Estamos acostumbrados a un cierto silencio en las bibliotecas. De hecho una de las imágenes más típicas del personal bibliotecario es hacer callar al usuario.
Las bibliotecas construidas recientemente mestran que cada vez son más usuales algunos espacios de la biblioteca destinados a los momentos de ocio, comunicación, un lugar de encuentro como los vestíbulos e incluso las salas de exposiciones: lugares cerca de la entrada de la biblioteca donde el usuario puede tener una actitud más distendida.
A pesar de que hay esos espacios, nadie se atreve a decir que puede haber ruido.
Que haya silencio responde a la necesidad del usuario para concentrarse y para trabajar. Aunque creo que trabajar silenciosamente es una buena práctica, también existe otro usuario con una necesidad diferente: el que puede concentrarse con ruido o con música, o que para trabajar necesita hacerlo conjuntamente para comentar, preguntar, hacer una llamada de teléfono o discutir…
Pero está claro que estos dos tipos de necesidades no pueden convivir en una misma sala.
Una sala ruidosa para trabajar
Hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar la Biblioteca Rector Gabriel Ferraté de la Universitat Politècnica de Catalunya donde además de una biblioteca universitaria como muchas otras había una sala de estudio, se podría decir que algo escondida, donde se permitía hacer ruido. Disponía sólo de unas mesas, era espaciosa y estaba destinada a ser un espacio de comunicación entre los alumnos: se podía hablar, escuchar música, reunirse en grupo sin control de niveles de ruido. A esta sala la llamaban “el búnker” y según el personal bibliotecario tenía mucho éxito entre los usuarios.
A mi me pareció muy buena idea: si necesitas buscar información y estar en completo silencio para estudiar o trabajar, puedes ir a una sala. En cambio, si necesitas reunirte para comentar un trabajo o simplemente quieres trabajar escuchando música, puedes ir a otra sala. La libre elección hace que el usuario esté más cómodo en el lugar donde ha preferido entrar.
¿Cómo sería una sala para comunicarse?
A pesar de que el usuario universitario es distinto al de una biblioteca pública, encontramos puntos en común ya que el mismo perfil puede hacer uso de ambas bibliotecas. Y además de un perfil universitario puede haber otro tipo de usuario que necesite ese tipo de sala, ese “búnker” para trabajar.
No estoy hablando de permitir que en todas las bibliotecas se produzca el ruido, si no de diferenciar espacios. El espacio Biblioteca y un espacio llamado Comunicación, por ejemplo. Para ello debería tenerse en cuenta algunas cosas:
- Si bien el en espacio de Comunicación no es necesario estar en completo silencio, no significa que se tenga que hacer ruido porque sí. Creo que esto es lógico, pero puede ser un problema que el ruido augmente demasiado.
- El ruido debe tener una justificación: la comunicación que se produce entre distintos usuarios, por ejemplo. Recordemos que esta sala actuaría de sala de estudio / trabajo. Evidentemente no es una sala de juegos.
- Este espacio no debería presentarse sólo como una sala vacía: el usuario necesita trabajar igual, así que aunque no pueda disponer de toda la colección documental, sí serían necesarias algunas obras de referencia y por supuesto acceso a una conexión Wifi.
- La sala debería estar bien insonorizada y separada del resto. A menudo encontramos bibliotecas mal insonorizadas que constan de dos plantas sin puertas que las separen haciendo que el ruido se disperse por toda la biblioteca. La sala de Comunicación debería estar aislada para evitar su sonoridad desde fuera.
En definitiva, si la biblioteca es también un lugar para comunicarse, dejemos que el usuario elija cómo hacerlo. Es sólo una idea.
Algunos quizá estén en desacuerdo con la posibilidad de crear este tipo de salas en las bibliotecas públicas simplemente por tradición o porque les parecerá una invitación a gritar todo lo que se quiera. O quizá porque creerán que es beneficioso respetar ese tipo de silencio en un país que nos tiene acostumbrados al ruido en cualquier parte. También estoy de acuerdo con esto, por eso no propongo ese modelo como único si no como complemento del que ya existe.
Así el usuario podría elegir cómo prefiere concentrarse y comunicarse. Y tú, ¿qué eliges?
Me parece lamentable que no se conozca el concepto de biblioteca a estas alturas. Un lugar donde prevalezca el silencio para realizar actividades que necesariamente lo requieren. Estudiar, leer, aprender, escribir… que existan otros espacios para trabajar en grupo, etc. Lo veo bien. Pero en una biblioteca se requiere silencio. Silencio. Silencio. Sin eso no hay estudio ni reflexion posible. No engañen a los demás inventando razones que no vienen al caso. Por favor, un poco de criteril y seriedad
Escribí este post a raíz de conocer experiencias como la de la Biblioteca Rector Gabriel Ferraté que tiene como opción una sala donde puede hacerse ruido, complementando las habituales (silencio).
Y precisamente esa era mi propuesta extrapolando a la biblioteca pública: un complemento a lo que ya existe. Es decir, dejar decidir al usuario el nivel de ruido/silencio que necesite, que generalmente no es posible debido a un tema arquitectónico.
Por otro lado, el concepto de biblioteca va cambiando, así como ha sucedido con los servicios que ofrece y los usos que se destinan.
Trabajo en una de estas «maravillas eduacionales», nada mas alejado de la intencionalidad de una Biblioteca como fuente de informacion y estudio, tristemente veo como esto se desplaza a una simple cafeteria con libros más, es realmente algo absurdo siendo que hay espacios destinados al ocio, que donde quiera hay, es una vergüenza la pereza mental que conlleva esto, ya no vas a estudiar, leer, aprender, ahora vas a platicar, comer y por que no?, quejarte de las pocas personas que utilizan el espacio «silencioso y no silencioso» a como se te antoje, nada peor que un fallo.
Hola Bibliotecaria X,
Las necesidades cambian debido a la sociedad. Precisamente la biblioteca, siendo un punto abierto a todo el mundo, se prepara constantemente para acompañar a esas nuevas necesidades. En el post reflejo la idea de compartir la necesidad del ruido con la del silencio. Es evidente que en muchas ocasiones el espacio puede limitar esa idea, pero sería interesante poder ofrecer más de una opción para diversificar sus usos.
Gracias por tu comentario.
Usted tiene un problema serio, es incapaz de diferenciar una biblioteca de una cafetería, es así de sencillo, no tiene más misterio.
Yo tengo mucho que estudiar y frecuento mucho las bibliotecas municipales. Hoy mismo he tenido que aguantar que una canción para niños invadiera toda la sala impidiéndome estudiar por completo ¿Por qué tengo yo que aguantar esto?
Para realizar trabajos en grupo ya existen las cafeterías o los co-working. Hay que saber diferenciar espacios y dejar de molestar a los que queremos estudiar.
Hola Teresa,
El post habla de innovar en este sentido y crear nuevos espacios en función de la necesidad, es decir, poder elegir si entramos en la sala con o sin ruido. Un problema serio sería no adaptarse a todas esas necesidades y nuevos usos.