La acción social en las bibliotecas

Acción social, Biblioteca Solidaria en la BPE de Cuenca
Biblioteca Solidaria en la BPE de Cuenca

La esencia de la biblioteca es el servicio público, y por supuesto la repercusión social que tanto la colección de cada biblioteca como las actividades que se realizan a partir de sus colecciones, para la animación a la lectura, para difundir cultura y procurar acceso a la información sin restricciones y para ejercer acciones de calado social que redunden en mejorar la vida de los ciudadanos. Esta acción social, que es intrínseca a la labor realizada diariamente en las bibliotecas, sean del tipo que sean, es de lo que nos ocuparemos en el post de hoy. Hablaremos de la acción social que realiza la biblioteca, que no es un añadido sino una de las características fundamentales del trabajo bibliotecario: incidir en la sociedad con los medios de que se dispone y las acciones emprendidas desde las mismas para mejorar el entorno. De hecho, la biblioteca, según nos recuerda la Unesco en su Manifiesto sobre la Biblioteca Pública es:

un centro de información que facilita a los usuarios todo tipo de datos y conocimientos.

La biblioteca pública presta sus servicios sobre la base de igualdad de acceso de todas las personas, independientemente de su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Ha de contar además con servicios específicos para quienes por una u otra razón no pueden valerse de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, deficientes físicos y mentales, enfermos o reclusos.

Pero a pesar de tener clara la función social que la biblioteca ha de cumplir y de hecho es habitual que la cumpla, hay que recordar las bases para que se convierta en una motivación y una realidad constante en el trabajo bibliotecario diario.

Por qué y para qué la acción social

Fundamentalmente porque la biblioteca es un servicio público, desde el momento en que se planifica, se lleva a cabo, se organizan sus colecciones y servicios y se mantiene en el tiempo. Es un servicio público al que es posible acceder de modo directo, sin tener que cumplir ningún requisito, que ofrece datos, información y conocimiento sin restricciones. El servicio de biblioteca pública es desde su creación un pilar fundamental para la sociedad, le sirve de garante del conocimiento, le acerca a las manifestaciones de la cultura, le ayuda a formarse como persona, le ofrece multitud de posibilidades para crecer, para realizarse, para compartir, para aprender, para en definitiva participar activamente de la vida social de su entorno pero sin dejar de lado su propia personalidad e individualidad.

Según dice Lluis Anglada:

La biblioteca está más cerca de la gente que del documento porque procura que la información se ponga al servicio de las personas proporcionándole instrumentos y capacidades para ser ciudadanos (y no súbditos) en un mundo en el que el acceso y uso de la información pueden ser elementos de éxito o de inclusión social.

Ésta es la razón principal que mueve a las bibliotecas a ejercer su función dentro de la sociedad. No se trata simplemente de ofrecer conocimientos sino de cómo hacer que esos conocimientos y esos servicios sirvan a la sociedad, la mejoren, la construyan.

Por poner algún ejemplo de esta función, y que no quede solamente en una definición que resulte muy bien, podemos echar un vistazo a la programa Biblioteca Solidaria de la Biblioteca Pública del Estado en Cuenca, que ofrece un extenso programa de actividades basadas en la alianza con diferentes agentes y colectivos sociales y que supone un verdadero hervidero de actividad social generado desde la biblioteca y proyectado a todo su entorno.

Es necesario recordar la Declaración de Murcia sobre la acción social y educativa de las bibliotecas públicas en tiempos de crisis, redactada a partir de las Jornadas «La acción social y educativa de las bibliotecas públicas en  tiempo de crisis», celebradas en 2010. Me parecen todos los puntos de la declaración muy interesantes pero me gustaría recalcar el punto de la declaración que afirma que

7. Hay que transmitir y hacer que la sociedad conozca la función de la biblioteca como institución de formación permanente, inclusión social y puerta de acceso a la sociedad de la información para todos.

No se trata solo de bonitas palabras, sino de llevarlas a la acción, de hacerlas realidad en un mundo inmerso en una inmensa crisis global y donde se notan con más dureza las diferencias sociales, que desde las bibliotecas hemos de contribuir a reducir mediante acciones solidarias e inclusivas para toda la sociedad.

Para poder realizar una fructífera acción social en las bibliotecas es necesario disponer de fondos y recursos específicos para tal fin. Es preciso optimizar las colecciones de que se disponen en las bibliotecas y cuidar siempre este tipo de materiales específicos a la hora de elaborar los presupuestos. Además, el personal bibliotecario que se encarga de llevar a cabo esta acción ha de tener suficiente formación, motivación y conocimiento de los planes sociales dentro de la programación de su propia biblioteca. Y sobre todo tener capacidad para trabajar en colaboración con el personal voluntario que trabaja en la biblioteca, ofreciendo su tiempo y sus capacidades al servicio de la propia comunidad y saber empatizar con los usuarios y colectivos receptores o usuarios potenciales de estos servicios, ofreciendo acogida y mostrando verdadero interés en las necesidades específicas de cada colectivo atendido. Es muy importante intentar que nadie quede fuera de la acción de la biblioteca, ya sea atendiendo a los usuarios reales como a los potenciales, siendo capaces de adaptarse a las realidades sociales que la población tenga. Es una de las características más importantes a la hora de acometer acciones sociales desde las bibliotecas: ser un verdadero puente y catalizador de las necesidades sociales, diseñar acciones adecuadas para mejorar las realidades y llevarlas a cabo en colaboración con los colectivos afectados.

Agentes implicados en la acción social

Puesto que es un servicio que en este caso se ofrece en y desde las bibliotecas públicas, hay que implicar en primer lugar al personal bibliotecario. Por ello debemos tener como agentes necesarios para llevar a cabo esta acción social:

  • la dirección de la biblioteca, sea cual sea la tipología y dimensiones de ésta. El personal directivo bibliotecario debe ser el primero en tomar conciencia de la importancia de la labor social que la biblioteca tiene dentro de la comunidad en la que radica y actúa.
  • el programador cultural: además de la programación cultural habitual propia de cada biblioteca, hay que tener especial atención en que el encargado de realizar dicha programación diseñe actividades específicamente de calado social.
  • el educador social: en la mayoría de las bibliotecas hay poco personal, incluso en muchos casos el bibliotecario trabaja en solitario; pero en las bibliotecas que cuentan con más recursos lo idóneo para llevar a cabo actividades de acción social desde las bibliotecas es contar con un educador social que se ocupe de diseñar, programar, llevar a cabo, evaluar y mantener en definitiva todas las acciones sociales en la biblioteca.  Se puede pensar que esto es soñar pero en algunos casos, como en la mencionada Biblioteca Pública del Estado en Cuenca, es una realidad. Lo deseable es que cundiera el ejemplo en otras bibliotecas similares.
  • los voluntarios: según la Plataforma del voluntariado en España la acción voluntaria organizada es aquella que se desarrolla dentro de una organización sin ánimo de lucro por personas físicas que, de manera altruista y solidaria, intervienen con las personas y la realidad social, frente a situaciones de vulneración, privación o falta de derechos y oportunidades, para alcanzar una mejor calidad de vida y una mayor cohesión y justicia social como expresión de ciudadanía activa organizada. Los voluntarios son clave para hacer de enlace entre la biblioteca y la realidad social en la que se incide y se pretende actuar para cambiarla. También deben recibir una formación específica para el trabajo que han de realizar, deben estar motivados y apoyados por la biblioteca. Además, y al hilo del debate abierto sobre el trabajo que han de realizar los voluntarios en las bibliotecas, nunca hemos de pensar que los voluntarios podrán sustituir al personal bibliotecario o realizar tareas propiamente bibliotecarias. Cada uno ocupa su lugar bien definido, nadie pretende suplantar el trabajo de nadie y sólo actuando en colaboración unos y otros se podrán llevar a cabo verdaderas actividades de acción social que mejoren la vida de los ciudadanos y una vez más den sentido a la función social que la biblioteca debe tener.
  • entidades colaboradoras: depende de cada realidad social en la que se ubica la biblioteca, de modo que el abanico de entidades que colaboran con las bibliotecas es variadísimo. Las entidades con las que se trabaja van desde asociaciones de vecinos, asociaciones culturales y cívicas, organizaciones sin ánimo de lucro, entidades oficiales, entidades privadas de cualquier carácter, hasta entidades educativas (colegios, institutos), prisiones, ONG’S y cualquier colectivo que desee trabajar mano a mano con la biblioteca para conseguir llegar a cualquier parte de la sociedad, haciendo que no haya ningún tipo de discriminación hacia colectivos con dificultades o con riesgo de exclusión social, puesto que en la biblioteca tienen cabida todos los ciudadanos, sin ninguna distinción como recordábamos al inicio, según declara la Unesco.
  • patrocinadores y mecenas: no podemos olvidar la importancia de los recursos económicos necesarios para llevar a cabo la acción social desde las bibliotecas. Es cierto que se trabaja con personal bibliotecario y personal voluntario pero es preciso contar con determinados recursos (espacios, material bibliográfico y audiovisual, material informático, material divulgativo, etc.) que en muchos casos los presupuestos de la biblioteca no puede asumir. Por ello es importante contar con el apoyo económico de patrocinadores (que supone la portación económica de entidades privadas que exigen una contraprestación a cambio) y de mecenas (aquellos que prestan ayuda para una actividad cultural, artística o científica). Aunque las bibliotecas públicas son por definición mantenidas por fondos públicos, procedentes de las distintas administraciones públicas, es momento de buscar otras formas de financiación para poder desarrollar acciones formativas, educativas, lúdicas y, en el tema que nos ocupa hoy, para acciones sociales.
  • colectivos sociales: puesto que la acción social es aquella que incide directamente en la sociedad, podemos decir que toda la sociedad es susceptible de ser receptora de la acción social realizada desde las bibliotecas públicas. Pero como hay que ser concretos y realistas, la acción social dirigida desde las bibliotecas otorgará especial atención a aquellos colectivos que tengan necesidades específicas, sobre todo si están en desigualdad de condiciones con respecto a colectivos mejor preparados o que habitualmente cuentan con más recursos para participar de la vida de la sociedad. Así, se tiene especial atención a colectivos infantiles y juveniles en riesgo de exclusión social, colectivos de inmigrantes, colectivos de personas con problemas laborales o en el paro, colectivos con pocos recursos tecnológicos para procurar reducir la brecha digital, colectivos de poca visibilidad social, colectivos privados de libertad como son los presos, colectivos con pocas competencias culturales, colectivos con algún tipo de discapacidad, personas mayores con dificultades para desplazarse o para leer, etc. Para trabajar con este amplio abanico de colectivos de tan diversa índole es fundamental actuar codo con codo, teniendo muy claro qué puede ofrecer la biblioteca para hacer que los colectivos implicados se sientan integrados en la biblioteca y por extensión en la sociedad, y habrá que conocer bien a los responsables de dichos colectivos y formar adecuadamente a los voluntarios que trabajarán en las distintas actividades. La colaboración implica necesariamente mutuo conocimiento, buena formación, trabajo y mucha ilusión y empuje para hacer que los cambios sociales sean una realidad y mejoren a las personas que participan en estas acciones.

Posibilidades de la acción social en las bibliotecas

Tal y como se ha expuesto, son infinitas las posibilidades que las bibliotecas tienen de ofrecer servicios sociales en su trabajo diario. Pero sobre todo se trata de tomar conciencia de la clase de servicios que se quieren ofrecer desde las bibliotecas, teniendo en cuenta en primer lugar la tipología de biblioteca desde la que se quiere incidir en la sociedad. Pero es indudable que sea cual sea la biblioteca ésta nunca debe perder su función social, la importancia que tiene el servicio al colectivo de ciudadanos al cual sirve. Lo decíamos al principio, pero es importante y necesario recordarlo siempre. La biblioteca tiene su razón de ser en ofrecer a la sociedad formación, ocio, cultura, y sobre todo igualdad de acceso para todos, evitando cualquier limitación o posible exclusión. Esta es la clave del servicio social realizado desde las bibliotecas. Es también evidente que en los tiempos de crisis que corren y de muchas carencias para todos los servicios públicos no debemos olvidar que es fundamental trabajar para intentar reducir esas desigualdades que provocan aquellas, porque las bibliotecas, como la educación o la sanidad, por poner los ejemplos más necesarios y cercanos para los ciudadanos, son absolutamente necesarias para mejorar y empoderar a los ciudadanos, para darles más valor, para insertarlos plenamente en la sociedad y hacer que no sean súbditos, como nos decía Anglada, sino verdaderos partícipes en la evolución y mejora de la sociedad.

Varios ejemplos de acción social en bibliotecas

Es el momento de pasar de la teoría a la práctica y dar un breve pero interesante repaso a acciones sociales llevadas a cabo desde numerosas bibliotecas públicas y algunas entidades preocupadas en este aspecto social.

Empezaré por destacar la interesantísima y fructífera labor, antes mencionada, que se realiza con el proyecto Biblioteca solidaria en la BPE Cuenca que, sobre todo gracias al trabajo del equipo liderado por el trabajador social David Martínez, y apoyado en todo momento por su directora Begoña Marlasca, sacan adelante un extenso programa de acción social en la mencionada biblioteca, gracias también a un nutrido grupo de voluntarios altamente motivados y preparados para esta acción social.

También existe este proyecto en la Biblioteca solidaria en la Biblioteca de Castilla La Mancha que desarrolla un conjunto de actividades de gran calado social, especificando muy bien el papel y la función de los voluntarios, su formación, su responsabilidad para con el trabajo que realizan y el alcance e integración del mismo dentro de las actividades culturales de la propia biblioteca. Podemos ver lo esencial de este programa en el siguiente vídeo:

[youtube -o59Un7vNpo]

Este programa está a disposición de todas las bibliotecas de la red de bibliotecas de la Comunidad de Castilla-La Mancha, como se explica en el Programa de Biblioteca Solidaria en la Red de Bibliotecas de Castilla-La Mancha, cuya pretensión es ofrecer asesoramiento, apoyo y experiencia para todas aquellas bibliotecas integradas en la red de lectura pública castellano-manchega para llevar a cabo programas de acción social desde las bibliotecas.

Parte también de este programa de acción social es la actividad denominada Leer en compañía en colaboración con la Cruz Roja Española, dentro del programa antes mencionado de Biblioteca Solidaria, y ampliado a toda la provincia de Toledo. Ya se trató esta actividad en nuestro blog al hablar de Leer en compañía: un servicio para los mayores. A este programa se han sumado ya numerosas bibliotecas de la provincia de Toledo y hay que destacar el interesante trabajo realizado en colaboración con la Cruz Roja Española, tanto en  la formación del voluntariado como en la posibilidad de aportar material para lectores con necesidades especiales.

Es muy interesante el Proyecto CUBIT de la Red de Bibliotecas de Zaragoza, que ofrece un espacio rehabilitado y lo dedica especialmente a  los jóvenes, con espacios de estudio, encuentro, libros, aulas, etc.

Destacables son también el Proyecto Bibliobarris de Palafrugell, en Barcelona que actúa en colaboración con las asociaciones de vecinos de la localidad, la escuela taller y la entidad bibliotecaria, proporcionando el lote de libros. También es muy interesante el proyecto de apadrinaje en la Biblioteca infantil Can Butjosa de Parets del Vallés, que consiste en que los voluntarios de la biblioteca apadrinan niños que tienen alguna necesidad lectora o de relación con el entorno.

Por su parte, el proyecto telebiblioteca de la Comunidad de Madrid consiste en ofrecer un servicio de préstamo a domicilio para personas mayores de 70 años y personas con discapacidades físicas.

También existen proyectos en las bibliotecas universitarias, como es el caso de la Biblioteca solidaria en la Universidad de Burgos que pretende eliminar las barreras que impiden o dificultan a algunas personas el uso de los diferentes servicios bibliotecarios, así como mejorar el entorno social de la propia biblioteca.

Existen además otras iniciativas de acción social como la Biblioteca Solidaria privada, una iniciativa de Librerías Santos Ochoa para el fomento de la lectura. El proyecto trata de la donación de libros por parte de particulares para ofrecerlos a asociaciones, colectivos o agrupaciones con dificultades geográficas o sociales para acceder a librerías o bibliotecas públicas. Un ejemplo de lo que las entidades privadas pueden hacer en el ámbito de la acción social para el fomento de la lectura entre colectivos que no disponen de recursos adecuados.

Por último, hay que destacar la interesante labor llevada a cabo desde la Fundación Biblioteca Social, creada en 2014 y que tiene como objetivo contribuir a compensar  los desequilibrios sociales apoyando proyectos que llevan a cabo las bibliotecas públicas, dirigidos a los sectores más vulnerables de la sociedad. Esta fundación además convoca anualmente el premio Biblioteca Pública y compromiso social que precisamente apoya los proyectos realizados en las bibliotecas específicamente destinados a mejorar el entorno social en el que se ubican.

Magníficos ejemplos de cómo las bibliotecas se van a adaptando a las realidades sociales y sirven de puente y apoyo para los ciudadanos que cada vez demandan más esos servicios que no se limitan a los tradicionales hasta hace poco de consulta, préstamo y uso de libros y de audiovisuales. Las bibliotecas públicas siempre han de reinventarse, mejorarse, y sobre todo atender y cubrir las necesidades sociales de los ciudadanos, sean o no usuarios habituales de las mismas. Un aspecto el de la acción social que cada vez debe tener más cabida y presencia en las programaciones y actividades habituales de las bibliotecas.

Mercedes Carrascosa

Bibliotecaria, filóloga, apasionada lectora. Siempre investigando nuevos caminos para hacer de las bibliotecas lugares fundamentales para el desarrollo intergral de los ciudadanos.

4 respuestas a «La acción social en las bibliotecas»

  1. Enhorabuena Mercedes, por el magnífico trabajo.
    Las BP siempre han sido un servicio público que acercaba a la gente, la cultura, la información y el ocio a coste 0, de forma libre y democrática.
    Además han sido, son y serán garantes de servicio publico, ahora más que nunca.
    Saludos y te seguiremos leyendo Mercedes.

    1. Gracias Antonio, compañero. Lo cierto es que las bibliotecas, en su esencia, son servicios públicos con esencia de servicio a la sociedad, de manera que como bien dices acercamos información y servicios a todos los ciudadanos. Así lo hemos hecho siempre, así seguiremos haciendo en el futuro. Gracias por tu comentario y por leernos.

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