Últimamente estoy bastante metida en el mundo fotográfico y por ello, se me ha avivado la curiosidad (y digo avivado porque estaba latente desde hace tiempo) sobre este tipo de materiales. Todo unido a la próxima celebración de FOTOCONSERVACION, Conferencia Internacional: 30 años de ciencia en la conservación fotográfica, que tendrá lugar en Logroño durante los días 20 a 23 de junio de 2011 y que pretende actualizar las bases de la conservación y el tratamiento de los archivos fotográficos, me he propuesto tratar el tema en este post.
Los archivos fotográficos a menudos son tratados como una especie de hermano pobre en comparación con otros. Sin embargo, existen y son muy ricos en información. La fotografía desde su nacimiento ha tomado una serie de valores que la hacen importante. Surgió como una copia de la realidad, ha estado vinculada a la ciencia (como medio para facilitar el estudio de algunos fenómenos) y se considera una forma de expresión artística. Por lo tanto, debemos preocuparnos de la gestión, conservación y difusión de esta información, que encontramos en diferentes formatos y en la que, para su perdurabilidad, deben participar de manera conjunta los creadores, los divulgadores, los coleccionistas, los conservadores y los gestores de la información.
Nos encontramos con un tipo de documentación, la fotográfica que desde sus inicios allá por 1850 ha variado en numerosas ocasiones de soporte: daguerrotipos, calotipos, placas de cristal, negativos –de nitrato de celulosa, celuloide o poliester-, diapositivas y, actualmente, las imágenes digitales. Todos ellos han necesitado diferentes métodos de conservación (y restauración) y tratamiento de la información que contienen.
Los problemas más comunes que se suelen producir en los diferentes materiales pueden ser:
· presencia de foxing o acidificación en el papel
· lixiviación de las placas de vidrio
· descomposición de los acetatos (reconocido por un fuerte olor a vinagre)
· descomposición de los nitratos
Ante un archivo fotográfico en formatos “tradicionales” (no digitales) habrá que cuidar en cierta medida las condiciones en las que se encuentren almacenados. Será importante evitar el uso de cajas de madera (los insectos xilógafos son peligrosos también para el material fotográfico), metal (debido a su oxidación) y sobre de papel (por su pH ácido). Aunque en la muchos casos éstos son los contenedores más habituales.
Para su correcta conservación tanto la American National Standard Institute (http://www.ansi.org/ ) como la International Standard Organization (http://www.iso.org/iso/home.html ) han elaborado sendas y similares normativas que se deben aplicarse.
Las pautas de conservación marcadas por ambas organizaciones se aplican a:
· Temperatura: entre 4ºC y 18ºC, aunque el ideal sería conseguir bajar la temperatura hasta los -18ºC
· Humedad: de 30% a 50%, dependiendo del material almacenado
· Luz: evitar la luz natural y filtrar la luz de los fluorescentes, en el caso de utilizarlos.
· Contaminación atmosférica: sellar las posibles entradas de contaminación proveniente del exterior.
· Calidades de los materiales: deben ser ignífugos, estanterías y cajas de aluminio anodinado, pinturas acrílicas, pavimentos antipolvo.
· Materiales de instalación: negativos en placas en sobres de papel, que cumpla las normas internacionales de conservación; placas de vidrio en sobres de 4 solapas; para los plásticos emplear envoltorios de carpeta; negativos de películas de rollo en fundas de polipropileno y en sobre de papel; positivos en papel en sobres de polipropileno o poliéster. Los soportes más sensibles como daguerrotipos, ambrotipos, ferrotipos, calotipos y albúmenes se encapsulan para su conservación y almacenamiento.
Las empresas proveedoras de imágenes acabaron con los problemas procedentes de la manipulación de los originales de fotografías hace años. Éste se solventó mediante los procesos de digitalización de las fotografías y su correspondiente tratamiento documental, almacenamiento y su posterior recuperación. Para acceder a los fondos digitalizados sólo era necesario consultar la documentación conservada en soportes informáticos (CD-rom, discos duros, servidores, etc…).
La IFLA estableció una serie de directrices que deben seguirse para la correcta digitalización de los fondos. Aunque de la digitalización y de la fotografía digital, sobre todo, surge un nuevo problema en la conservación.
Desde los años 80 del siglo pasado, cuando apareció la primera cámara digital, lanzada por Sony, la fotografía digital no ha hecho más que extenderse y evolucionar. En el ámbito que nos ocupa, se necesitan soluciones para este, ya no tan nuevo, soporte que se debe conservar como se ha hecho con sus antecesores.
La preservación pasa por la rápida e inevitable evolución tecnológica que hace que tanto los formatos como su durabilidad dependan de una rápida actuación. Por ello, se necesitan planes de actuación dinámicos, dispuestos a seguir la estela marcada por la tecnología y sus cambios.
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