedimientos a equipamientos, servicios y fondos documentales.
- Ubicar la biblioteca en un lugar de fácil acceso: la biblioteca debe tener una ubicación céntrica, bien comunicada con transporte público, con plazas de aparcamiento reservadas para personas con discapacidad y con itinerarios accesibles.
- Ofrecer espacios practicables: se debe conseguir una buenan circulación dentro del equipamiento para que todo el mundo pueda acceder sin difucultades, teniendo en cuenta las distancias de acercamiento y de maniobra.
- Disponer de mobiliario adecuado: se deben tener presentes las necesidades específicas de los usuarios y su diseño ha de facilitar la comunicación y el acceso a la información.
- Disponer de una rotulación y señalización adecuadas: la información ha de ser comprensible para todos los usuarios y ha de favorecer al máximo la autonomía de las personas con discapacidad en el interior de la biblioteca.
- Respetar la normativa vigente: se deben tener muy presentes las directrices internacionales sobre el servicio de biblioteca pública para garantizar la no-discriminación y la igualdad de oportunidades para todas las personas.
En el ámbito internacional, existe una gran sensibilidad en torno a la igualdad de oportunidades y, a la no discriminación por cualquier condición o circunstancia personal o social.
Las bibliotecas públicas, deberían orientar sus esfuerzos a conseguir espacios inclusivos, en los que los colectivos más desprotegidos tengan las mismas oportunidades que el resto de ciudadanos.