El drama de la situación de los refugiados es un tema que la sociedad y las bibliotecas no deben olvidar. Desde Biblogtecarios ya hemos hecho repaso de las diferentes iniciativas bibliotecarias llevadas a cabo hasta el momento, el uso de Ideas Box que es un kit bibliotecario para situaciones de emergencia humanitaria y las propuestas de cómo las bibliotecas pueden ayudar a integrar a los refugiados en la sociedad.
Hace ya muchos meses que miles de personas se hacinan en los campos de refugiados en la frontera con Europa a la espera de que se regularice su situación. Sin embargo, cuando un voluntario les pregunta qué necesitan, la contestación es “un libro”.
Eso fue lo que le ocurrió a Isabel Leguina, una madrileña con 24 años decidió poner todo de su parte por cambiar la realidad de los habitantes de Oinofyta (Grecia). Este pequeño campo de refugiados situado al norte de Atenas es el hogar de aproximadamente 650 personas, la mayoría de origen afgano aunque también hay iraníes y paquistaníes. La lengua más común es el persa o farsí aunque muchos de los habitantes hablan también pastún y urdu.
Después de unos días indagando en cuáles eran sus necesidades, se dio cuenta de que más allá de la pobreza, la lectura era de vital importancia para jóvenes que quieren aprender inglés, echan de menos sus estudios, abandonados por la guerra, o simplemente para poder evadirse de la realidad que les ha tocado vivir viajando a través de los libros.
Tras la sorpresa inicial al descubrir la importancia que daban a la lectura, Isabel con la ayuda de su prima Mercedes que se desplazó al campo de refugiados semanas después, decidieron ponerse manos a la obra para montar una biblioteca, idea que fue recibida con entusiasmo por los jóvenes del campo que dijeron que crear una biblioteca era una de las mejores cosas que alguien podría hacer por ellos. Para conocer de primera mano qué tipo de libros querían se desplazaron por la campo charlando con ellos. Junto a las peticiones más frecuentes de diccionarios para poder aprender inglés, hay muchas otras como la saga de Harry Potter, libros de amor, de viajes, etc.
Una de las primeras medidas fue lanzar una campaña de crowdfunding para conseguir la financiación suficiente para iniciar el proyecto. Además, han contactado con librerías, organizaciones y universidades para conseguir que aporten libros o cualquier material que pueda ser de utilidad para el proyecto. Debido al éxito que están teniendo y a las necesidades que siguen detectando, han decidido montar otra biblioteca en el campo de refugiados de Ritsona que fue abierta el 24 de octubre, coincidiendo con el Día Internacional de las bibliotecas.
Hasta el momento, llevan recaudados 4.580 euros, suficientes para iniciar el proyecto con el único objetivo de conseguir que los residentes en este campo de refugiados tengan un lugar de distracción, esparcimiento y formación que les permita olvidarse por momentos de su situación actual y puedan viajar, aunque sea sólo a través de la lectura y la imaginación, a lugares que la realidad aún les prohíbe el paso.
Si quereis conocer más información del proyecto o partipar en él, podéis hacerlo con a través de la página de crowfunding Books for refugees o de su página de Facebook Books for Oinofyta & Ritsona.