Las visitas escolares: retos y oportunidades

Una de las actividades más intensas, y a la vez menos reconocidas, de la biblioteca pública son las visitas de los colegios, una actividad que se hace aún más cotidiana en los espacios infantiles de cada biblioteca. Cada vez son más los docentes que incluyen en sus programaciones didácticas una visita a la biblioteca, y es que la proximidad entre biblioteca y docencia es muy amplia en muchos aspectos, siendo los unos inspiración de los otros, y viceversa. En general las visitas escolares tienen un objetivo fundamental, que no es otro que la formación de usuarios, una formación que por lo general se realiza a través de una visita guiada a la biblioteca que incluye capítulos como la organización de las colecciones, condiciones de préstamo o consulta en el catálogo automatizado.

Animación lectora
CC BY 2.0 Book Nook vía Flickr

No obstante, y volviendo a pensar en la sección infantil, estas visitas vienen acompañadas de alguna actividad o taller relacionado con la animación a la lectura donde se leen cuentos en múltiples formatos y se realiza alguna actividad relacionada con el cuento que se ha leído. Desde mi punto de vista las visitas escolares merecen un importante esfuerzo por parte de la biblioteca ya que son nuestro escaparate y nuestra principal herramienta de marketing presencial. Son muchos los niños y niñas que acuden a esta actividad con un total desconocimiento del servicio, por lo que la efectividad en lo que a atraer usuarios potenciales se refiere, es muy amplia. Conscientes de la potencialidad del servicio los bibliotecarios, no sin dificultad, procuramos currarnoslo bastante tratando de hacer estas visitas más dinámicas y atractivas.

Una de las mayores dificultades que encontramos es a la hora de adaptar la visita a las edades de los niños y niñas, concretamente en el apartado de la animación a la lectura. Con una infancia cada vez más corta y la complejidad del trato con pre-adolescentes, las visitas escolares nos suponen un reto constante para ser originales, frescos y efectivos. Por eso, y para ser de ayuda a quien esté al otro lado y se encuentre en esta misma situación, os dejo aquí los cuentos que mejor me han funcionado por tramos de edad:

  1. Prelectores (0-5 años): El pequeño conejo blanco. Muchos se lo saben de memoria aunque lo disfrutan como si fuera la primera vez. Este cuento tradicional portugués, con sus espectaculares ilustraciones, sus rimas y juegos de palabras hace las delicias de los más pequeños.El pequeño conejo blanco
  2. Lectores de 6 a 8 años: Finn Herman. La historia del cocodrilo más glotón de toda la literatura infantil les encanta. Acompaña la narración con una actividad complementaria en la que los pequeños tengan que colorear un Finn Herman gigante. Volverán encantados al colegio.Fin Herman
  3. Lectores de 9 a 11 años. A partir de aquí la animación a la lectura se complica. Estos días hemos podido experimentar con el libro juego Piu e meno del artista italiano Bruno Munari. Con él, jugamos a construir historias por grupos que finalmente ponemos todos en común. De momento no nos ha ido mal…Piú e meno
  4. Lectores de 11 a 14 años. Tras una visita más intensa a la biblioteca, recomiendo la lectura de Cyrano, el maravilloso album ilustrado por Rebecca Dautremer. Escépticos al principio ante la lectura de un cuento, los ya no tan pequeños se van quedando poco a poco atrapados, hasta conseguir un increible clima de atención y expectación.Cyrano

¿Habéis probado alguno de estos libros? ¿Qué tal os resultó? ¡Animaos!

Noemi Gómez

Sobre lo que observo y experimento desde mi puesto en una biblioteca pública. Sobre lo que creo que debería ser y no tenemos. Porque por encima de todas las cosas, creo en esta profesión y en que hacemos mucho bien a la sociedad.

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