Lectura, democracia, paz y transformación social

En estos días se desarrolla en Puerto Rico el Festival de la Palabra, dentro del cual se ha querido celebrar el quinientos aniversario de la primera edición de La Utopía de Tomás Moro, mediante el cuestionamiento por varios escritores de la influencia de la lectura, sobre si un libro puede o no cambiar el mundo.

Si uno de los rasgos del éxito de la especie humana en nuestro Planeta es su carácter social, es evidente que el instrumento de comunicación preciso para ello, las lenguas, desempeña un carácter fundamental, y qué decir entonces cuando la fijación de las mismas por medio de códigos escritos es el primer paso para la democratización entre todos los miembros de la comunidad del gran tesoro de la memoria.

La superación de la oralidad tras el nacimiento de la escritura no sólo constituyó el principio de la Historia a la manera tradicional, sino que, alejando paulatinamente el conocimiento de la magia y la superstición de chamanes y similares, facilitó el paso a unas élites (escribas, monjes…) que darían el suficiente cuerpo y valor a los códigos escritos para que, trascurriendo los siglos, esos códigos llegaran a ser conocidos y utilizados por la mayoría de la población.

El fomento de la alfabetización, pues, es el logro de nuestra era, aunque aún sea una tarea pendiente, que presenta dos formas para su expansión: la educación reglada, formalizada oficialmente por cada país para atender los primeros años de la vida de las personas; y la educación no reglada, la que se imparte desde las bibliotecas públicas para todas las personas sin distinción de edad, con el aprendizaje como su columna vertebral.

La influencia de la escritura y de la lectura son innegables en nuestro mundo, sólo basta con pensar en el crecimiento y el papel de las religiones monoteístas, siempre fundamentadas en un libro sagrado; o las mismas teorías políticas que han modelado el mundo en el que vivimos, también respaldadas por su libro “guía”.

La lectura tiene unos beneficios inmediatos sobre las personas como el fomento de la empatía sobre la realidad, la agilidad mental, la longevidad, la expresión oral y escrita, o el bienestar personal y social. En este sentido, la Unesco en sus Manifiestos sobre las Bibliotecas Públicas y sobre las Bibliotecas Digitales estructura convenientemente las ventajas de su existencia y uso.

obejtivos-de-desarrollo-sostenidoSin embargo, todavía 781 millones de personas (16% de la población mundial) es analfabeta, y su mayor emplazamiento coincide inexcusablemente con las zonas de pobreza. Estos datos provienen de la Intenational Literacy Association, que concreta afirmando que el 60% del analfabetismo global recae en las mujeres y un 16% en los jóvenes.

No obstante, en los países ricos tampoco son alentadoras las cifras relativas a las habilidades lectoras, pues según el informe Pisa de 2012 que la OCDE pone en marcha para determinar estas destrezas de los adolescentes de 15 años, sólo el 9% consiguió llegar al nivel 5, el máximo establecido, con lo que, por poner un ejemplo, el futuro de todos nosotros, nuestras vidas dependerán en breve del voto del 91% de una población incapaz de expresarse correctamente ni de entender completamente lo que lee.

Si el Manifiesto de la IFLA/UNESCO sobre las bibliotecas digitales (2013) ya cifraba los beneficios del acceso a la información en la mejora de la salud, de la educación, y del desarrollo cultural y económico, el Informe de Seguimiento del Programa Educación para Todos (2015), de la Unesco, concluye por boca de su Directora General, Irina Bokova, en que “…La lucha sostenible contra la pobreza supone dotar a todas las personas de los medios para alcanzar la autonomía y afianzarse como protagonistas de su propia vida, utilizando para ello las posibilidades que brindan la educación, la ciencia, la cultura y la información…” (17-X-2015)

Para llegar a esa conclusión, el Informe ofrece datos tan contundentes como, entre otros, que si la escuela primaria llegara a todas las mujeres se reduciría en un tercio la mortalidad infantil, y a la mitad si llegaran a cursar la educación secundaria, es decir, se evitaría la muerte de tres millones de niños; o si la extensión de la secundaria se consiguiera diez puntos por encima de la media, el riesgo de guerra se reduciría en una cuarta parte.

Los resultados refrendan las palabras de Irina Bokova en la presentación del Informe cuando afirma que “Las pruebas son indiscutibles: la educación salva vidas y transforma la vida; es el fundamento de la sostenibilidad

No es de extrañar, pues, que en el nuevo programa de la Unesco Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, se considere la educación como “…uno de los motores más poderosos y probados para garantizar el desarrollo sostenible…”

La labor de los sistemas educativos en los primeros años de la vida de las personas, y de las bibliotecas a lo largo de toda la vida, mediante su gran instrumento, la lectura, fomenta el sentido crítico, la independencia personal, la escala de valores, la participación responsable y activa, el respeto a los demás, el desarrollo en todos los órdenes, la mejora en la calidad de vida, en la competitividad y en la productividad, aumenta la libertad y la dignidad de las personas, posibilita la igualdad de oportunidades, combate decididamente la pobreza y SALVA VIDAS.

NOTA. Este post es el resumen de la ponencia que pronunciamos respectivamente en el Consorcio Universitario del Caribe de Sincelejo y en la Universidad «Simón Bolívar» de Barranquilla (Colombia), los días 19 y 21 de septiembre de 2016.

Roberto Soto

Colaborador en Biblogtecarios. Jefe de Bibliotecas en la Diputación de León y Presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles de España (ACLEBIM). Convencido de la Biblioteca Pública e incondicional de los Bibliobuses.

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