El único servicio bibliotecario móvil de Navarra tiene a la Biblioteca Pública de Aurizberri-Espinal como centro de operaciones, y constituye uno de los instrumentos de mayor relevancia en la revitalización de los valles pirenaicos de la zona, desfavorecidos por un poblamiento muy disperso y un acusado envejecimiento de sus habitantes.
Bajo el calificativo de Proyecto Berragu, esta biblioteca móvil empezó a funcionar en 1998, como parte de una actuación más amplia puesta en marcha dos años antes. Efectivamente, en 1996 el bibliotecario Martín Saragueta logró la protección del programa europeo LEADER, dedicado a las zonas peor posicionadas en la carrera por el desarrollo, para financiar la modernización y dinamización de la Biblioteca de Aurizberri-Espinal.
Desde 2002 este servicio depende directamente de la Mancomunidad de Servicios Bibliotecarios Berragu, que reúne a todos los municipios y lugares que se benefician de la biblioteca móvil, cuya contribución se corresponde con el nivel de uso que hacen de ella sus vecinos.
Actualmente el Proyecto cubre treinta poblaciones que comprenden unos tres mil habitantes.
Pero si por algo se distingue esta prestación móvil es por la ausencia de vehículo que sirva para crear espacio de interacción entre los miembros de las comunidades visitadas, más al contrario la bibliotecaria utiliza su propio automóvil para llegar a los lectores, puerta a puerta, tras la solicitud previa de éstos.
Ello no supone la ausencia de servicios tan valorados como la prescripción lectora o el examen precedente de la colección. María del Mar Agós acude a las casas de sus socios con una representación pequeña pero muy atinada y pertinente de los documentos disponibles en la biblioteca, una vez al mes, como parte de las cuatro rutas que tiene establecidas para realizar cada jueves, de 13,40 a 17,30 horas.
Con los recortes que ha traído la crisis, estos horarios suponen la cuarta parte de lo que se hacía anteriormente, sin embargo, pronto se destinarán también los lunes, especialmente para atender peticiones puntuales.
La forma más frecuente de comunicación entre los usuarios y la bibliotecaria es el teléfono, en ambas direcciones, tanto para solicitar reservas y desideratas, por parte de los primeros, como para interesarse por ellos y recordarles la cercanía de la próxima visita, por parte de la segunda.
Si la proximidad y la confianza son dos constantes en los servicios bibliotecarios móviles, en el Proyecto Berragu alcanzan sus máximas cotas, pues son los espacios domésticos de los propios lectores los que reciben a la bibliotecaria y sus prestaciones como un miembro más. La extrema dispersión como forma de poblamiento y la avanzada edad de muchos de sus protagonistas inciden decisivamente en esta especial configuración del servicio.
Por grupos de edades, ancianos y niños son los principales lectores objeto de nuestro servicio, si bien también se visitan usuarios colectivos como residencias de ancianos, asociaciones, colegios, institutos de bachillerato, escuelas de música, incluso la Colegiata de Roncesvalles o la radio local Irati Irratia.
El compromiso de nuestra biblioteca móvil es tal con el Pirineo que llega a realizar actuaciones transfronterizas visitando el colegio de Arneguy (Francia), unido recientemente al de Valcarlos, localidades ambas separadas únicamente por el río Luzaide.
El Proyecto Berragu fue reconocido en 2002 con el Premio Buenas Prácticas Locales, iniciativa surgida desde la ONU.
No es de extrañar, con esta trayectoria, que la Biblioteca Pública de Aurizberri-Espinal acabe de recibir el primer Premio María Moliner, de fomento a la lectura, en la categoría de poblaciones inferiores a los 5.000 habitantes, por su programa de revitalización e impulso de los valles pirenaicos “Piensa globalmente, actúa localmente. Itinerarios de dinamización cultural en el Pirineo”.