Es sobradamente conocido que los servicios bibliotecarios móviles suelen ocuparse de la población más vulnerable por la precariedad de sus condiciones a la hora de acceder a toda la gama de beneficios propios de la Biblioteca Pública; sin embargo, su especial naturaleza, que tanto les confiere la facultad de desplazarse físicamente como de adaptarse de forma rápida a circunstancias variadas, convierte a los bibliobuses en un instrumento de primer orden para atender a las comunidades azotadas por desastres naturales o humanos, a cuyas necesidades perentorias de supervivencia hay que añadir las tocantes a la cultura.
La vida cotidiana de hace pocos días, incluso de ayer, puede volverse en un infierno sin apenas darnos tiempo a reaccionar, en una verdadera situación de emergencia humanitaria, donde las prestaciones bibliotecarias también contribuyen a atenuar la tragedia y a procurar los recursos suficientes para ayudar a las víctimas en la paulatina recuperación de su vida anterior a la catástrofe.
L’Aquilia
En abril de 2009 el centro de la península Itálica sufrió un terremoto con epicentro en la localidad de L’Aquila. 308 personas murieron y, aparte de los 1.500 heridos, 50.000 desauciados vieron cómo se quedaban sin nada.
El proyecto “Bibliobús L’Aquilia” lo puso en marcha la asociación homónima con la intención de paliar los efectos de la devastación y extender el espíritu de reconstrucción desde la base, concibiendo el bibliobús como el motor de lo que habría de ser una cadena de motivación para salir de la tragedia.
Con la ayuda del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, de otras múltiples asociaciones, y de ingentes donaciones particulares procedentes de toda Italia, sus actuaciones han conseguido crear también la “Bibliocasa”, un verdadero centro cultural estable emblema del resurgimiento de la localidad de L’Aquilia.
Haití
En enero de 2010 la tierra tembó en Haití y se llevó la vida de 300.000 personas, al igual que la casa de otros dos millones de ellas; sin infraestructura ni edificios públicos, este pequeño país tuvo que sumar esta tragedia al hecho de ser el más pobre de América.
En julio de 2012 la asociación Bibliotèques sans Frontières puso en marcha el programa Biblio tap-tap, que en la actualidad sustenta tres bibliobuses repartidos entre Puerto Príncipe (la capital) y los departamentos del Centro y del Norte respectivamente.
Los Biblio tap-tap adoptaron la forma de los taxis compartidos del país, tanto en el tipo de vehículo (furgoneta) como en la colorista decoración exterior, obra de artistas locales.
Con la colaboración de la Dirección Nacional de Libros de Haití y de la Knowledge and Freedom Foundation, se han constituido en el único acceso a la cultura y la lectura para gran cantidad de la población a la que atienden, a la vez que se han convertido en un instrumento muy útil para las administraciones locales en el desarrollo de sus propias campañas, al haber integrado entre sus prestaciones información sanitaria y otros temas, también formativos, imprescindibles para mitigar el drama vivido.
Lorca
Ya en España, en mayo de 2011 la ciudad murciana de Lorca se vio fuertemente dañada por otro seísmo que ocasionó nueve fallecimientos. También los daños materiales fueron grandes, teniéndose que demoler más de 1160 viviendas. Entre los edificios dañados se encontraba la Biblioteca Municipal “Pilar Barnés”, en frente de la cual estuvo supliendo sus servicios hasta su reapertura un Bibliobús dispuesto por la Biblioteca Regional de Murcia.
Chile
Sin embargo, también hay casos donde los bibliobuses sufren, como los demás, las brutales consecuencias de los movientos de tierra, como el producido en septiembre de 2015 en Chile, que afectó de lleno a las instalaciones del Dibamóvil de Coquimbo, afortunadamente saldado sin desgracias personales para nuestros compañeros.
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