La Biblioteca Rural y el Compromiso de Urueña

El 2 de noviembre de 2022 se celebró en la localidad vallisoletana de Urueña la jornada La Lectura en el Mundo Rural, organizada por el Ministerio de Cultura y Deporte, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), la Diputación de Valladolid y el Ayuntamiento de la localidad. De allí salió el primer borrador del documento el Compromiso de Urueña.

El evento convocó a políticos de los ámbitos estatal, regional y local, y a técnicos pertenecientes a los distintos sectores directamente relacionados con la lectura. Las aportaciones de todos ellos, y de otros profesionales posteriormente, han configurado los diez puntos en los que se estructura el Compromiso de Urueña, del que podemos afirmar que es el documento más completo y comprometido en favor de la misión y del desarrollo de la biblioteca rural en la España actual, hasta el punto de que su puesta en práctica supondría conseguir extender los servicios profesionales de biblioteca pública al cien por cien de la población de nuestros pueblos.

Un rasgo muy significativo es que todas las autoridades políticas que intervinieron defendieron el carácter esencial de los servicios bibliotecarios para la población, y su protagonismo para lograr la igualdad de oportunidades, derribando el obstáculo que puede suponer el lugar de residencia, y en especial para los territorios aquejados de despoblación en cualesquiera de sus tipos. El propio Secretario General de la FEMP, Carlos Casares, defendió la reforma de la Ley de Bases de Régimen Local, para que los municipios de menos de 2.000 habitantes puedan contar con su propia biblioteca.

Hemos de recordar como ya el Pleno del Consejo de Cooperación Bibliotecaria aceptó en 2021 la propuesta de su Grupo de Trabajo sobre el Plan de Especial Atención al Mundo Rural, para rebajar la actual limitación de la citada Ley, de 5.000 habitantes, a los 2.000 en el establecimiento obligatorio de bibliotecas públicas. Esta propuesta también fue aprobada por la Junta de Gobierno de la FEMP, siempre que viniera acompañada de la dotación presupuestaria precisa para su plena realización.

En esta línea, el órgano ejecutivo de la FEMP, el 31 de enero de 2023, validó el texto definitivo del Compromiso de Urueña por la Lectura en el Medio Rural.

No hemos de olvidar nunca que las bibliotecas rurales constituyen la gran mayoría en nuestro país: de las 4.582 bibliotecas españolas, 4.310 se encuentran en localidades inferiores a los 20.000 habitantes. La biblioteca rural no es un elemento residual de nuestro sistema bibliotecario, es el elemento predominante, de ahí la importancia del Compromiso de Urueña, que se ve engrandecida si tenemos en cuenta que también piensa en las 1.529.625 personas que aún no disfrutan de ningún tipo de servicios bibliotecarios, para que acaben teniendo los mismos derechos efectivos que el resto de la población. 

Como ya hemos adelantado más arriba, el texto del Compromiso está formado por diez puntos, todos ellos trascendentales para el presente y el futuro de las bibliotecas públicas rurales en nuestro país, lo que nos motiva a comentar y resaltar sus aspectos más relevantes:

  • <<La lectura es un derecho>>, más allá del lugar de residencia. El acceso a la cultura es un derecho fundamental y la lectura una parte <<sustancial>> del mismo.
  • Las bibliotecas públicas son <<servicios esenciales y básicos para las personas>>, regidos por principios de universalidad, libertad, gratuidad, igualdad, proximidad y profesionalidad. Posibilitan el acceso al conocimiento, la información, la educación y la cultura, y contribuyen a la vida en comunidad articulando y facilitando la participación vecinal en ella.
  • Donde no haya posibilidad de establecer bibliotecas estables se recurrirá al modelo de biblioteca pública móvil, como servicio bibliotecario que garantiza el <<derecho a la igualdad>>, la profesionalidad de las prestaciones y la sostenibilidad del servicio.
  • El tamaño de los municipios y su nivel de dispersión no han de ser obstáculo para el establecimiento de servicios públicos de biblioteca de forma universal, lo que deberá acompañarse de la financiación <<suficiente y adecuada>> para su viabilidad.
  • Las bibliotecas públicas deben estar gestionadas e implementadas por profesionales que garanticen la calidad de sus servicios, lo cual posibilitará la mejora de la vida de las personas y de sus comunidades, su crecimiento y su enriquecimiento, como <<espacios de igualdad, equidad e inclusión>>, en favor de <<una democracia activa, propia de una ciudadanía autónoma, crítica y comprometida>>
  • La consideración profesional del gremio bibliotecario por parte de las administraciones ha de ajustarse a la alta relevancia de su función técnica y mediadora, siempre fundamental para las comunidades a las que sirve. Este reconocimiento profesional ha de posibilitar el completo cumplimiento de sus funciones, mediante categorías apropiadas, salarios dignos, horarios adecuados y recursos suficientes.
  • Las bibliotecas públicas rurales han de contar con los recursos suficientes para el perfecto desempeño de sus funciones,  formarán parte, de pleno derecho, de los sistemas bibliotecarios de los territorios donde se hayan, e igualmente se beneficiarán de la colaboración entre administraciones y con los distintos agentes de la sociedad civil. Una dotación suficiente y ajustada a las necesidades será el complemento perfecto a la probada vocación del personal bibliotecario.
  • La biblioteca rural, por su papel en la comunidad, y la cualidad y potencialidad de sus recursos, se configura en un agente precioso en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; por el mismo motivo, ha de velar por la universalidad de su acceso en favor de la inclusión e integración de todas <<las personas con discapacidad y diversidad funcional>> de forma efectiva.
  • La biblioteca pública rural, como tal, es el espejo de la sociedad a la que sirve, y, por tanto, ha de adaptarse a sus características con el fin de satisfacer sus necesidades. Un caso concreto de ello lo constituyen las bibliotecas escolares de doble uso, ejemplo de optimización de recursos, impulso de las relaciones intergeneracionales y desarrollo de la colaboración entre distintas administraciones.

El Compromiso de Urueña presenta un propósito ambicioso por recoger para la biblioteca rural preceptos ya presentes desde hace décadas en documentos como el Manifiesto de la UNESCO para las bibliotecas públicas, y que, según su grado de instauración, pudiera parecer erróneamente no extensibles a nuestros pueblos. Se trata de un punto de partida claro, conciso y absolutamente pertinente, una gran oportunidad para nuestras bibliotecas rurales, que habrá que seguir muy de cerca para que acabe materializándose en realidades tangibles.

Roberto Soto

Colaborador en Biblogtecarios. Jefe de Bibliotecas en la Diputación de León y Presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles de España (ACLEBIM). Convencido de la Biblioteca Pública e incondicional de los Bibliobuses.

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