Recurro una vez más a este espacio para poner en común con todos vosotros otra de las cosas que más me frustran en el trabajo en bibliotecas, especialmente desde el que se desempeña en la Sala Infantil. Me estoy refiriendo a esa mala costumbre de los padres, madres, abuelas y abuelos de poner a los bibliotecarios como pantalla ante el mal comportamiento de sus niños con la frase: “Que te riñe la chica”.
No os puedo explicar con palabras (aunque a muchos no os hará falta por vivirlo en carne propia) la tremenda indignación que me provoca este, u otros tipos de expresiones similares. Por supuesto no se me nota nada, trago saliva e ignoro la interpelación. Como mucho, cuando ya no puedo más, digo: “Yo no estoy aquí para reñir”, y hasta aquí la historia.
¿Por qué me molesta tanto? Pues por varios motivos:
- Efectivamente, yo no estoy aquí para reñir, o al menos no he leído nada de eso en mi contrato laboral. Cierto es que riño, y mucho (lamentablemente cada vez más…) pero siempre en base al mantenimiento de un ambiente más o menos agradable, o ante flagrante incumplimiento de la normativa de la biblioteca, como por ejemplo, entrar con una moto en la sala.
- No es mi responsabilidad que su niño se comporte como es debido. En la Sala Infantil de mi biblioteca (como en todas) es obligado el acompañamiento del menor por un adulto, persona que debe conocer las normas de la biblioteca y responsabilizarse de que su hijo o nieto las cumpla, en la medida de lo posible (son niños, claro está).
- El hecho de que utilicen expresiones como “Que te riñe la chica” o “Como venga la chica…” hace que me sienta como un ogro, arquetipo bibliotecario más que extendido y del que estamos ya un poco hartos, ¿verdad? Perpetuar esa imagen no solo nos hace mal si no que a lo mejor sí que nos hace sacar el verdadero ogro que llevamos dentro y entonces íbamos a ver (ironía modo on).
Comentado con algunos padres y madres me comentan que entienden perfectamente el uso de ese tipo de expresiones, ya que la autoridad ajena parece mucho más efectiva que la propia. Pero el argumento me sigue sin valer por la falta de responsabilidad que me parece que implica.
Lo que quiero decir / pedir con todo esto es que los padres y abuelos deben responsabilizarse efectivamente de los menores con los que acuden a la biblioteca. Que como en todas partes hay unas normas que respetar, y que conocerlas y hacerlas conocer a los pequeños es también una forma de educación. Y esto vale para todos los servicios públicos, que por ser nuestros, son los que más debemos cuidar y mimar.
Y ahora, que levante la mano (o deje un comentario) el que piense o no piense como yo.
Totalmente de acuerdo! Además esos niños serán luego los futuros padres que toman al bibliotecario por el pito del sereno…
No solo no estás educando a tu hijo/nieto, si no que le estás inculcando conceptos totalmente equivocados. Incluso podría provocar que rechace la lectura, porque no quiere ir a la biblioteca por si le regañan!
Acertado tu post, Noe, como es habitual. Ciertamente, en una sala infantil no se puede exigir la tranquilidad que cabe esperar en otras salas de la biblioteca (son niños, leñe), pero en ocasiones me vienen a la mente esos carteles que (lamentablemente) proliferan por establecimientos hosteleros, en plan: «Los niños son bien recibidos, pero este local no es un patio de juegos…». Pues las bibliotecas pueden ser un patio de juegos para los niños, pero siempre respetando unas mínimas normas de convivencia. Claro, que hay otros problemas: los «huerfanitos funcionales» (aquellos que carecen de padre/madre/tutor mientras realizan sus trastadas), o los adultos que dan mal ejemplo y merecen que el #bibliotecarioasesino se fije en ellos…
Yo también te felicito por el post, y aprovecho para desahogarme un poco porque he de confesar que en mi doble vertiente de bibliotecaria (aunque siempre con adultos) y madre (3 y 6 añitos) estoy ya más que harta de tragar salivaaaa…
– Presuntas «bibliotecas municipales» o agecias de lectura etc con un único espacio para todos los usuarios (hasta mi marido se resistía a llevar a los niños «que molestan») donde no se deja que el niño eche mano a la estantería «que no toque que desordena» … vas a hacer una pregunta «no, yo no se, es que yo estoy cubriendo el turno» (resulta ser otro personal municipal – no bibliotecario). Te diriges al ayuntamiento para plantear que hay una inadecuación de espacios, insuficiencia de personal, etc y la respuesta es lo típico «no hay presupuesto, pero no se preocupe que está abierta»
– Escuela…»bibliotecas escolares» ¿?… ufff ahí andan, están en ello… pero que bien les iría con profesionales del gremio ¿verdad? (y a nosotros de paso)
Ojalá tubieran mis niños unas #BIBLIOTECAS con espacios ad-hoc y con suficientes #Bibliotecarios (no-asesinos) que organizaran actividades adecuadas a su edad y actuaran más que como autoridad como referente
Eso que cuentas de la moto 😯