Hoy en día vivimos inmersos en el uso y manejo de las tecnologías de información, el acceso y su alcance es cada día mayor. Si bien es cierto los gobiernos tratan de acercar estas tecnologías a quienes aún no las poseen, también es cierto que en muchos casos es parte de la demagogia. Adicionalmente los proveedores de servicio hacen su parte y así cada uno de los actores en la cadena de servicios y consumo que se asocia a este mercado, desde luego la biblioteca como un ente que sirve a la comunidad no puede quedar fuera, particularmente la biblioteca pública que hace esfuerzos por poner a disposición de su comunidad el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación por diversos medios como: las salas de computo que permiten la conexión a Internet, o las que comienzan a probar las ventajas y desventajas del uso de tablets y lectores de libros electrónicos (e-reader).
Así pues en este pequeño mundo de las bibliotecas por uno y otro lado escuchamos propuestas, ideas y programas que tratan de poner a prueba la versatilidad de los dispositivos y desde luego la aceptación y aprobación de los usuarios, mismos que en su gran mayoría no son nativos digitales y que se encuentran en una etapa en la cual el comentario generalizado dice: “no es lo mismo leer en papel que leer en una pantalla”, aunque también es cierto que sacrificamos ese delicioso placer de leer en papel, por las ventajas de portabilidad, almacenamiento y en el algunos casos hasta la moda que pudiera presentarse al leer en una pantalla.
Desde luego solo algunas bibliotecas son las que están probando y sorteando las dificultades que pudiera presentar el prestamos de libros electrónicos (e-books) pre-cargados en algún dispositivo que permita su lectura.
Superando un sin fin de contingencias llegamos a la parte donde la biblioteca pone a disposición de sus usuarios los libros electrónicos y comienza a prestar dichos dispositivos dando pie a la lectura como tal. Previamente mencionaba que… “no es lo mismo leer en papel que en una pantalla” y dicho sea de paso también han surgido nuevos términos que relacionan esta actividad como el que hace referencia a la lectura social.
Si bien es cierto la lectura como tal puede ser un acto individual o colectivo y compartido por medio de las habilidades comunicativas que tienen las personas de dialogar sobre el texto, pero al replantear esta actividad y trasladarla a las tecnologías tendremos lo que se ha dado por nombrar lectura social.
Ya inmersos en el tema consideremos algunos referentes adicionales; estos son el uso de las redes sociales y el tan citado termino 2.0, que vienen a ser parte angular para el uso del termino lectura social, ya que en este punto no sólo los catálogos de las bibliotecas y de las librerías se someten a los comentarios que los lectores vierten, así como sus opiniones en blogs y foros, o se siguen las lecturas día a día en Twitter con aplicaciones específicas, sino que viene la posibilidad de integrar a estos comentarios y/o aclaraciones en el propio texto, que posteriormente se incorporarán como notas al pie de pagina del libro pudiendo de algún modo enriquecer y compartir lo que se lee y lo que se comenta, o la posibilidad de seleccionar partes de texto y compartirlo en alguna de las redes sociales a las que se pertenezca.
En la actualidad algunos distribuidores de libros electrónicos nos presentan la posibilidad de leer en línea o usando aplicaciones (app’s) en los diferentes dispositivos que permiten la lectura, así como el compartir diferentes acciones que se llevan a cabo como: mencionar el libro que estamos leyendo, compartir fragmentos del texto del libro que leemos, etc., esto haciendo uso de diferentes medios como las redes sociales, microbloging, blog, correo electrónico, etc., tratando de hacer más «social» el acto de la lectura.
De hecho, para muchos, el futuro está ahí. En la lectura social online. En la conversación compartida. En el comentario conjunto. Buena prueba de ello son webs como Copia, Bookglutton.com o librerías como Kobo, Amazon o 24symbols, que ponen a la disposición de los usuarios un catálogo importante, herramientas para la interacción lectora y la formación de clubes de discusión. Quizás para este tipo de situaciones la biblioteca se convertirá en el intermediario que permitirá el acceso a estas tecnologías como sucede ahora con las salas de Internet o las redes Wi-Fi y que hace que los usuarios dispongan de una conexión y acceso a estos recursos.
Así pues las bibliotecas y la acción de llevar a cabo la lectura está cambiando, esto lo vemos día a día y adicionalmente van surgiendo encuestas e investigaciones que comprueban que nuestra forma de leer se modifica, si observamos un poco podemos ver como las nuevas generaciones parecen leer con bastante menos cuidado, «decoro» y silencio, pueden hacerlo en cualquier sitio por medio de diferentes dispositivos y no tienen esa veneración por el libro en papel, incluso pueden leer en sitios ruidosos o escuchando música. Ya se leen varios textos simultáneamente a la vez que se comentan con otra persona, así la lectura social bajo los términos mencionados es una realidad que va ocupando cada vez más espacios incluida la biblioteca.
Desde luego muchos estamos en un estadio de aprendizaje de esta forma de llevar a cabo la lectura, a muchos nos gustara a otros no, pero como en nuestros gustos lectores… existe la variedad, la posibilidad de escoger, de probar y un sin fin de posibilidades.
Y a ti, estimado lector de este post: ¿qué opinión te merece la lectura social? ¿Consideras que la lectura es un acto social o es meramente individual?