Alehop

Alehop es una fantástica historia llena de giros a cada cual más surrealista y esperpéntico narrada con un lenguaje sencillo. En un principio puede parecer relajada y desenfadada, un mero entretenimiento para una tarde de domingo pero tras las primeras páginas ya no cabe el engaño: estamos ante una crítica sutil, nunca mordaz, de la sociedad actual.

Los protagonistas son una pareja de ancianos de vida y gustos sencillos que se ven envueltos en rocambolescas situaciones tras quedar ella impedida. Las gestiones que realiza el anciano para solicitar ayuda nos enfrentan a distintos estamentos sociales y visibilizan las dificultades que atraviesan las personas vulnerables ante la arbitrariedad de la vida.

Sinopsis: Un misterioso circo llega a un pueblo remoto. Mientras la población se queda hipnotizada por el espectáculo tan vanguardista que se despliega ante ella, una pareja de ancianos trata de solucionar lo que es, a todas luces, un insignificante problema doméstico. Sin pretenderlo, se verán involucrados en una aventura trepidante, en una compleja trama -en la que el circo y su sibilino mánager tendrán su papel- que les llevará hasta límites insospechados.
Alehop es una original comedia negra que, bajo una apariencia de historia desenfadada, hace aflorar con sutil maestría temas universales como el abuso de poder, la confrontación ideológica, la manipulación de las masas…
José Antonio Fortuny firma ahora una parábola sobre el desamparo de los más vulnerables en una sociedad hedonista y, para mucha gente, directamente hostil.

Crítica personal:

Cuando me ofrecieron la posibilidad de reseñar el libro me comentaron que era una comedia negra y mi mente separó las dos palabras. Por un lado vino la imagen de Eduardo Mendoza y por el otro los recuerdos de las novelas de Raymond Chandler. Ambos autores de lecturas que disfruté este verano. Inmediatamente la perspectiva me sedujo pues en los últimos tiempos me dedico a sesudas lecturas profesionales y me apeteció un poco de aire fresco que rememorara ese placer estival y a la vez calmara mi espíritu de lecturas útiles con un poco de crítica social.

Con este punto de partida no es extraño que haya quedado gratamente sorprendida. Nada que ver con mi idea y encantada de ello. El autor muestra un enorme cariño por los personajes. En ningún momento se hacen odiosos o generan rechazo; en algunos casos despiertan ternura y en otros, comprensión o aceptación. En una crítica social tan certera y poco benevolente uno espera la sensación de rechazo o dolor; sin embargo consigue que el lector evoque la actualidad, se plantee preguntas y reflexione.

En cuanto al aspecto narrativo, la trama no muestra flecos sueltos sino una sólida urdimbre; el climax no decae, la concatenación de acontecimiento resulta lógica y los personajes están muy bien construidos. El lenguaje no es recargado, ni sobra ni falta una palabra o frase, y el vocabulario es rico y preciso. En resumen, es una obra muy cuidada de principio a fin.

No soy una persona que habitualmente recomiende lecturas sino es a través de la emoción que transmito al hablar de ellas o conozca muy bien a mi interlocutor. En este caso me voy a hacer eco de las palabras de Rosa Montero que reproducen muy bien lo que yo diría: «una farsa negrísima, angustiosamente divertida, ingeniosa, inteligente y muy actual».

Conociendo al autor:

No he tenido el placer de hablar con él aunque estoy segura de que sería una charla amena y edificante. Para conocerle mejor es muy interesante el blog de la novela en el que no solo desgrana partes de la misma sino que aporta reflexiones, vivencias, etc. sobre su día a día. No lo leí hasta acabado el libro – muy tentada estuve antes de recibirlo – pues quería abordar la lectura libre de ideas preconcebidas pero para aquellos que aún tengan dudas sobres si leerlo o no, puede ser de gran ayuda.

Editorial: Funambulista
Autor: José Antonio Fortuny
Referencia bibliográfica: Fortuny, José Antonio. Alehop. Madrid: Funambulista, 2012

Inma Herrero

Documentalista, lectora voraz, curiosa empedernida. Intento aprender algo nuevo cada día y me encantan los retos. Mis áreas de interés crecen porque no hay nada que me guste más que el mundo en el que habito.