La gestación de los primeros bibliobuses eléctricos arranca de los últimos cinco años, de tal forma que ya desde 2018 asistimos a las primeras inauguraciones.
Nuestra vida diaria está cambiando obligatoriamente hacia medidas para conseguir un mayor respeto por el Planeta. Si bien es cierto que las políticas no avanzan al ritmo que la mayoría deseara, sí podemos observar la puesta en práctica de programas que a medio y largo plazo van a influir positivamente en nuestras vidas, como los relativos a la disminución de las emisiones de anhídrido carbónico en la atmósfera.
Sólo en Europa, sin mirar más allá, contamos con objetivos como llegar a 2030 con una reducción del 55% en las emisiones de 1990 para turismos y furgonetas (Reglamento (UE) 2019/631 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de abril de 2019), o del 30% sobre las de 2019 para el transporte pesado. En correspondencia, las políticas verdes, la sostenibilidad y la innovación son argumentos enormemente valorados en las numerosas y cuantiosas subvenciones europeas, como ejes vertebradores de un desarrollo no tan lejano.
Se trata de medidas drásticas que mejorarán sustancialmente nuestros entornos vitales, en las que las bibliotecas ya vienen trabajando durante años en la concienciación y educación de sus usuarios, y en el presentarse como modelos ejemplares. En consecuencia, los bibliobuses no pueden quedarse al margen, deben seguir adelante en sus programas de actividades medioambientales y de sostenibilidad y en la oportunidad de demostrar a la sociedad su papel activo en la adopción de todas esas medidas.
La electricidad como energía alternativa a los combustibles fósiles es una realidad cada vez más extendida en el mercado de la automoción, a todos los niveles. Su aplicación en los bibliobuses no sólo supone un aumento considerable de su ya reconocida sostenibilidad, sino una solución para males casi endémicos como los ruidos en su interior, la contaminación atmosférica y las vibraciones inherentes a los motores diésel.
La opción eléctrica en los bibliobuses, como en el resto de bibliotecas, trasciende lo puramente práctico. En este sentido, cuando la ciudad Oakland (EE.UU.) inauguró el primer bibliobús totalmente eléctrico en mayo de 2018, su alcalde, Libby Schaff, afirmó: “Este vehículo es parte del proceso en que lograremos nuestro objetivo de cómo ser libres del diésel para 2033″. En la misma línea, Kari Pohjola, gerente de la Biblioteca de Turku (Finlandia), defiende su bibliobús eléctrico como “una opción ética y ecológica”
En España ya contamos con soluciones eléctricas, aunque parciales, en los vehículos más nuevos, como la alimentación solar de los dos últimos Bibliobuses de Burgos para proporcionar energía en las paradas (2020), la solución con baterías de litio recargables de seis horas de funcionamiento ininterrumpido en el bibliobús más reciente de León (2019), o la versión híbrida de los Bibliobuses de Valladolid (2019) mediante la combinación de baterías, toma externa de corriente y autogenerador diésel.
A falta de poder contar con ellos en nuestro país, el primer bibliobús totalmente eléctrico que tenemos registrado corresponde a la ciudad estadounidense de Oakland, inaugurado el 11 de mayo de 2018, dentro de un ambicioso plan para suprimir los vehículos públicos de combustión fósil antes de 2033. Con un coste de 500.000 $, ha sido diseñado pensando fundamentalmente en el público joven.
Otros ejemplos del mismo año y del mismo país son los pequeños bibliobuses GoGoBiblio de la Santa Clara County Library, o el de la Grandview Heights Library de la ciudad de Ohio. Los cinco han sido concebidos para prestar sus servicios en el exterior del vehículo, a la manera de los famosos streat foods, de los que copian su diseño.
La otra zona geográfica pionera en bibliobuses eléctricos son los Países Nórdicos, en los que la ciudad finlandesa de Turku ha sido la primera en ponerlo en funcionamiento. Se trata de un vehículo en torno a los doce metros de longitud, siguiendo la tradición del país, pero con una imagen espectacular concebida como obra de arte en movimiento, no sólo por el carácter ambulante del mismo sino por contener en la carrocería pantallas dispuestas al exterior donde el diseño de la misma cobra vida en formato multimedia. Bajo el nombre propio de Lieke (Electricidad), fue inaugurado el 5 de junio de 2020, como un paso más hacia el compromiso de la ciudad por convertirse en libre de carbono para 2029.
El ejemplo de Turku lo ha seguido de cerca la ciudad sueca de Göteborg, que el 30 de septiembre de 2020 presentó sus dos nuevos bibliobuses completamente eléctricos, como un eslabón natural de un política que ya había electrificado sus 55 autobuses de la flota urbana.
El respeto al medio ambiente, la mejora en la calidad de vida y de servicio, la optimización de las inversiones, el ahorro del gasto corriente, la mayor sostenibilidad y la soberanía tecnológica constituyen argumentos más que significativos para la introducción de bibliobuses con pleno funcionamiento eléctrico. Esperemos no tardar mucho en verlos por España.