Entre 1921 y finales de los 50 funcionó en Montana (EE.UU.) un vagón biblioteca destinado al servicio de los campamentos de leñadores que la Anaconda Cooper Mining Company tenía dispuestos por sus bosques.
El vagón tenía unas dimensiones estándares, de aproximadamente 12 por 40 metros, y había sido acondicionado especialmente para poder dispensar prestaciones bibliotecarias, de forma que contaba con estanterías para unos 1.400 libros, además de revistas, periódicos y hasta un tocadiscos.
Un tercio del habitáculo no era de acceso público, pues se destinó al despacho y vivienda de la bibliotecaria; y digo bibliotecaria porque, como la mayor parte de este tipo de iniciativas, ésta también se originó y se mantuvo gracias al tesón, la ilusión y el esfuerzo de una persona, cuyo nombre era Ruth Worden, adscrita a la plantilla de la Biblioteca Pública de Missoula, la segunda ciudad en importancia de Montana, y sede la Universidad estatal.
Todo había empezado unos años antes, concretamente en 1917 cuando Ruth Worden comenzó a acercar libros de la Biblioteca Pública de Missoula a los leñadores de un primer campamento con el fin de aliviar su aislamiento mediante la lectura. Para ello fue disponiendo de emplazamientos tan pintorescos como una tienda o un hotel.
Contrariamente a lo que se pensaba en la propia Anaconda Company, el resultado fue espectacular, pues la afluencia de los leñadores se tradujo en 4.000 préstamos el primer año. Ello dio lugar a que la propia Compañía acondicionase el vagón biblioteca donde Ruth Worden a partir de 1921 permanecería cerca de una semana en cada uno de los campamentos de leñadores.
Las obras que componían la colección de la nueva biblioteca itinerante procedían de la Biblioteca de Missoula, de donaciones y de un fondo de 400 dólares que los propios trabajadores mantenían.
Para hacernos una idea aproximada del volumen de trabajo que tuvo el vagón biblioteca, sólo en siete meses de 1926 recibió 5.010 visitantes.
Sin embargo, todo llega a su fin, y en 1949 los trenes fueron sustituidos por los camiones para el transporte de la madera, lo que suponía ya una red viaria lo bastante desarrolla para acabar con el aislamiento inicial de estos asentamientos de leñadores, a la vez que el material rodante ferroviario de la Compañía se fue reduciendo. A pesar de ello, el vagón biblioteca continuó prestando su servicio hasta finales de la década de 1950, cuando desapareció definitivamente como tal.
El vagón biblioteca fue cedido a la Universidad de Montana, que lo convirtió en la “Cabina 15”, destinada a la formación de estudiantes de forestales. Más tarde acabaría siendo almacén, y después utilizada por los estudiantes de arte. Hoy descansa expuesto en el Historical Museum at Fort Missoula, como un testigo excepcional de una época relevante de su historia.
Fuentes: