El avance de la tecnología está modificando a marchas forzadas el uso de los teléfonos móviles. Cada vez se utilizan menos para hablar por teléfono y más para otras muchas cosas, hasta el punto de que —en muchos casos— al comprador le interesan más los gadgets que la capacidad de comunicación de voz en sí misma. De hecho, el mundo de la información móvil se ha expandido hacia los smartphones y ha superado las barreras de la telefonía con el desarrollo de las tabletas y otros dispositivos.
Este pequeño libro va dirigido a quienes estén interesados en conocer el panorama actual de los dispositivos móviles, información muy útil para quien se plantea la adquisición de uno de estos aparatos. Pero también resuelve dudas sobre la utilidad del acceso a Internet a través de dispositivos móviles, lo que esto exige a los diseñadores web. Y, claro está, también atiende a otros conceptos muy relacionados con la información móvil, como la geolocalización, los códigos bidimensionales y la realidad aumentada.
Crítica personal:
Que el mundo de la comunicación está mutando rápidamente es algo que parece incuestionable. Pero, de todos los cambios habidos en los últimos tiempos creo que es el de la movilidad el que mayor trascendencia tiene en la vida normal de los ciudadanos comunes. Hace poco más de veinte años, si necesitábamos realizar una llamada telefónica cuando estábamos fuera de casa o del trabajo, debíamos recurrir a las cabinas telefónicas o al teléfono público de algunos establecimientos. Desde entonces, a medida que se iba generalizando el uso de teléfonos móviles, se expandía la experiencia de Internet, que no sólo nos acerca información a nuestro domicilio sino que nos facilita la comunicación (correo electrónico, mensajería, videoconferencia…) con interlocutores situados a miles de kilómetros. Pero la revolución parece haber llegado a su punto álgido cuando ha sido posible, merced a los dispositivos móviles, acceder a toda esa oferta de información y comunicación sin necesidad de limitarnos a una ubicación concreta, en la calle, mientras viajamos… Con ello, además, han aumentado la demanda y la urgencia informativas, porque queremos saber más del lugar en que nos encontramos (o a donde nos dirigimos) y lo queremos saber cuanto antes y en múltiples formatos.
Esta obra de Natalia Arroyo es una pequeña y sumamente útil guía para conocer todo cuanto es imprescindible saber sobre la información móvil, desgranado conforme un esquema sumamente didáctico y un lenguaje suficientemente claro para el lector medio. Porque, aunque incluido en una colección profesional, se trata de una obra accesible para cualquier persona que sienta curiosidad por este nuevo fenómeno, explicando de una manera bien sencilla las diferencias existentes entre los teléfonos y otros dispositivos móviles más o menos populares: tabletas, lectores de libros electrónicos, videoconsolas…. Entre aquellas se encuentra, desde luego, quien se siente apabullado por la publicidad de las compañías telefónicas y se pregunta qué le ofrecen los smartphones que no pueda encontrar en teléfonos móviles más sencillos. Decantado finalmente por aquellos, saber analizar características tales como la visualización, la interacción, la conectividad y las plataformas o sistemas operativos que soportan es una necesidad que, tras la lectura de estas páginas de Natalia Arroyo, se me antoja más fácil de resolver.
También el complejo universo de las aplicaciones para dispositivos móviles merece la atención de la autora, que ofrece un panorama muy clarificador, pues no sólo se ocupa de sus utilidades (juego, redes sociales, ofimática, compras, educación, prensa, lectura…), sino que se detiene a explicar los diferentes modelos de distribución y comercialización de estas aplicaciones, de manera que también ofrece —aunque no sea de manera expresa— alguna orientación al usuario que desee adquirir algún software que amplíe y personalice las funcionalidades de su dispositivo móvil.
La generalización de la información en los dispositivos móviles no habría sido posible sin el desarrollo de la web móvil, que Arroyo define (más allá de la simple web accesible desde dispositivos móviles) con una sencilla ecuación:
Web móvil = contenidos (1.0) + comunicación (2.0) + participación (2.0) + movilidad
Lógicamente, en este apartado no se detiene exclusivamente en la descripción de las posibilidades de navegación desde dispositivos móviles, sino que analiza el valor de la estrategia de la movilidad yb los contenidos y servicios específicos para la web móvil. Como no podía ser menos, en esta parte —acaso la más concretamente dirigida a un público especializado— se ocupa también de los estándares aplicables y propone unas pautas para el diseño de sitios para la web móvil.
Finalmente, los últimos capítulos están dedicados a otros conceptos más o menos relacionados con la información en los dispositivos móviles. Los más sencillos de todos son los códigos bidimensionales, que nos permiten acceder a información de lo más variada mediante su simple escaneo con el dispositivo móvil, de los que el más popular es el código QR. Mucho más ajustados a lo que el usuario de un dispositivo móvil espera son los servicios basados en la geolocalización, que facilitan el acceso a información sobre cuanto nos rodea en un lugar concreto, con implicaciones prácticas de suma utilidad, y a los que se suma el enriquecimiento de la visualización de nuestro entorno (lo que conocemos como realidad aumentada).
A pesar de su reducido tamaño, poco más de un centenar de páginas a octavo, Información en el móvil es todo un compendio sobre la materia que, además, cuenta con la fortuna de una continua y creciente actualización merced al listado de recursos web que su atora mantiene a través de Delicious. Una obra, pues, no sólo imprescindible sino útil para profesionales y curiosos.
Conociendo al autor:
Supongo que a escribir esta obra te ha animado la necesidad de poner negro sobre blanco unas mínimas ideas y conceptos básicos para conocer un fenómeno que, querámoslo o no, se está introduciendo a marchas forzadas en nuestra forma de vida: PDA, smartphone, Android, apps, QR, GPS, POI… ¿Nos cuesta seguir el ritmo de este progreso por falta (o sobreabundancia, paradójicamente) de información?
En este caso se trata más bien de sobreabundancia de información y de la ausencia de organización de la misma. Esto que tiene su razón de ser en el vertiginoso momento que estamos viviendo: fabricantes, desarrolladores, operadores y otros agentes se están esforzando por hacerse un hueco en un mercado incipiente, muy prometedor y que en estos momentos constituye una parte muy importante del avance tecnológico, que está siendo de resistir incluso a la crisis.
El nuevo paradigma de la web móvil, ¿supone que al fin será cierto que la montaña (información) va a Mahoma (usuario)?
Parece un sueño hecho realidad quienes consumimos información y para quienes trabajamos en este ámbito: el usuario ya no tiene que desplazarse para consultar cualquier dato, sino que le llega directamente a la palma de su mano en el momento en que lo necesita. Para determinadas consultas no necesitamos ir a la biblioteca, ni siquiera esperar a llegar a casa o a cualquier otro lugar para tener un ordenador con acceso a internet. Eso conlleva importantes cambios en el modo en que consumimos información sobre los que los profesionales deberíamos reflexionar.
Al fin y al cabo, no hace muchos años los teléfonos móviles formaban parte de la «tecnología-ficción». ¿Hasta qué punto la «estrategia de movilidad» responde de veras a una necesidad de los usuarios y no a la conveniencia de los mercados (telefonía, informática..)?
A las empresas del sector les interesa sin duda potenciar un mercado y para ello utilizan publicidad y estrategias determinadas. Pero el usuario no es tonto y, si encuentra un producto que satisface ciertas necesidades lo acabará adoptando. Es lo que sucedió con los primeros teléfonos móviles a finales de los noventa: poco a poco nos hemos acostumbrado a llevarlos con nosotros, a estar siempre comunicados.
Después de todo este tiempo que llevas «enredando» con dispositivos móviles, ¿cómo crees que han sido recibidos estos (aparatos y servicios) por el ciudadano medio, el de a pie? Se supone que los más jóvenes los perciben como «algo que siempre ha estado ahí», pero ¿saben aprovechar realmente su potencial? Y, por otro lado, los ancianos que ven los teléfonos móviles simplemente «como algo útil en caso de emergencia» (para lo que basta un simple «tontófono») ¿sienten rechazo ante la complejidad de los smartphones o, a pesar de todo, se dejan tentar por la curiosidad?
Las personas vamos aprendiendo la tecnología a diferentes ritmos y la utilizamos en función de nuestras necesidades. En el caso de los smartphones, tabletas y otros dispositivos móviles estamos aprendiendo a utilizarlos de manera informal, es decir, por nosotros mismos y con ayuda de nuestro círculo social. Ese proceso de descubrimiento de nuevas utilidades es casi continuo, pues las aplicaciones van ampliando sus funcionalidades y los dispositivos evolucionan.
Por primera vez, la venta de smartphones y tabletas ha superado la de ordenadores (personales, portátiles, etc…). ¿Crees que nos estamos acostumbrando a acceder a información remota en cualquier momento y lugar, o simplemente nos dejamos arrastrar por la moda, empujados a adquirir un dispositivo «a la última»?
El efecto moda nos arrastra a tener el último cacharro del mercado, pero si una tecnología es útil en nuestras vidas finalmente acaba generalizándose. En mi opinión, cuando nos acostumbramos a tener algo, como puede ser el acceso instantáneo a la información, es difícil prescindir después de ello, pues acabamos percibiéndolo como esencial en nuestras vidas.
¿Queda aún mucho por investigar y desarrollar (no digamos ya comercializar) tecnologías, productos y dispositivos en el ámbito de la información móvil, o asistiremos en breve a un «enfriamiento» que, no obstante, sirva para asentar el paradigma entre los usos sociales?
Soy de las que piensa que la posibilidad de acceder a la información desde dispositivos móviles está aquí para quedarse, por la razón que comentaba anteriormente: seguramente nos acostumbraremos a ello, y en la medida en que dispongamos de más información, la vuelta atrás será más difícil.
Editado en formato de bolsillo, el libro Información en el móvil no deja de ser un arcaico «dispositivo móvil de lectura», pero ¿por qué no una edición en formato ePub?
La filosofía inicial de la colección EPI-UOC, de la que forma parte Información en el móvil, era la de una colección de libros de bolsillo breves, que introdujeran al lector en temas de actualidad en unas pocas páginas. Son varias las personas que se han interesado por la versión electrónica de los libros de la colección y probablemente la haya en un futuro. Estas demandas vienen a confirmar el éxito de la colección y el interés de los lectores por ella.