Los Amerika-Haus Bookmobiles de la Alemania ocupada.

Tras el fin de la II Guerra Mundial, el gobierno de los EE.UU. desplegó en las zonas ocupadas bajo su jurisdicción unas bibliotecas provisionales pensadas tanto como un instrumento para el auxilio de sus soldados, como un medio difusor del estilo de vida americano entre la población nativa. Estas dotaciones, además de libros, contaban con música, películas y una amplia programación de extensión cultural.

En el caso de Alemania, entre 1946 y 1951, se crearon 27 de estos centros, que recibieron el nombre de Amerika-Haus. A pesar de su número no eran suficientes para cubrir las necesidades existentes, además de que únciamente estaban asentados en las ciudades más grandes, con lo que en seguida se recurrió a la figura del bibliobús para cubrir mejor y más rápidamente un mayor volumen de personas.

Desde 1951 fueron estableciéndose bibliobuses en las poblaciones medias del territorio, incluso algunas llegaron a recibir varios, como Essen, con tres, y Hannover, con dos. En total el programa de bibliobuses de la Amerika-Haus tenía funcionando 22 vehículos para atender 19 poblaciones, en 1957.Amarika Haus 2

Aunque los documentos que ofrecían al público al principio estaban en inglés, pronto fue ganando espacio la colección de obras en alemán, si bien la mayoría eran traducciones de autores americanos. Esta dato pudo ser determinante a la hora de conseguir la aceptación popular, pues cuando realmente empieza a acudir la población civil es en 1953 (13%) y especialmente en los tres años siguientes: 1954 (23%), 1955 (24%) y 1956 (29%). Antes no se había superado el 3% de los usuarios del conjunto que acabaría utilizando el bibliobús.

Hasta aquí, con un poco más de adorno, podríamos finalizar este post, como el relato de un hecho curioso de nuestra historia reciente, protagonizado una vez más por la figura del bibliobús en otra situación de emergencia humanitaria, ante la difícil tarea de ayudar a reconstruir las vidas de unas personas que, en su mayor parte, lo habían perdido todo.

Sin embargo, el celo administrativo y la profesionalidad de aquellos funcionarios nos ha legado un completo estudio que la Embajada Americana en Berlín realizó en 1957, con el fin de evaluar el funcionamiento de aquellos bibliobuses de la Amerika-Haus, cuyos datos nos demuestran una vez más, que, pese a la distancia cronológica y cultural, existe una especie de patrón universal de comportamiento entre los usuarios de los servicios bibliotecarios móviles, pues las informaciones obtenidas apenas difieren de la mayoría de los ejemplos actuales.Amarika Haus

El 88% de la población que acudía al bibliobús utilizaba sus servicios con la misma asiduidad con que iba a las bibliotecas antes de la guerra; además estaba integrada por lectores diarios de prensa escrita. Tan determinante fueron estas características de los usuarios en su voluntad de aprovechar las prestaciones de los bibliobuses que el 85 % de ellos nunca visitó una Amerika-Haus, y el 94% ni siquiera participó jamás en las actividades de extensión cultural que éstas patrocinaban.

Además de su hábito lector arraigado, también sabemos que su residencia no estaba lejos de las paradas de los bibliobuses, pues el 88 % acudían andando, y el 77% de ellos tardaba en llegar entre 5 y 15 minutos.

En total, se registraron 91.589 socios, es decir, un 3% de la población total.

Estos usuarios llegaban a describir el bibliobús fundamentalmente por medio de parientes y amigos (53%), por el propio reclamo de la figura del bibliobús (28%), por la prensa (11%) y por los carteles que se editaron (6%)

Aunque no faltaron críticas contra el trabajo del Programa de Bibliobuses de la Amerika-Haus, bajo las acusaciones de propaganda de EE.UU., también es cierto que los periódicos locales recogen testimonios de la población demandando un mayor número de visitas.

Efectivamente, la población estaba muy contenta con el servicio que recibía, como lo demuestran los diferentes indicadores de satisfacción como el grado de suficiencia de la colección (80%), de pertinencia de los documentos (92 %), de cumplimiento de expectativas (82%), y un calificativo general al servicio de “muy bueno” por parte del 94 % de los usuarios.

El público principalmente buscaba, sin que las distintas opciones fueran excluyentes entre sí, entretenimiento (30%), aumentar sus conocimientos (40%), información sobre el modo de vida americano (34%) y formación práctica (5%)Amarika Haus 3

Con todos estos datos, podemos suponer que la relación de los socios con los bibliotecarios era muy buena, más si consideramos que el 43% de ellos seguía por sistema sus recomendaciones para elegir los documentos que se llevaba prestados a casa.

El bibliobús era un elemento pues, muy valorado por la población, no sólo por la que utiliza directamente sus servicios, sino también por parte de la que no acudía a sus visitas, pero que sin embargo también se beneficiaba de ellas, pues el 63% de los socios declaraban que compartían sus libros con una o dos personas.

Las guerras las perdemos todos, con lo que cualquier ayuda para salir de su oscuridad siempre es bienvenida, y cómo no la de un elemento como el bibliobús que, con tanto potencial de servicio, siempre es bienvenido allí donde llega.

Más información: The Amerika-Haus Bookmobile Program

 

Roberto Soto

Colaborador en Biblogtecarios. Jefe de Bibliotecas en la Diputación de León y Presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles de España (ACLEBIM). Convencido de la Biblioteca Pública e incondicional de los Bibliobuses.

2 respuestas a «Los Amerika-Haus Bookmobiles de la Alemania ocupada.»

  1. Enhorabuena Roberto. Siempre me ha gustado muchísimo la historia, pero es que esta parte de ella se lleva la palma. Gracias por darla a conocer.

    Un saludo,

    Fuensanta

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