Los bibliotecarios escandinavos rotan anualmente entre sus países la celebración de su Congreso de Bibliobuses. Durante el 11, 12 y 13 de este agosto, la reunión correspondiente a 2011 se ha celebrado en Finlandia, concretamente en Turku, cuna del primer Bibliobús finlandés, para conmemorar su cincuenta aniversario.
Con ocasión de esa efemérides, los organizadores han conseguido reunir ponentes de Rusia, Holanda, Gran Bretaña, Alemania, China, Portugal (Nuno Marçal) y España (un servidor), además de congresistas procedentes de Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Croacia, Estonia, Chequia, Kazakstán y Eslovenia.
El evento estuvo bendecido con la presencia de 41 bibliobuses de algunos de los países invitados además de los escandinavos: medio kilómetro de bibliotecas ambulantes, todas perfectos ejemplos de superación de problemas técnicos y de adaptación a las necesidades específicas de sus lectores.
El Congreso empezó rindiendo un merecido homenaje a la figura y a la labor de Antero Kyöstiö, padre de los Bibliobuses en Finlandia, impulsor incansable de su desarrollo, apasionado innovador y defensor de su proyección internacional.
Dos líneas resumen las ponencias presentadas en este Congreso: por un lado descripciones generales de las bibliotecas móviles en países un tanto lejanos para los anfitriones, como España y Portugal, y por otro la exposición de diferentes ejemplos actuales en el uso exitoso de este tipo de servicios.
En este último punto cabe destacar el programa de la KONE Corporation Centennial Foundation en China, que ha planteado la cobertura cultural de los hijos de los numerosos inmigrantes que el gobierno chino pretende devolver a sus orígenes, a partir de las bibliotecas ambulantes como el elemento básico sobre el que descansa todo el sistema.
Desde una perspectiva similar, la Pushkin Library Foundation en Rusia está extendiendo por sus regiones lo que para ellos supone un nuevo concepto de Bibliobús, concebido como un centro integral de servicios bibliotecarios e informativos.
La experiencia de Holanda también es muy enriquecedora, pues en los Bibliobuses de la provincia de Zeeland se ha implantado el “biblio-servicio-bus”, es decir, una biblioteca móvil que aprovecha sus instalaciones para acompañar sus servicios convencionales con otros menos comunes en bibliotecas dirigidos a las pequeñas poblaciones. El valor añadido de estos Bibliobuses aumenta considerablemente con prestaciones y productos tales como un cajero automático, venta de sellos, de billetes de transporte público, o de tarjetas telefónicas; además proporciona información gratuita propia de instituciones sociales, políticas, gubernamentales, sobre trabajo, desplazamientos, seguridad ciudada
na o eventos culturales.
Por su parte, Dinamarca también dejó patente el uso de algunas de sus bibliotecas móviles como pilar básico para mantener un nivel de vida de calidad entre la población anciana del medio rural.
Un ejemplo específico de aplicación de las últimas tecnologías como elemento de servicio y de motivación a su disfrute fue la presentación del Bibliobús Colombus, en la región alemana de Schleswig-Hostein.
Si bien hemos de valorar muy positivamente todos estos proyectos, no menos importante para nosotros en este Congreso ha sido la cercanía y el entendimiento que existe entre los que nos dedicamos a los servicios bibliotecarios móviles, la armonía en la visión de nuestros servicios y la coincidencia en los temores y en las alegrías.
Después de tener la lectura y los vídeos como las principales fuentes informativas sobre las experiencias de los Bibliobuses en otros países, la oportunidad de conversar con sus protagonistas, de orígenes tan distintos, no ha hecho más que corroborar la sospecha con la que acudimos a este Congreso de Finlandia: la imaginacion y la técnica al servicio de los intereses de nuestros usuarios da como resultados soluciones tan variopintas y sorprendentes como útiles, eficaces y eficientes. El conjunto de aportaciones ha sido muy enriquecedor para todos.