Ante la ausencia de planes publicitarios para las bibliotecas españolas, cada centro y servicio se las apaña como puede invocando en la mayoría de los casos a la audacia imaginativa de sus bibliotecarios, tan acostumbrados a bregar en estos menesteres con unos recursos igual de escasos que el tiempo del que disponen.
La primera impresión es la que cuenta, y es que lo emocional juega un papel decisivo a la hora de proyectar nuestra imagen y la de nuestros servicios sobre los demás. Aunque son variadas las rutas para llegar a ello, el juego y las actividades lúdicas son una de las mejores fórmulas para conseguirlo.
Ya hemos aprendido gracias a Ana Ordás cuán útiles son estos procedimientos para atraer y fidelizar usuarios, y lo prácticos que resultan para captar la atención del público sobre las prestaciones que ofertamos.
En el caso de los bibliobuses el tema tiene especial relevancia pues, a las dificultades de cualquier biblioteca, hay que añadir la relativa a la gestión de sus ausencias, dado que la periodicidad de su apertura en cada población que visita no es diaria.
Hoy ya no es extraño contar con edificios bibliotecarios entre los catálogos de juegos de construcción del tipo Lego. Es un aspecto altamente positivo para la profesión bibliotecaria, puesto que la normalización de su presencia en éstos significa que se ha convertido en un lugar cotidiano en la vida de la población. Sin embargo, aunque contamos con múltiples ejemplos, la práctica no podemos decir que esté sistematizada.
Volviendo a los bibliobuses, de entre los vehículos reproducidos a escala, sin duda, los de mayor éxito son los que caben bajo el epígrafe de “vehículos especiales”. Ambulancias, camiones de bomberos, grúas, excavadoras, coches de policía,… todos ellos hacen las delicias de niños y grandes, sin embargo, en los escaparates (ni en los catálogos de fabricantes) no suelen acompañarles bibliobuses, y eso que su llamativo aspecto exterior y su especial funcionalidad los hacen muy atractivos al público en general.[pullquote]Los bibliobuses, servicios preferentemente rurales, dependen de decisiones urbanas[/pullquote]
Uno de los condicionantes de esta situación es el desconocimiento que las bibliotecas móviles suponen para el gran público, puesto que el grueso de compradores se concentra en los centros urbanos y los bibliobuses suelen ser servicios rurales.
La presencia de bibliobuses entre la juguetería al uso no sólo facilitaría el que fuesen más conocidos, sino también el respaldo y el calor más amplio entre el grueso de la población. El interés de este aspecto deriva de un factor que no hemos de perder de vista, y es que, aunque bibliotecas rurales, las decisiones de las que dependen los bibliobuses se toman en las ciudades, por constituir éstas la sede de los órganos de gobierno de las instituciones en las que se encuadran.
En la misma línea, otro factor negativo propio de nuestro país es el hecho de que apenas se presta atención a los bibliobuses que nos precedieron, con lo que no llegamos ni de lejos a casos como el del Reino Unido, o como Portugal, ejemplo para todos, que mantiene vivo y perfectamente restaurado el primer Bibliomóvel de la Fundación Calouste-Gulbenkian.
El renovado valor de lo antiguo, la vigencia de las modas vintage y el valor de lo histórico en la mentalidad colectiva hacen de la posible reproducción a escala de los bibliobuses de época la iniciativa idónea para despertar el interés que falta en el ramo juguetero por nuestros servicios bibliotecarios móviles.
En España ya contamos con la reproducción a escala del Bibliobús del Frente, que desarrolló su tarea en 1938 y 1939 en Cataluña, aunque no ha pasado de un laudable ejercicio de modelismo fruto de la una iniciativa particular.
En este sentido, la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (ACLEBIM), ha pretendido dar un paso más impulsando la reproducción a escala de los primeros bibliobuses de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas, a partir de fotografías y planos existentes de aquella época, mediante la aplicación de técnicas de impresión en 3-D para recrear hasta sus detalles más pequeños. Será una edición limitada, destinada exclusivamente a los asistentes al 8º Congreso Nacional de Bibliotecas Móviles de finales de octubre próximo. [pullquote]Es necesario pensar en las población usuaria, pero es imprescindible pensar en la no usuaria[/pullquote]
Pensar en la población que nunca viene a las bibliotecas es la primera regla para conseguir su extensión al cien por cien de los ciudadanos, pero tener en cuenta también a las personas que sabemos nunca utilizarán el bibliobús, nos conseguirá a medio y largo plazo un lugar en sus conciencias, su comprensión, su simpatía y su apoyo.