El silencio en la biblioteca frente al estruendo en el bar; bibliotecarios olvidados frente a guardametas santificados. Así se podría ilustrar la situación que se vive en las bibliotecas cuando se disputan partidos de fútbol de alto interés. El fútbol moderno goza de una intensa influencia en la sociedad, algo con lo que las bibliotecas lamentablemente no pueden competir.
Fútbol y biblioteca son dos mundos aparentemente distanciados. Es fácil encontrar amantes del fútbol en el mundo de la biblioteca, y algo más difícil observar asiduos a la biblioteca en el mundo del balón. Pero más allá de eso, existen casos en los que esta compleja relación se vuelve fructífera.
Club y biblioteca
Es difícil imaginarnos en España un partido entre el Club Atlético y Biblioteca de Madrid y el Athletic Club y Biblioteca de Bilbao. Pero en Argentina, lugar donde la pasión por el fútbol alcanza cotas superiores, podemos encontrar decenas de casos, como el del Club Atlético y Biblioteca Ferrocarril Sud, el Club y Biblioteca Ramón Santamarina o el Sportivo y Biblioteca Atenas. Se trata de equipos que además de sus secciones deportivas, mantienen bibliotecas de carácter popular en la comunidad a la que pertenecen.
Bibliotecarios futbolistas y futbolistas bibliotecarios
La Biblio: la Biblioteca Florentino Ameghino de Venado Tuerto (Argentina) protagonizó en los años 80 una de las historias más singulares del fútbol argentino. Los jóvenes a cargo de la biblioteca decidieron formar un equipo de fútbol e inscribirlo oficialmente en la competición regional. Vestían de forma estrafalaria y en sus gradas se entonaban canciones de Serrat y Silvio Rodríguez. El equipo ganó el campeonato regional en 1987 y 1988 en sus años de mayor gloria. Actualmente la biblioteca sigue dando servicio pero los tiempos del balón ya son historia.
La hinchada de la Biblio llevaba una pancarta que decía «Enamórese» o banderas con la imagen del Quijote de Picasso y la leyenda «La vida ataca a los molinos»
El bibliotecario: en el fútbol sudaméricano es común apodar a los jugadores atendiendo a sus peculiaridades. Ser amante de la lectura es algo sin duda llamativo en los vestuarios de fútbol, y por eso Diego Valeri es apodado «el bibliotecario». Este centrocampista argentino jugó en la UD Almería en el año 2010, para después regresar a su país donde sigue con su pasión por Nietzsche y Galeano.
Cracks y fomento de la lectura
Los futbolistas son ejemplo a seguir, los niños quieren tener su camiseta, llevar su corte de pelo… y ese atractivo hace que sean grandes aliados en el fomento de la lectura.
Premier League Reading Stars: desde el año 2003 las estrellas de la liga inglesa participan activamente en este programa dentro del proyecto National Literacy Trust. Está especialmente dirigido a alumnos de primaria con dificultades de alfabetización y que encuentran una mayor motivación a través del fútbol. Los futbolistas colaboran con las escuelas y bibliotecas públicas lanzando retos que los alumnos deben resolver.
Liga de Fútbol Profesional: a través de un convenio con el Ministerio de Cultura, equipos españoles como el Atlético de Madrid, Deportivo de la Coruña o Real Madrid participaron en 2008 en actividades para el fomento de la lectura, aunque el programa no tuvo el éxito obtenido en el caso inglés. Actualmente estos equipos dedican sus mayores esfuerzos a la difusión de la práctica deportiva.
Andrés Iniesta: la Consejería de Educación, Ciencia y Cultura de Castilla-La Mancha fichó en 2010 al héroe futbolístico nacional para su campaña regional de fomento de la lectura. No es la primera vez que el 6 de La Roja colabora con el gobierno manchego en favor de la difusión de la lectura.
FC Barcelona: el club catalán es uno de los equipos más comprometidos actualmente con el fomento de la lectura. En el mes de enero firmó un convenio con la Generalitat catalana mediante el que se adhiere al plan Impuls de la Lectura: 100% lectors y gracias al cual enriquecerá los fondos bibliográficos de la biblioteca de La Masía, la academia de sus categorías inferiores.
El Barça también participa en el proyecto Millionbooks, en colaboración con Worldreader. Una interesante iniciativa que, con la ayuda de todos, pretende llevar un millón de libros electrónicos a niños y niñas de África subsahariana.
[youtube G29m2_O68IQ 560 315]
El mundo del fútbol y el de las bibliotecas pueden llegar a unir sus fuerzas para conseguir objetivos comunes.
Seguramente existen muchos más ejemplos de esta unión. Si conocéis más experiencias, no dudéis en reflejarlas en los comentarios.