Se va terminando el año y en medio de la vorágine de celebraciones, festejos, reencuentros, consumismo acelerado y resacas varias, no viene mal hacer un ejercicio de autoanálisis ayudado por las opiniones y valoraciones de profesionales y usuarios. Se trata de revisar las cualidades que los bibliotecarios debemos tener a la hora de ejercer eficazmente nuestro trabajo. Tendremos en cuenta para ello tanto las valoraciones y opiniones de los profesionales como las de los que ciudadanos a los que atendemos.
Revisar para mejorar
Vamos pues a hacer un repaso de esas cualidades para mejorarlas y convertir los cambios en algo que nos haga más competentes y mejores profesionales. Sirva como lista de buenos propósitos para el año que está apunto de comenzar. Será como ir al gimnasio, ponernos a dieta, revisar los malos hábitos y reconducirlos pero para bien y no sólo unos meses sino todo el año.
Muchos son los cambios a los que nos hemos tenido que adaptar los profesionales de la información y esta capacidad de aprender constantemente ya no es una habilidad temporal sino que se ha convertido en una cualidad indispensable para afrontar el día a día. El tratamiento de información cada vez mayor, la velocidad de la aparición de soportes, de modos de comunicar y de socializar van mucho más deprisa de lo que somos capaces de asimilar, sobre todo a la generación que hemos conocido un mundo analógico, con medios tradicionales, y también el mundo digital y sus constantes avances. Es momento pues de reflexionar sobre las cualidades que se consideran más valoradas y también necesarias para, desde las bibliotecas, ser buenos intermediarios entre la información y los usuarios que la utilizan. Vamos entonces a ofrecer una serie de cualidades que los profesionales de las bibliotecas han indicado como más valoradas por ellos mismos y por sus usuarios.
El punto de vista de los bibliotecarios y el de los usuarios
En un sondeo realizado entre profesionales bibliotecarios hemos planteado las siguientes cuestiones sobre las cualidades que deben poseer, a su juicio, para que su cometido sea óptimo:
- ¿qué cualidades crees más valiosas a la hora de ejercer el trabajo de bibliotecario?
- ¿qué cualidades piensas que los usuarios valoran más en tu trabajo diario como bibliotecario?
Dado que las bibliotecas no tienen sentido si no disponen de usuarios satisfechos de sus servicios, nos parece fundamental contar con ambos puntos de vista para que la reflexión de hoy sea de verdadera utilidad y refleje dos de las múltiples facetas de nuestro trabajo.
Cualidades, competencias, capacidades
Sobre las respuestas obtenidas a la primera pregunta, es decir, qué piensan los bibliotecarios que son las mejores cualidades para ser buenos profesionales se han obtenido muy diversas valoraciones, pero las más destacables son la paciencia, la dedicación, la cercanía hacia los usuarios, la flexibilidad, la capacidad de adaptarse a las necesidades de los usuarios, la capacidad para aprender y dominar las nuevas tecnologías, la empatía, la simpatía y el interés por el trato con la gente, la capacidad de resolver los problemas de modo satisfactorio, saber afrontar con soltura y eficacia las búsquedas de la información, la ayuda en los trámites diversos con la administración, la creatividad, la profesionalidad que supone tener y mantener una buena formación bibliotecaria constante, la multifuncionalidad, el gusto por la lectura y el amor por la cultura y la firme creencia de que ésta es un bien y un derecho para toda la sociedad.
Como podemos comprobar, los bibliotecarios somos plenamente conscientes de que nuestro trabajo va principalmente enfocado y dirigido a la sociedad, a todos aquellos que necesiten información de cualquier tipo y de que somos intermediarios entre aquélla y ésta. Sí, son muchas las cualidades necesarias pero hemos aprendido que hay que superarse constantemente y estar abierto a los cambios y la multifuncionalidad. Ya no es suficiente con tener una formación teórica, no basta con encargarnos de cuidar y mantener ordenada una colección disponible para su préstamo y consulta, o ser sólo organizador de actividades y a la vez tratar de mantener el orden y el silencio en las bibliotecas. Ahora el trabajo de bibliotecario es mucho más complejo que hace unas décadas, en las que la administración y generación de información y servicios llevaba un ritmo mucho más lento, incluso muchos pensarían que arcaico y desfasado. Ahora para que las bibliotecas sean reflejo de la sociedad y a su vez la sociedad las sienta como un servicio esencial, han de transformarse las cualidades profesionales de los que las dirigimos. Renovarse o morir, así de tajante y necesario. Ahora es buen momento de revisar si estas capacidades las hemos desarrollado plenamente o aún nos queda un largo camino por recorrer.
En cuanto a la segunda cuestión planteada, sobre las cualidades más valoradas por los usuarios de las bibliotecas nos encontramos con las siguientes respuestas: la amabilidad, la rápida respuesta a las necesidades de información, la facilidad para proporcionar el soporte adecuado (libro, audiovisual, electrónico, on line, etc.), la resolución, el buen trato con los usuarios, la competencia cultural en diversos temas, la dedicación, el gusto por la lectura, la capacidad de gestionar todas las peticiones con rapidez, la eficiencia, la capacidad de trabajar y hacer actividades con niños y jóvenes, ser activo y generador de ideas, la empatía y la simpatía, la sociabilidad, la multifuncionalidad, la atención personalizada y tener un buen criterio de selección de materiales. Sí, también son muchas las cualidades que los usuarios valoran en nosotros, pero como se ha dicho antes, sin estos usuarios no tiene sentido nuestro trabajo y hemos de aprender a atesorar todas estas cualidades que ellos valoran para poder ofrecerles lo que necesitan que no es ni más ni menos que cultura e información de modo rápido, fiable, adecuado y pertinente.
Sobre Bibliotecarios competentes y usuarios satisfechos
Esta reflexión sobre valores y cualidades que deben tener los profesionales bibliotecarios es necesario hacerla periódicamente, porque cambian los soportes y modos de producir y proporcionar información, y porque también cambian los modos de entender la profesión. Para que las bibliotecas sigan siendo consideradas un servicio esencial, para que los ciudadanos las valoren como hasta ahora lo hacen, debemos seguir planteando estas cuestiones, debemos mejorar día a día y romper los moldes obsoletos. Siempre es buen momento para replantearse la esencia de los servicios bibliotecarios y siempre será imprescindible que los bibliotecarios hagamos pequeños altos en el camino para ver lo que se ha conseguido y el camino que aún queda por recorrer y en qué podemos y debemos mejorar. Pongámonos manos a la obra, que nuestra porfesión es cambiante y hay que saber adpatarse a estos cambios. Y nosotros los bibliotecarios tenemos la obligación y el reto de seguir aprendiendo y completando nuestras capacidades y habilidades para interactuar con los ciudadanos y darles lo mejor de nosotros mismos. Y por supuesto no nos olvidemos que las valoraciones y opiniones de nuestros usuarios son fundamentales para poder seguir haciendo de las bibliotecas lugares vivos, necesarios y atrayentes.