Bibliotrenes de vía muerta

Instalar una biblioteca en un medio de transporte es la solución más sencilla para acercarla a las personas y espacios que carecen de otra opción bibliotecaria de calidad; sin embargo cuando ese medio pierde su capacidad de movimiento, cuando ha sido jubilado de su función original, el que albergue una biblioteca en su interior puede obedecer a la combinación de factores como la optimización de recursos y la necesidad de atraer lectores con propuestas sorprendentes.

Todos hemos visto en el cine norteamericano esas cafeterías alargadas y estrechas que en un principio fueron vagones de tren; su retirada de circulación, no obstante, también ha provocado otros reaprovechamientos como el caso de su conversión en bibliotecas.

Aunque nos pueda parecer poco común la instalación de una biblioteca fija en el interior de un antiguo coche ferroviario, existen sin embargo bastantes ejemplos que hemos podido documentar, cuyo único patrón común, en lo físico, es el de reposar sobre raíles y, en lo concepctual, el dispensar los servicios propios de cualquier biblioteca pública.

Los Bibliotrenes de vía muerta no responden tampoco a colectividades de un nivel de desarrollo específico, ni siquiera a una localización geográfica concreta, sólo obedecen a las ganas por acercar los servicios bibliotecarios públicos mediante soluciones rápidas, óptimas, innovadoras y atractivas. Y como muestra, un botón, o mejor diez:

El tranvía de Curitiba (Brasil) pasó a ser biblioteca en 2010, con una colección en torno a los 2.500 libros dedicados a clásicos nacionales y extranjeros de la literatura.

Bibliotrén de Curitiba (Brasil)

Un imponente tren bala alberga una biblioteca espacialmente ideada para los niños y jóvenes de Akishima, en el entorno de Tokio, en cuyo interior no sólo se puede soñar con las historias de sus libros sino también con la conducción de este gigante de la velocidad

Bibliotren bala de Akishima

La Biblioteca Tren de Papel “Carlos Castro Saavedra”, de Medellín (Colombia), ocupa dos vagones conectados en ele, y es el centro de un ambicioso programa de animación cultural y lectora.

Biblioteca Tren de Papel “Carlos Castro Saavedra”, Medellín.

En Chile hemos localizado tres Bibliotrenes, el de la Biblioteca Nacional, en Santiago, el de Pudahuel, y el de Monte Alto, Santiago. Los tres cuentan con el respaldo de las instituciones y programas bibliotecarios del gobierno nacional, en el desarrollo de una rica planificación de actividades de extensión cultural

Bibliotrén de Padahuel (Chile)
Bibliotrén de la Biblioteca Nacional de Chile
Interior del Bibliotrén de Puente Alto (Chile)

La Biblioteca Pública “Gildardo Rangel Andrade”, de Hércules (México) comenzó en 1998 ocupando la antigua terminal ferroviaria de la ciudad y, por su pequeño tamaño, también un vagón; él éxito ha sido tal que ahora cuenta con siete vagones, en los que dispensa 12.000 volúmenes de acceso libre, y cuenta con la especialización de sus salas (vagones) según las prestaciones: servicios digitales, sala infantil, ludotecas, sala de procesos técnicos…

Sala de ordenadores del Bibliotrén de Hércules (México)

En Tailandia también hemos localizado dos ejemplos de Bibliotrén, el de Chaing Mai y el Hua Hin, perfectamente acondicionados para las labores bibliotecarias.

Bibliotrén de Chiang Mai (Tailandia)
Bibliotrén de Hua Hin (Tailandia)

Desde julio de 2011, en Indonesia presta sus servicio el Bibliotrén de Manggarai, en el que se fusionan las nuevas tecnologías con los materiales ecológicos.

Bibliotrén de Manggarai

El ferrocarril ha sido básico para el desarrollo de las sociedades humanas, sin embargo, algunos de sus componentes, ahora convertidos en bibliotecas, siguen favoreciendo el progreso de las personas, esta vez impulsados por la lectura como fuerza motriz.

Roberto Soto

Colaborador en Biblogtecarios. Jefe de Bibliotecas en la Diputación de León y Presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles de España (ACLEBIM). Convencido de la Biblioteca Pública e incondicional de los Bibliobuses.

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