Acabamos de pasar la primera fase de exámenes del año y con ella uno de los temas más recurrentes en nuestras bibliotecas: los estudiantes y la compatibilidad de horarios de nuestros centros con sus necesidades. Todas las bibliotecas del país compartimos la misma problemática, pero no recuerdo un año más beligerante que este, a juzgar por lo que he podido observar en mi comunidad.
La polémica alcanzó la arena mediática durante la última semana de enero. Los estudiantes reivindicaban más bibliotecas y horarios más amplios, especialmente en las diferentes divisiones de la biblioteca universitaria. La situación llegó a tal punto que más de cien estudiantes se encerraron en una de ellas durante toda una noche para pedir una “solución a los problemas de horarios e infraestructuras en las bibliotecas”. El maremoto también llego a las malogradas bibliotecas públicas donde los bibliotecarios, indignados y con una impotencia más que evidente nos preguntamos: ¿Por qué la prensa solo habla de nuestras bibliotecas en época de exámenes? ¿Es que solo somos un local para estudiar?
La cuestión es delicada, pero estoy segura que todos tenemos una opinión clara al respecto. Para mí los estudiantes no son usuarios de la biblioteca, pues solo vienen buscando una mesa y una silla sobre la que poder apoyar sus apuntes y sus libros. Un usuario es aquel que no solo viene a la biblioteca dos veces al año, si no que viene todos los días, una vez por semana o cada quince días. Estos usuarios se ven gravemente perjudicados en sus hábitos durante las épocas de exámenes, ya que no encuentran sitio para hacer sus lecturas y se ven afectados por un trasiego más abundante de lo normal. Estos verdaderos usuarios son los que a mi me preocupan realmente.
Y es que una biblioteca no es un local con cuatro paredes, mesas y sillas para estudiar. Es muchísimo más y en fechas como esas es más necesario que nunca arrojar luz sobre ello. En este sentido la UT de ANABAD en Cantabria reaccionó rápido y bien, con un comunicado sobre el tema publicado el pasado 30 de enero. La radio local también se interesó por nuestra postura, entrevistando a la presidenta y vocal de bibliotecas de la asociación el pasado 3 de febrero. En ambas intervenciones ANABAD Cantabria denunció que ante tales protestas “se está obviando la función principal de estos centros, que no es otra que proporcionar información, documentación y recursos o servicios que permitan acceder a ella”. De forma clara y contundente señalaron que “las bibliotecas no son aulas a las que acudir a estudiar, no son lo mismo que salas de estudio, son mucho más y pretender convertirlas en ello es restringir su capacidad, empobrecerlas, limitar su desarrollo y por tanto el de las sociedades a las que dan servicio.” Se propone a sí desviar el debate hacia la necesidad de habilitar más lugares para el estudio, para sí deslindar el concepto de biblioteca y de sala de estudio.
La Universidad de Cantabria ya se ha comprometido a solucionar el problema para la siguiente convocatoria incluso los estudiantes han llamado la atención sobre el mal planteamiento de los calendarios de exámenes, reclamando una evaluación continua real, en lugar de concentrar las pruebas en tres días, con la consiguiente masificación en las bibliotecas.
En cualquier caso, no podemos otra cosa que acoger con agrado a los estudiantes en la biblioteca. No olvidemos que muchos de ellos no se hubieran acercado a nuestras bibliotecas (las públicas) de no ser por su necesidad de preparar los exámenes, por lo que es una forma de llegar a más gente de forma indirecta. Pero es necesario comprender que la función de la biblioteca no es esa, y que tiene que haber una convivencia entre estos visitantes temporales y los usuarios habituales que acuden a hacer un uso efectivo de la biblioteca.
Respecto al tema que tratas, creo que se trata simplemente de «horas punta» en las que resaltan unas necesidades determinadas, que acaban llamando la atención.
Por otro lado, encuentro algo desafortunado el comentario sobre la característica de los usuarios: «Un usuario es aquel que no solo viene a la biblioteca dos veces al año, si no que viene todos los días, una vez por semana o cada quince días».
Creo que más bien, un usuario es el que viene en cualquier momento, independientemente de sus usos. Igual que un cliente es un cliente, aunque entre sólo durante 5 minutos en nuestro negocio.
Gracias por tu post!
Me he acordado de este post al leer este artículo sobre un aula de lectura que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Cornellà http://www.elperiodico.com/es/noticias/cornella/after-estudiantes-cornella-lanza-aula-nocturna-abierta-ano-4902892
Creo que uno de los problemas viene de que los arquitectos hablen con los bibliotecarios para la distribución de los espacios para usos distintos. En el Ayuntamiento de Villalba llevan años gestionando desde la Biblioteca una sala de estudio que tiene una entrada independiente a la de la biblioteca