El uso de la IA Generativa en el cine documental

Hace unas semanas la Alliance of Archive Producers Industry  de EEUU publicó una carta abierta para alertar al sector cinematográfico de los peligros que despierta el uso de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) en determinadas producciones.

Fuente: Europeana

Que la IA tiene una gran presencia en nuestras vidas desde hace ya un tiempo es incuestionable y su recorrido en el futuro es imparable, creo que no lo duda nadie. Sin embargo, todavía se desconocen las consecuencias de los usos y las aplicaciones que unos u otros vayamos a darle a esta herramienta producto de innovación tecnológica.

El asunto del post y lo que hoy os traigo es algo de lo que han alertado un destacado grupo de archive producers de EEUU. Ya sabéis que son los responsables de la búsqueda, gestión y negociación de los materiales de archivo para las producciones audiovisuales de las grandes producciones estadounidenses.

La mecha se encendió a raíz de las negociaciones contractuales del sindicatos de actores y guionistas, SAG-AFTRA   y WGA . Parte de esas conversaciones giraron en torno al uso de IA y el conflicto de su uso dentro de la industria cinematográfica. En gran medida, debido a la incertidumbre y a los cambios que puede producir en el futuro del entretenimiento el uso de este tipo de tecnología.

Dentro de este contexto, un grupo de productores de documentales aprovechó para alertar del uso de IAG en películas de no ficción o documentales, especialmente en el trabajo con los materiales de archivo. Más aún ahora, que la producción de no ficción está viviendo una época dorada. Es por ello que los profesionales del género documental han puesto de manifiesto una creciente preocupación ética. Y consideran importantísimo mantener la confianza de los espectadores en este tipo de producciones, que suelen tratar temas basados en hechos históricos, personajes reales, etc.

Señalan la importancia de establecer pautas de buenas prácticas y un ejercicio real de transparencia en lo que respecta a la IAG.

Entre los ejemplos de uso de IAG en trabajos de archivo de no ficción, el grupo cita la generación de artículos y titulares de periódicos falsos y de recreaciones y artefactos históricos inexistentes sin identificación. Además, se están utilizando imágenes “históricas” generadas por IA que pretenden representar personas y eventos reales, “en lugar de obtener imágenes reales cuando estén disponibles” para ahorrar tiempo y dinero, señala la carta abierta.

No es que la Alliance esté en contra de toda la AI que se utiliza en los documentales. El peligro es usar la IAG para crear nuevos materiales: prensa, fotografías, vídeos o audios y presentarlos como históricos, reales, auténticos.

Podéis leer la carta completa de la recién formada Archival Producers Alliance en este enlace a su web.

Aquí están algunos ejemplos del uso de IAG en cine documental son los siguientes: 

  • Welcome to Chechnya (2020)
  • Another body (2023)
      
  • Roadrunner: a film about Anthony Bourdain (2021)

En las dos primeras, utilizaron IA como mecanismo narrativo o para ayudar a ocultar la identidad de algunos de los entrevistados. La tercera, recibió críticas por generar mediante IA la voz de Bourdain, fallecido en 2018.

Al mismo tiempo que la Alliance ponía esta situación sobre la mesa en EEUU, la UE aprobó la primera regulación sobre IA. Probablemente insuficiente, pero sin duda necesaria para empezar a poner nombre a lo que va a suceder de manera rápida e inconsciente para la mayor parte de la ciudadanía.

Por otro lado, FOCAL International  se hizo eco de la carta abierta y publicó un comunicado   dirigido a los miembros de su comunidad de creadores y cineastas de documentales para establecer una guía que sirva de carta de ruta ante este tipo de usos de la IA. 

Con todo ello, creo que queda patente que el uso de la IAG es y será una práctica habitual que debería regularse hoy mismo, ya que, junto a las fakes news, que dificultan la percepción de información veraz y contrastada y que ésta llegue a un amplio grupo de población. Ahora aparecen estos y otros casos de (¿mal?) uso de la IAG, que nos presentan hechos ¿reales?, presuntamente probados mediante fuentes oficiales. Y todo ello, acaba generando un discurso confuso sobre cualquier tema al que tengamos acceso a través de las pantallas.

Como profesionales de la información y de la documentación se nos plantean un futuro un poco más complicado, pero tendremos que estar preparados para afrontarlo como un nuevo reto.

*Fuente de referencia: Hollywood Reporter

Rebeca Hernández

Codirectora en BiblogTecarios Documentalista especializada en audiovisual, fotografía y fuentes históricas. Además me interesa la edición, la gestión cultural, las iniciativas digitales y las acciones colaborativas.

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