Cerrar una Biblioteca en plena crisis es como agujerear los botes salvavidas de un barco en plena tempestad; recortar sus ingresos es como tirar al mar los remos para que los posibles náufragos vaguen a la deriva hacia una muerte lenta y dolorosa.
Las dificultades no son elementos extraños a las Bibliotecas, más bien ambas vienen conviviendo desde tiempo atrás. Dicen que los grandes hombres destacan en las peores situaciones; pero yo creo que los grandes hombres destacan en todas las situaciones. Se dice que esta crisis (otra dificultad más) es una buena oportunidad para las Bibliotecas en su afán por hacerse valer; lo es, pero no la única (si la Biblioteca sobresaliera solamente en los momentos de penuria, pasaría a tener la misma concepción que los hospitales, totalmente necesarios pero donde nadie quiere volver)
La Biblioteca está siempre alerta, vigilante y analizante para adelantarse a las necesidades de su sociedad, a la que sirve y al mismo tiempo a la que refleja. La Biblioteca nunca dice no, para ella todo es posible, menos el doblegarse a la política del miedo. No hay un servicio público ni privado tan completo, rentable, práctico y simbólico como la Biblioteca. Nadie da tanto por tan poco.
No voy a hablar de las bondades de la Biblioteca, de su labor en la salvaguardia de derechos humanos y fundamentales, ni de constituir el soporte fundamental para toda democracia sana, la misma que hace posible la estabilidad económica y social en la que navegan a sus anchas “los mercados” que gobiernan la crisis; no voy a hablar tampoco de cómo la Biblioteca contribuye a conseguir o reforzar la madurez, la autonomía personal, la independencia ideológica, el enriquecimiento permanente, la autoestima o la conciencia social de las personas de una nación, región, ciudad o pueblo; ni voy a hablar de su carácter vertebrador de la vida colectiva, de constituir un punto de encuentro para TODOS, un espacio público, un refugio físico y espiritual; ni voy a hablar de su papel en la superación personal y colectiva, en la oferta de nuevas oportunidades de vida y de negocio, que también y muchas. Y todo ello desde un recurso connatural a todos, la cultura, y con un instrumento de partida muy propio de cada uno, la lectura. Y también desde la gratuidad, desde la igualdad absoluta, desde la libertad universal incluso para rechazar sus propios servicios.
Ya hemos vivido otras crisis antes, que también afectaron negativamente a las Bibliotecas, y en su momento pensamos, como causa de ello, en la ignorancia de la sociedad civil y política acerca de su misión, sus funciones y su valor cultural y social. Ahora que ya nos conocen, que la gente ama la Biblioteca, que entiende la relevancia de su papel, que sale a la calle a defenderla, ahora, llega otra crisis con nuevos ataques a la Biblioteca.
Quizá hemos hecho los deberes demasiado bien y los que deciden toman sus decisiones con pleno conocimiento, o quizá por esos deberes bien hechos la incidencia de la crisis podría haber sido más de lo que es…
Sea lo que fuere, la Biblioteca es un servicio social básico, y no entenderlo así es un lujo demasiado caro para poder permitírnoslo, y menos en estas circunstancias tan penosas cuando las brechas se agrandan, la formación permanente se hace imprescindible para sobrevivir, los centros de recursos son vitales para los emprendedores, y cuando es más necesario que nunca un punto de referencia en la búsqueda del amparo constitucional, de la cohesión colectiva y de la justicia social.
Yo trabajo en Bibliobuses, esas Bibliotecas Públicas que salen al encuentro de sus lectores, y sé muy bien que todo lo que vengo diciendo (lo bueno y lo malo) se puede multiplicar por mucho en los ámbitos en los que estos servicios móviles se mueven. Y para muestra un botón: el documental El viaje de los libros, de Lorenzo Soler, en el que desde una sensibilidad magnífica muestra el día a día de la labor social del Bibliobús a partir de su tarea cultural. Son treinta minutos que recomiendo encarecidamente. Ya lo proyectamos en el 5º Congreso Nacional de Bibliotecas Móviles, la red más social, y nos dejó a todos conmovidos y orgullosos de nuestra labor.