Hoy voy a hablaros de un ejemplo de integración bibliotecaria, la creación de la Red de Lectura Pública Vasca (antiguamente Sistema Nacional de Bibliotecas de Euskadi), en cuyo proyecto trabajé durante algunos años.
Se trata de una red en línea, constituida por más de 200 bibliotecas municipales de Euskadi, que facilita el acceso de la ciudadanía a los fondos bibliográficos de todas las bibliotecas que la integran.
La idea de su creación hunde sus raíces en la «Ley de Patrimonio Cultural Vasco» de 1990 que diseña una política cultural para proteger del patrimonio cultural vasco, pero el pistoletazo de salida, sin embargo, no se dará hasta 2003, cuando, desde la Dirección del Libro y Bibliotecas del Departamento de Cultura se apuesta por la creación de una red bibliotecaria que echa a andar definitivamente en mayo del 2004, y, que tiene como objetivo primordial integrar en esta red a todas las bibliotecas municipales de la Comunidad Autónoma de Euskadi. Algo que se antojaba nada sencillo, porque hablamos de unos 200 municipios con una situación muy desigual. Si bien un gran número de bibliotecas llevaban automatizando sus catálogos y algunos servicios desde 1994, en 2003 todavía era fácil descubrir bibliotecas sin automatizar, sin acceso a Internet, y hasta sin PC.
Pero este problema se logró paliar en gran medida y la puesta en marcha del proyecto permitió que otras 62 bibliotecas entraran en la era informática. Y es que la necesaria coordinación tanto bibliotecaria como administrativa, que es llevada a cabo desde el Servicio de Bibliotecas del Gobierno Vasco, contó en todo momento con el apoyo de la DIT (Dirección de Informática y Telecomunicaciones del Gobierno Vasco) y de EJIE (Sociedad Informática del Gobierno Vasco). Se invirtió mucho dinero, en pocas palabras.
Para que la RLPV diese sus frutos y resultara eficaz, se hizo desde el principio hincapié en garantizar al menos los siguientes procesos:
1. Establecimiento de una Red de bibliotecas con funcionamiento en línea.
Para llegar al catálogo unificado se fusionaron, parametrizando informáticamente una serie de criterios que evitaran en lo posible la duplicidad de los registros, los catálogos bibliográficos de las 142 bibliotecas municipales que ya estaban automatizadas y que decidieron formar parte de esta red en línea. De este modo se creó una base de datos que en su origen contó con 481.323 documentos y 1.906.680 copias. Con el tiempo, lógicamente, esta cifra ha ido creciendo.
Las bibliotecas se incorporaron en 6 fases (entre 2004 y 2005). En cada fase se integraban los fondos y los lectores de un máximo de 25 bibliotecas ya informatizadas, a las que se unían todas aquellas bibliotecas sin informatizar que así lo deseaban.
A partir de este momento ya se podía ofrecer a la ciudadanía un catálogo único que permitiera consultar los fondos bibliográficos de todas las bibliotecas de la red, saber en qué bibliotecas se encuentran los documentos que necesitamos y acceder a los servicios online que se ofrecen desde Internet (transacciones no presenciales, impensables hasta hace muy poco, directorio, ayuda en línea, acceso al catálogo, interfaz bilingüe, acceso a guías de lectura y bibliografías temáticas, fuentes de referencia electrónicas, peticiones de cualquier ejemplar disponible o reserva de ejemplares prestados, realización de desideratas y sugerencias, etc.)
2. Creación de un Sistema de catalogación cooperativa con normalización de criterios tanto para la catalogación (en euskera y castellano) como para la parametrización de todas las bibliotecas del Sistema.
Hicieron falta varias reuniones entre técnicos del Servicio de Bibliotecas y un grupo de bibliotecarios municipales para consensuar los procesos de parametrización del programa de gestión bibliotecaria (AbsysNet), la aplicación de políticas de préstamo comunes y la elaboración de las pautas para la catalogación. Ello obligó a las municipales a la adecuación de sus anteriores codificaciones a las nuevas, pero es indudable que compartir un único catálogo permite ahorrar tiempo y muchos recursos.
Para reforzar estas propuestas, y con el fin de facilitar y unificar el trabajo cooperativo, desde el Servicio de Bibliotecas del Departamento de Cultura se fueron elaborando manuales de procedimiento y se ofertaron cursos de formación para el personal de las bibliotecas integradas en la red, gracias a los cuales se han formado más de 300 profesionales.
3. Control de autoridades bilingües.
En Euskadi hablamos, oficialmente, dos idiomas. Uno de los proyectos más ambiciosos que se acomete es la normalización y bilingüización de los registros de autoridad a partir de una base de datos en la que ya trabajaba el Servicio de Bibliotecas desde años atrás. Para implementar este proceso de bilingüización la solución fue desdoblar los encabezamientos principales (campos 1XX) y secundarios (7XX) utilizando etiquetas 9XX (campos de uso local creados para llevar a cabo esta doble gestión), así como de las entradas de materia (campos 6XX) que se doblan, según su idioma, en su correspondiente campo 6XX.
El resultado se puede consultar en AUBI, un catálogo bilingüe (euskera-castellano) de autoridades y encabezamientos de materia, cuyo objetivo es servir de apoyo a las bibliotecas de la CAE y otros agentes culturales a la hora de crear autoridades de ámbito vasco. No están todas las que son, pero si son todas las que están. La validación total de todos los registros de autoridad que se ven creando aun tardará mucho tiempo en estar al día y es que catalogan muchas bibliotecas, pero, con el fin de garantizar un correcto registro, sólo valida el personal del Servicio de Bibliotecas.
4. Coordinación y gestión del Préstamo Interbibliotecario.
Puesto en marcha de manera parcial a través de servicios de mensajería que mueven los libros entre los diversos municipios varios días concretos por semana. Por desgracia, no todas las bibliotecas participan (por decisión propia, ojo) en este servicio.
5. Carnet de usuario común para todas las bibliotecas de la red.
Se creó un carné único con el que poder acceder a los servicios de todas las bibliotecas participantes en el catálogo en línea. Además, se puede utilizar también la tarjeta digital ONA (tarjeta digital sanitaria, desgraciadamente en vías de extinción) sin necesidad de solicitar un nuevo carné.
Como podemos colegir, es mucho el camino andado y el trabajo realizado, pero, no vamos a engañar a nadie, aun queda mucho por hacer:
- Registros duplicados. Uno de los puntos más débiles del catálogo. Las sucesivas fusiones realizadas a lo largo del proyecto han originado un catálogo único pero demasiados registros duplicados, tanto bibliográficos como de autoridad. Pensemos que aquí se han ido volcando los datos de decenas de bibliotecas. En cualquier caso se tiene como objetivo prioritario la eliminación y transferencia de títulos (limpieza que se realiza cada día en mayor o menor medida) así como la catalogación de las revistas.
- “Alfabetización informacional”. Aun hoy en día las búsquedas en el OPAC aun resultan complicadas para muchas personas. Es labor cotidiana de los profesionales de cada biblioteca facilitar el acceso a los recursos en línea que se ofrecen al usuario, sobre todo a aquel, de perfil habitualmente adulto, para el que las nuevas tecnologías aun suponen todo un rompecabezas.
- Programa de gestión bibliotecaria en entorno Web. Ha habido infinidad de problemas relacionados con la velocidad de trabajo y las conexiones en Internet derivados del hecho de que cada biblioteca tiene sus propios proveedores de red, de la arquitectura informática de los ayuntamientos y la existencia de proxys. En este sentido, la colaboración entre bibliotecas, ayuntamientos y EJIE por un lado, y la existencia de un Centro de Atención al Usuario por otro, han mejorado notablemente las conexiones.
- Préstamo interbibliotecario. Ya hemos mencionado antes que no todas las bibliotecas participan de este servicio. Los costes, la carga extra de trabajo que supondría introducir un libro en un sobre, el modo de llevarlo a cabo, los documentos susceptibles de prestarse, etc., son algunas de las excusas expuestas para la negativa. Desde el Gobierno Vasco debería insistirse en este aspecto y, quizás, dar un puñetazo encima de la mesa.
- La ausencia en la red de las Bibliotecas Municipales de Bilbao y San Sebastián. El gran lastre y la espina clavada de la Red. Los dos mayores fondos municipales de Euskadi no están presentes. ¿La culpa? ¿El egocentrismo?. Puede ser. Pero hasta ahí puedo leer.
Muchas han sido las críticas que ha recibido y recibe la Red, sobre todo por parte de algunos bibliotecarios insatisfechos con el “producto final”, profesionales a los que en muchas ocasiones la integración les ha venido impuesta desde sus respectivos ayuntamientos. Pero visto desde fuera la sensación es la de que se está haciendo una gran labor (lenta aunque eficaz) para que los ciudadanos vascos, fin último del proyecto no lo olvidemos, tengamos a nuestra disposición un fondo documental que sería impensable de otra manera.
Ningún principio es fácil, qué duda cabe, y éste no ha sido una excepción. Pero, en líneas generales y una vez salvados los escollos iniciales, no me queda sino alabar la labor de todos los profesionales que día a día trabajan a través de múltiples iniciativas para que la Red tenga mayor visibilidad y que la presencia de las bibliotecas entre la ciudadanía vasca cada vez esté más asentada.