Juan Sánchez Sánchez, natural de Toledo (1952), desde el mes de diciembre de 2012 es el nuevo Director Gerente de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, situada en el Alcázar de Toledo.
Juan tiene una larga trayectoria profesional, pero desde su época de estudiante siempre ha estado ligado al ámbito de las bibliotecas. Mucho camino ha recorrido y muchas son las cosas que tiene que contarnos este castellano-manchego sobre bibliotecas y bibliotecarios. Espero que disfrutéis leyendo la entrevista tanto como yo lo hice escuchándolo.
PREGUNTA: Explícanos cuál ha sido hasta ahora tu trayectoria y experiencia en el ámbito de las bibliotecas.
RESPUESTA: Soy licenciado en Geografía e Historia y desde muy pronto empecé a trabajar en la Biblioteca Pública del Estado en Toledo, en 1973, en el Miradero, con Julia Méndez. Tuve a Elisa Romero como profesora, y entonces pidió un par de alumnos “aventajados” para trabajar con Julia Méndez. No éramos ni becarios, ni estudiantes y nos pagaban 1 peseta por ficha catalográfica. En el año 70 llegaron dos bibliobuses en toda Castilla-La Mancha; trabajábamos de 8 a 12 y fue una época fantástica (duró 3 años esta experiencia). En el Centro Coordinador estuve tres años. Luego se terminó aquello, hice una oposición, y aprobé. En el año 75 tuve una experiencia muy bonita en la Biblioteca Nacional. Luego estuve en el Instituto Nacional de Previsión, en el Hospital Nacional de Parapléjicos (Toledo). Hice Geografía e Historia y entonces me llamó José Mª Barreda para formar parte del Gabinete de Vicepresidencia, del que formé parte durante ocho años. Pero también se pusieron en marcha diversas iniciativas: por ejemplo el Comité en Defensa de la Biblioteca Pública, y esto me hizo estar en contacto con Julia Méndez de nuevo y ahí comencé a luchar por las bibliotecas (durante los años 1979, 1980 y 1981). Entonces, estando en el Gabinete de Vicepresidencia, Barreda me preguntó qué me parecería la Biblioteca en el Alcázar. «En el Alcázar… ¡fantástico!», dije yo. Entonces empezamos el proyecto en 1984 para instalar la Biblioteca en el Alcázar. Estuve de Jefe de Gabinete durante ocho años y luego en 1990-1991 me incorporé al cargo de Jefe de Servicio Regional de Bibliotecas a partir de marzo, y hasta 2006. Estoy allí durante 16 años gestionando todo lo que es política de archivos y bibliotecas y luego voy al Servicio de Enseñanza Universitaria, donde estoy durante seis años, y entonces me ofrecen venir a la Biblioteca Regional y en esta ocasión decido aceptar el reto en época de crisis y desde diciembre de 2012 estoy como Director Gerente de esta casa.
P.: Tú has visto todo el desarrollo bibliotecario. ¿Qué diferencias hay entre el panorama de entonces y el de ahora?
R. Una de las características es el número de bibliotecas, es un número muy importante porque entonces había muy pocas y ahora hay más de quinientas. En el artículo «Radiografía de urgencia. Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha» en la revista ALMUD hicimos una encuesta y comprobamos que el 40 o 45% de las personas que estaban en bibliotecas eran colaboradores: un maestro, el alguacil, una persona de buena voluntad, o sea, no había consideración de servicio público y por eso no contrataban a una persona. Entonces pusimos en marcha el Programa de ayudas a la contratación de bibliotecarios. Se crearon líneas de ayuda para contratación de bibliotecarios, luego de adquisiciones bibliográficas, luego de elementos multimedia; porque no había en las bibliotecas mediateca y me acuerdo que todo eso lo estuvimos comunicando en todos los sitios y aquello fue muy bien acogido y muy valorado en todo el país. Entonces yo creo que la transformación fue la consideración de servicio público. ¿Qué ocurre? Mi tesis siempre fue que no podían vivir las bibliotecas públicas siempre a base de subvenciones, eso tenía que ser una ayuda. El problema es que eso no se llegó a plasmar en la Ley; luego la han modificado y eso es una pena. Siguiendo el ejemplo que tenían en Cataluña de que las tres administraciones públicas implicadas (gobierno regional, diputaciones y ayuntamientos) hicieran convenios que diesen estabilidad y que no dependieran siempre de las subvenciones. Ese era el problema y ahora con la crisis se ha demostrado que mi tesis era la correcta, es decir, que teníamos que haber conseguido una mayor estabilidad. Creíamos que lo habíamos conseguido con la Ley del Libro, la Lectura y las Bibliotecas, que se aprobó en 2011, un momento de final de legislatura y con el cambio de gobierno… Pero, de todos modos, creo que algo muy importante se ha conseguido y es que los servicios de biblioteca pública han dado un paso muy grande desde que se constituyó la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, pero hay que afianzarlo, ahora no podemos conformarnos. Porque las bibliotecas, con la actual situación y la legislación municipalista, pueden correr riesgos, necesitan ser muy fuertes para que los propios ciudadanos tengan la percepción de la necesidad de servicio público y las defiendan.
P.: En los años que estuviste al frente del Servicio Regional de Bibliotecas, ¿se llegó a hacer realidad el proyecto que tú y tu equipo queríais conseguir?
R.: Siempre lo he dicho: lo más importante es el equipo de la gente con la que trabajas. En el Servicio Regional de Bibliotecas estaban Lola Membrillo, Óscar Arroyo, Joaquín Selgas, Javier Docampo, grandes profesionales. Creo que sí se afianzaron esos servicios. Una biblioteca no funcionaría nunca con un «colaborador». Esa mentalidad la abolimos, la de que una «biblioteca funciona con buena voluntad». Yo puedo contar muchas anécdotas. Recuerdo un alcalde de Toledo que me dijo que quería hacer una biblioteca para su pueblo. Yo le dije las condiciones y me dijo: «Del bibliotecario no se preocupe que tenemos una persona discapacitada a la que vamos a colocar». Entonces yo le dije: «Pero esa persona ¿es bibliotecaria?» y me dijo: «No, pero total para estar en la biblioteca…». Entonces yo le contesté: «Yo le sugiero una cosa: mejor que le ponga de médico». Se me quedó sorprendido… ¿De médico?», «Sí», le dije, «porque es tan importante la biblioteca como ser médico en el centro de salud, y si esta persona no puede ser médico, tampoco puede ser bibliotecario, porque no tiene la profesionalidad, la formación que se necesita». Y al final lo conseguimos. Y hay un gran bibliotecario en ese pueblo. Pero tuvimos que cambiar la mentalidad, forzar a los alcaldes a que pensaran en los profesionales. Yo creo que esa batalla se ha ganado. Nadie va a abrir una biblioteca si no hay un bibliotecario, y eso yo lo valoro.
¿En qué se nota que hemos caminado tanto? Por ejemplo, en Toledo, históricamente hubo un Instituto de Enseñanza Media, en Lorenzana; se trasladó luego al Greco y ¿cuántos institutos hay hoy en Toledo? Siete, ocho, diez… y sin embargo no se han creado tantas bibliotecas. ¿Cuántos centros de salud hay en Toledo? Toledo debería tener un hospital, no necesita más… y hay muchos centros de salud. Sin embargo no ha habido un desarrollo paralelo en los servicios bibliotecarios. Decimos que se ha hecho mucho en España, pero no hemos evolucionado al ritmo que otros servicios públicos. Y eso es lamentable, porque lo lógico sería que cada uno de los barrios tuviera una biblioteca pública, y no la hay. Y además los presupuestos que se destinan a adquisiciones bibliográficas ahora… sobre todo de la Junta, porque lo de las ayudas se hizo para estimular a los ayuntamientos, a que inviertan también en las bibliotecas. Pero como la Junta ahora no pone, los ayuntamientos no ponen. Y eso es un problema porque los ayuntamientos, sobre todo los que tienen obligación de hacerlo, no están destinando el dinero que necesitan las bibliotecas ni para personal, ni para fondos, ni para actividades… La Junta hizo de punta de lanza. Pusimos en marcha el programa de adquisiciones bibliográficas, el de contratación del bibliotecario, el de actividades culturales, el programa multimedia, el de equipamiento… Los pusimos en marcha y todos esos programas se han ido eliminando. ¿Qué ocurre? Por la situación económica la Junta no puede desarrollar esas políticas, pues resulta que los ayuntamientos se vienen abajo, y eso es un problema que clarifica que las bibliotecas son una gran fortaleza pero tienen un riesgo y es que no cumplen su misión por falta de medios.
P.: Enlazamos con otro asunto. El papel de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, desde que se te nombró Director Gerente de la misma, ¿qué apoyo ofrece esta biblioteca a las bibliotecas públicas municipales en estos momentos de dificultades?
R.: La red puso en marcha el desarrollo de la Red de Bibliotecas Públicas, se han puesto en marcha las Comisiones Técnicas Provinciales, la Comisión Técnica Regional, y esto va a suponer un cambio importante para el panorama. Tenemos que ser humildes. La Biblioteca de Castilla-La Mancha tiene una misión doble como biblioteca: es la Biblioteca Pública del Estado en Toledo y la Biblioteca Regional y ya como eso es importante tenemos todas las funciones de biblioteca pública para los ciudadanos de Toledo y su entorno. Digamos que es Biblioteca cabecera de la Red de Bibliotecas Públicas de Toledo. Tenemos funciones técnicas como Biblioteca Pública del Estado, pero además tenemos una función como Biblioteca Regional: centro de investigación, de conservación, y luego tenemos una serie de funciones de cara al mantenimiento del catálogo colectivo que es una apoyo para toda la red de bibliotecas, tenemos BIDICAM (Biblioteca Digital de Castilla-La Mancha), se está consiguiendo la digitalización poco a poco de las obras que son patrimonio bibliográfico, pero es un momento en el que hay pocos recursos, entonces tenemos que hacer transformaciones porque no vamos a tener ni más personal, ni más recursosAhora estamos en una fase de reorganización, de cambiar cosas en la biblioteca para conseguir poder hacer eso.
En los temas de formación, como biblioteca tenemos un papel: uno de los grandes retos es que esta biblioteca sea el gran centro cultural de la ciudad, y lo estamos intentando, en el sentido de buscar trabajar en coalición con las asociaciones, con otras instituciones, con todo tipo de colectivos. Yo creo que eso poco a poco lo vamos consiguiendo. Que esta biblioteca sea el corazón cultural de la vida en Toledo, es una de nuestras propuestas que queremos conseguir: que sea centro de solidaridad, biblioteca solidaria, que se atraiga más a los jóvenes, y luego tenemos que ser humildes, porque nosotros tenemos un doble papel: todo lo que sea la política de apoyo a la red de bibliotecas públicas nosotros somos los que apoyamos técnicamente a la red con este tipo de instrumentos: catálogo colectivo, BIDICAM, pero luego a niveles económicos eso le corresponde a la Consejería de Educación, Cultura y Deportes. Nosotros somos un apoyo. La filosofía que tuvimos en la Junta es que desde el Servicio Regional se diseñasen las políticas de apoyo a la Red de Bibliotecas de Castilla-La Mancha y desde la Biblioteca Regional hubiese un apoyo técnico a las bibliotecas de Castilla-La Mancha. Pero el apoyo económico vendría desde la Consejería. Claro, el problema es que en una época de recortes, en todos los presupuestos, esto no se hace. Nosotros hemos llegado a tener 240.000 euros al año, por ser dos bibliotecas: la Regional y la Biblioteca Pública del Estado, porque hay que seguir comprando obra antigua, obras de Castilla-La Mancha, y desde que era Jefe del Servicio Regional dije que esta biblioteca tenía que tener dos presupuestos. Ahora tenemos un presupuesto, el mismo de Cuenca o Ciudad Real: 30.000 euros. Estamos muy contentos porque en otras regiones no tienen ni eso. Porque desde enero nos han comunicado que tenemos esta cantidad y este año tenemos un presupuesto para actividades culturales. El año pasado cuando llegamos no sabíamos si íbamos a tener. Este año nos han comunicado que tenemos 30.000 euros para comprar novedades, que sumado a lo que se ha conseguido vía mecenazgo, vía de cofinanciación pues nos permite poner en marcha bastantes cosas. Luego para esta biblioteca lo más importante es que tiene una plantilla estable, importantísima, de más de sesenta personas, eso es la gran fortaleza.
P.: ¿Cuál es el mayor activo de esta biblioteca?
R.: Cuando me ofrecen dirigir esta biblioteca, muchos amigos me lo desaconsejan. Me decían «Juan, ni se te ocurra ir a la biblioteca, primero porque está todo el mundo cabreado, segundo porque no hay dinero, tercero porque no vas a poder hacer nada, no te van a dejar». Yo quiero decir que yo estoy trabajando con mucha autonomía, a mí me están dejando, no tengo ninguna queja. A parte de las disminuciones presupuestarias, la verdad es que aquí todos los problemas que se han planteado se han solucionado. Hemos tenido problemas con la climatización: había una máquina que llevaba cinco años mal, y la hemos arreglado, ha habido que gastarse un dinero. La carpintería llevaba quince años sin arreglarse, se estaba pudriendo, y se ha arreglado. Hemos diseñado un espacio joven… Todo nos ha costado mucho trabajo, pero hemos conseguido que nos aprueben la re-estructuración de ese espacio, se han ido contratando limpiadoras porque teníamos nada más que dos, ahora tenemos un contrato con una empresa que nos permite tener seis limpiadoras. Es decir, todos los problemas que se han ido generando se han resuelto. Es verdad que nosotros hemos planteado con mucha crudeza los problemas.
¿Qué sensación tengo de la Consejería? Que a mí me dejan libertad para trabajar. Pues lo tengo que decir claramente: yo siempre digo que tienen más problemas las bibliotecas pequeñas. Ahora ¿cuáles son nuestros activos?
1º El gran activo de esta biblioteca es el personal. Es decir, que tenemos una platilla a pesar de que antes de venir yo, echaron a diez compañeros, a todos los interinos. El activo de esta biblioteca es que tiene una plantilla de más de sesenta personas. Eso es importantísimo. Es verdad que tenemos un horario muy amplio, que tenemos turnos, que no cerramos en verano. Nosotros tenemos el mismo horario que las demás Bibliotecas Públicas del Estado y de la región, pero es que llega el verano y aunque no se cubren las sustituciones por vacaciones mantenemos el mismo horario haciendo un gran esfuerzo. Tenemos un horario amplísimo y lo mantenemos incluso en verano. Pero eso lo podemos hacer por varias razones. Primero, en época de crisis entiendo que las bibliotecas no tienen que bajar sus servicios. Se ha aprobado una nueva carta de servicios y a pesar de todos los recortes de personal, de dinero, no hemos eliminado servicios. Es más, todos los servicios estables que aparecían en la carta de servicios los hemos mantenido. Eso es muy importante. Porque en una época de crisis que vengan los inspectores que estudian los servicios de forma anónima como lo hacen , y que tengamos la aprobación, da una idea de la calidad. Pero eso lo da porque tenemos un personal motivado, tenemos grandes profesionales.
2º. El otro gran activo son los servicios en instalaciones. A pesar de la ubicación, se ha convertido en una activo que estamos utilizando porque es para que la gente encuentre aquí un lugar agradable y distinto, emblemático. Y lo que era un problema, porque las bibliotecas tienen que estar a pie de calle, lo hemos aprovechado. Tenemos unas grandes instalaciones con problemas de espacio, el problema de espacio en los depósitos, porque no tenemos nuevos espacios, estamos generando cada vez más servicios y actividades pero el problema son los espacios.
3º. Tenemos una colección impresionante. 430.000 documentos. Como se ha comprado mucho, hemos podido conseguir esta gran colección. Ahora estamos comprando novedades, para centros de interés sobre todo, sin embargo con la política de los centros de interés estamos potenciando el movimiento de la colección, estamos potenciando los préstamos colectivos y cada vez hay más entidades que se están haciendo socios institucionales de la biblioteca.
Y otro gran activo son los usuarios. Esta biblioteca no tendría éxito si no viniera la gente, pero la gente viene cada vez más porque estamos intentando que la biblioteca sea como una gran superficie cultural. Yo sé que en una biblioteca lo importante es el préstamo, tiene Internet, tiene sala infantil, tiene sala de lectura, etc. Pero una biblioteca por el hecho de estar abierta no generaría noticias. Nosotros lo que tenemos es un programa muy agresivo de actividades culturales de todo tipo que hacen que la biblioteca tenga una presencia pública en la sociedad muy grande. Yo les digo a los compañeros: las actividades culturales no son más importantes que el préstamo o que el uso de las salas. Lo importante de la biblioteca es que está funcionando, eso es lo importante. Pero si no tuviéramos el programa que tenemos, la biblioteca haría la función de forma anónima; vendría la gente, sí. Pero nosotros lo que queremos es que la biblioteca sea motor de debate, motor de encuentros, motor de todo tipo de colectivos, piensen lo que piensen, que vengan aquí y a veces tenemos problemas. Aquí la máxima es el respeto. Pero eso nos permite ser una gran superficie cultural y cada día tenemos más ofertas.
P.: Las fortalezas que tenéis, lo que conseguís, es porque hay un proyecto detrás de todo ello. ¿Cuál es vuestro proyecto, cuál es la visión global de vuestra biblioteca?
R.: Mi primera perspectiva cuando yo llegué en diciembre de 2012 fue que la situación era muy mala, que había mucho desánimo, etc. Fui a decirles una cosa a los compañeros: yo no soy el salvador de la biblioteca, soy un profesional que ahora asume este reto. Yo he creído siempre que esto es la obra de un grupo de gente, de profesionales. No se hubiera podido hacer una política bibliotecaria si no hubiese habido la participación de tantos alcaldes y alcaldesas que han hecho cosas magníficas, sobre todo a nivel de pueblos pequeños. Hay alcaldes a los que había que hacerles un monumento. Hay de todo. Pero nunca he dicho «es mi obra», no. Es la obra de un grupo de gente y desde el Servicio Regional coincidimos un grupo de personas que son grandísimos profesionales: Javier Docampo, que fue un puntal para todo el plan de desarrollo de bibliotecas siglo XXI; Joaquín Selgas, que fue director de la Biblioteca Regional y ahora está en la Biblioteca del Banco de España; Óscar Arroyo, ahora Jefe del Servicio de Bibliotecas y Lectura; Lola Membrillo, Jefe de Estadística y Planificación Bibliotecaria. Nosotros copiamos el modelo de política bibliotecaria de Cataluña y luego nos copiaron a nosotros. Nos han llamado muchas veces a estas dos comunidades, Cataluña por su tradición, Castilla-La Mancha como el modelo de lo que se podía hacer con pocos recursos.
Y empezamos con una política de planificación (Plan Estratégico, el Plan de Bibliotecas Siglo XXI), y luego vinieron otros políticos que no quisieron seguir adelante con este plan de bibliotecas, a pesar de que era un plan magnífico y no se desarrolló totalmente. De hecho, algunas de las cosas que estamos haciendo ahora estaban recogidas en el Plan de Bibliotecas Siglo XXI (certámenes, premios, etc.).
Cuando llego en diciembre, me reuno con la gente y les digo: «Aquí no hay estrellas de fútbol, somos un equipo y por lo tanto vamos a trabajar en equipo». Y yo creo que lo hemos conseguido, lo estamos consiguiendo. Yo tengo la suerte de contar aquí con grandes profesionales y estamos asumiendo proyectos de forma colectiva y desde la Junta están preparados para otros proyectos. Y al final trabajamos en equipo de maravilla. Ahora la Biblioteca de Castilla-La Mancha tiene un equipo de técnicos que están haciendo muchas cosas.
Me decías que tiene que haber un proyecto. En el año 2013 hicimos un proyecto de todo lo que íbamos a hacer para conmemorar los quince años de la Biblioteca, buscando la mayor participación y la mayor presencia pública, todo un proyecto de actividades prácticamente a coste cero que impulsara la presencia de la biblioteca y acabase con la situación de desánimo general de las bibliotecas. No podemos permitirnos el lujo de que haya desánimo porque tenemos mucho que aportar todas las bibliotecas. Y luego, pasado ese verano de 2013, empezamos a planificar y ahora estamos ultimando un plan estratégico desde 2014 hasta 2016. La biblioteca no puede estar a golpe de ocurrencias. Todas las bibliotecas, como los servicios públicos, tienen que tener una planificación. Nosotros hemos hecho un esbozo de plan estratégico realista, que podamos asumir con los recursos que tenemos y hemos implicado a la plantilla sobre todo de técnicos, hemos aprobado un plan estratégico que hemos enviado a la Consejería. Nosotros estamos en una actitud activa. No decimos «como hay crisis, como hay problemas, no hacemos actividades». No, es al revés, como hay pocos recursos nosotros queremos hacer cosas. Organizamos conferencias y no pagamos a los conferenciantes, porque ellos se ofrecen a dar las conferencias aquí, y la gente viene. A veces tenemos un concierto, una actividad gratis y vemos que a la Biblioteca Regional va mucha gente, estamos en los medios, y eso nos está haciendo fuertes en un momento difícil.
Pero todo esto tiene que estar en un contexto que es una planificación: el plan estratégico. Las bibliotecas no pueden estar fuera de la política de planificación y esa política de planificación queremos que sea aprobada por la Consejería porque nosotros sentimos que formamos parte de la administración, como servicios públicos culturales, y no queremos ir por libre. Nos parece que es bueno conseguir la implicación, por eso a mí me parece muy importante que el otro día viniera la Presidenta de Castilla-La Mancha y el Presidente de las Cortes, y hablaron de bibliotecas aquí, y de los bibliotecarios, y de libros. Yo creo que eso hace fuerte a la Biblioteca. Lo que pasa es que la sociedad tiene que recoger esos guantes que a veces lanzan los políticos. Y cuando vemos que un político habla de bibliotecas nos extraña, pero las bibliotecas tienen que estar en la agenda de los políticos. También en la Unión Europea debería establecer algún tipo de directiva garantizando los que son los servicios públicos de lectura en Europa. Y no estamos. En las pasadas elecciones europeas no he visto nada de referencias a las bibliotecas en los candidatos. Las bibliotecas tienen que estar en la agenda de los políticos y para eso hace falta una presencia pública, en los medios de comunicación, y ahí es fundamental el papel de los planes: unas veces a nivel provincial, otras a nivel regional y otras a nivel nacional.
La Ley de Bibliotecas que tenemos a nivel nacional no vale, no resuelve ninguno de los problemas que tienen las bibliotecas españolas, y creo que debería haber algún tipo de directiva comunitaria al respecto que garantizase que las bibliotecas puedan realizar su función.
Lo que no podemos hacer los bibliotecarios es estar a merced de las circunstancias de crisis o abundancia.
P.: Hablamos por último de tu pasión por las bibliotecas, reflejada en tu faceta como escritor. ¿Por qué esta pasión por las bibliotecas?
R.: Yo he dicho muchas veces que tengo dos pasiones: mi tierra y las bibliotecas. Las bibliotecas de la región es una de mis pasiones.
En el Servicio Regional éramos muy utópicos, queríamos que las bibliotecas fueran derechos de todos los ciudadanos. Tuvimos batallas, tuvimos reuniones en todas las regiones a través del Ministerio y la gente se reía porque yo decía que tenía que haber una conferencia sectorial para hablar de bibliotecas. Siendo Jefe del Servicio Regional he escrito muchos artículos sobre bibliotecas, jugándome el tipo, en defensa de las bibliotecas públicas, con problemas por ser yo el Jefe del Servicio. Eso me generaba muchos conflictos con los políticos, pero me parecía que tenía que hacerlo.
También me inventé relatos que tienen que ver con las bibliotecas, poemas, etc.
Hemos tenido una consejera y una directora general a las que nos les importaba nada las bibliotecas; en cambio otros han favorecido las bibliotecas.
Y yo he luchado por las bibliotecas. Al final me ido apasionando y un día decidí reunir mis artículos sobre bibliotecas.
También escribí una novelita titulada Rebelión por la biblioteca, a partir de un hecho real. Me animó Fernando Martínez Gil, autor de literatura juvenil, y escribí esta novela. Puse como ejemplo a la biblioteca de una lucha colectiva por la ciudad. Es una novela que puede servir para bibliotecarios, para docentes, para los jóvenes tal vez, pero es una novela de tesis, a favor de las bibliotecas, y lo que expresa en realidad es el amor por las bibliotecas y el deseo de que la gente se enamore de las bibliotecas.
Son tres obras, en ellas está mi pensamiento. Todo lo que he pensado sobre las bibliotecas incluso con las modificaciones de mis criterios basadas en la experiencia, es lo que he escrito en esta trilogía. Lo he hecho con el corazón. Son escritos a modo de cuerpo doctrinal a favor de las bibliotecas, que invita a amar las bibliotecas, a luchas por ellas y defenderlas.
Yo creo que nosotros tenemos que aprovechar todas las situaciones y el hecho de estar en Educación hace que tengamos que trabajar conjuntamente para conseguir más cosas.
Ahora se va a poner en marcha el tema de los premios para bibliotecas públicas, que estaba pendiente, y lo vamos a sacar nosotros, desde la Consejería.
Este tipo de iniciativas que ya teníamos pensadas pero al disponer de menos recursos no por ello tiene que dejar de reconocerse el trabajo que hacen los compañeros, y eso lo recogen los medios de comunicación y gracias a ello estos premios suponen un reconocimiento a la labor de las bibliotecas.
Entrevistadora: Muchas gracias, Juan, por tu tiempo.