Aún hoy el lugar de residencia de las personas condiciona el tipo y la calidad de servicios que reciben. Las bibliotecas no son una excepción, hasta el punto de que cerca un millón y medio largo de españoles carecen de cualquier prestación bibliotecaria (Cifras del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes para 2015)
Está claro que las bibliotecas son el servicio cultural más extendido y accesible, sin embargo, no para toda la población. Los vecinos de barrios marginales o alejados, o los que resisten a la despoblación en nuestros campos, cuentan con más dificultades para hacer oír su reclamo por una igualdad de servicios y, por ende, de oportunidades.
En estos casos la biblioteca se constituye en un elemento más esencial, si cabe, como servicio cultural y social básico.
El imperio de las mayorías relega a los que no las integran a un segundo plano en la toma de decisiones, lo que se traduce en lacras como la exclusión, la desigualdad, la marginación, el abandono o el olvido.
La multitarea que caracteriza a las bibliotecas es la base de una potencialidad tan variopinta como realidades existen. Su carácter universal y gratuito debería abrir sus puertas de par en par y conseguir llegar al conjunto de todos los ciudadanos.
Las bibliotecas, por tanto, serán tan necesarias cuanto mayores sean las carencias, pues no en vano son capaces de convertir la debilidad en fuerza, el aislamiento en comunidad, la desertización en fidelización poblacional, la marginación en inclusión, la pobreza en igualdad de oportunidades, la desesperanza en futuro, o el silencio en voz.
Y es por eso que, este 2018, nuestros amigos de ACLEBIM hayan querido celebrar el Día del Bibliobús bajo el lema “Bibliotecas para los más vulnerables”.
El próximo 28 de enero es el Día del Bibliobús en España. Un año más lo celebran estas especiales bibliotecas públicas, tan cercanas a los más desfavorecidos, para los que cada una de sus visitas es una nueva puerta al mundo, tan especial y tan valorada como tan imposible de recibirla por otra vía.
Los profesionales de las bibliotecas móviles españolas no han querido olvidar en su gran Día a los usuarios con los que comparten todos los demás, aquellos que reciben su llegada como una verdadera fiesta, como un alivio de soledades perennes en unos casos, o como un arco iris de oportunidades en otros.
Pero la cosa no se queda ahí. Nuestros compañeros de los bibliobuses pretenden que todo esto sea visible, que sus amigos-usuarios cobren el sitio que les corresponde y nos muestren a todos qué piensan y qué reciben del bibliobús, y para ello se les está pidiendo estos días que resuman su vivencia en una única palabra, la suya, y la muestren con su rostro en fotografías que pronto podremos visualizar en las redes sociales de ACLEBIM, y demostrar así entre todos, que el bibliobús es capaz de dar la palabra a los que no tenían voz.