El voluntariado en estos tiempos es un tema casi polémico. Actualmente vivo en Londres y en mi municipio (Lewisham), sin ir más lejos, se está obligando a personas jóvenes que cobran subsidios a cubrir puestos que podrían ocupar profesionales en bibliotecas públicas.
A estas personas las llaman “voluntarias”. Y he aquí el problema. ¿Qué tiene de voluntario ir a trabajar a una biblioteca si se está obligado a hacerlo para no perder la prestación económica que se tiene? Este es un tema del que se podría hablar largo y tendido pero hoy no voy a hablar de él. Hoy voy a hablar del voluntariado bien entendido y sus ventajas.
Y es que la primera ventaja de ser voluntario es precisamente que puedes colaborar con la organización que tú quieras en un ámbito que te motive, decidiendo cómo contribuyes y cuánto tiempo dedicas.
En un mundo ideal, las organizaciones encontrarían siempre a la persona perfecta que se ajuste exactamente a lo que necesitan pero como esa persona no siempre aparece por la puerta para ser voluntario tienen que darles una oportunidad a personas con menos experiencia que compensan esa falta de conocimientos con motivación.
Esto te reporta otra ventaja, puede que encuentres oportunidades para desarrollar habilidades y aprender sobre cosas que te interesen en ámbitos en los que de otra forma no te verías envuelto.
También puede que sea un puesto que no requiere ningún conocimiento o habilidad especializada pero te sirva para mejorar o adquirir competencias transversales.
Otra gran ventaja es conocer a gente con intereses similares. Algunas trabajan en ámbitos relacionados con el puesto de voluntario que tienen. Además de socializar, si quieres cambiar de trabajo o encontrar uno nuevo, estos contactos pueden ser realmente útiles.
En el caso del Reino Unido, las referencias de trabajos anteriores son cruciales para conseguir un nuevo trabajo. En España a veces se piden referencias pero, al menos en puestos no muy altos, la mayor parte de las veces no se ponen en contacto con ellos.
Por supuesto, las referencias que dé la gente que trabaja contigo en la organización en la que eres voluntario también cuentan. Y en el curriculum queda fenomenal que seas voluntario en algo.
Pero es que además, siendo voluntario uno se siente útil, ve como sus habilidades y su esfuerzo suponen una diferencia para una organización o para alguien. Eso mejora la autoestima. Hay estudios que dicen que ser voluntario hace a las personas más felices. Echad un vistazo a Volunteering, happiness and public policy publicado por el Max Planck Institute of Economics.
Actualmente soy voluntaria en una biblioteca de una organización benéfica. He conocido a muchas personas que trabajan en bibliotecas. Todo el mundo, incluso las personas que dirigen la organización, están allí voluntariamente. Con ellas he aprendido, entre otras cosas, a catalogar con Koha. También mejoro notablemente mi inglés y mi capacidad de comunicación porque tengo que mantener informadas a varias personas de lo que hago. Además tengo la ventaja de que me pagan el transporte hasta la biblioteca.
Si después de leer esto tú también quieres ser voluntario, hay muchos sitios donde puedes encontrar algo que te interese. Es más interesante si la institución ya tiene algún tipo de plan para voluntarios. Puedes buscar en hacesfalta.org o ver listados de organizaciones benéficas o instituciones que acepten voluntarios en la página web de tu ayuntamiento o de tu comunidad autónoma. No te olvides de buscar en las redes sociales, yo encontré el programa de voluntarios en el que participo a través de Linkedin.
Eso sí, antes de empezar te recomiendo leer esta entrada con siete consejos para empezar un voluntariado cultural que publicó Fábrica Cultural.