La gastronomía y la literatura, una pareja perfecta sobre la que hoy reflexionaremos, gracias a la actividad denominada restaurante en la biblioteca.
Cuando hablamos de degustación, nos vienen a la mente imágenes de restaurantes o bares, de escuelas de cocina de prestigio, incluso de programas de televisión de creciente interés para el público, en los que los magos de los fogones pueden presumir de creatividad e innovación en lo que a gastronomía se refiere y en el que asistentes, invitados o participantes puede degustar los manjares que se ofrecen para probar y deleitar al paladar.
Sin duda, la cocina es un arte, que no por cotidiano resulta vugar o aburrido. Y la búsqueda de nuevos sabores y recetas innovadoras a la par que atractivas es requisito imprescindible para enriquecer nuestra vida, seamos conscientes o no. Necesitamos comer para poder vivir, pero si esta necesidad está abierta a la creatividad y la variedad, la necesidad se convierte de este modo en un motivo de disfrute constante, en un motivo de aprendizaje y en un aliciente vital que saciará nuestro apetito natural.
La lectura, también, es otra de las artes que debemos cultivar con asiduidad para mejorar en nuestra vida. No se trata sólo de una obligación, contemplada en los años de aprendizaje escolar en todas las etapas educativas, sino de un modo de entender mejor la propia naturaleza humana, de desarrollar todas las capacidades y de vivir mejor. Sí, al igual que necesitamos alimentarnos para poder vivir, del mismo modo que debemos cargar nuestros dispositivos móviles a diario y proporcionar a nuestros vehículos carburante, así nuestra vida precisa alimentarse de la lectura, constante,deleitante y provechosa. Y este arte, como todos sin excepción, se educa desde que somos niños.
En esta ocasión os hablaré de una de las actividades que ayuda a que los niños y mayores se eduquen en la «degustación lectora», y no es otra que el restaurante en la biblioteca.
Muchas bibliotecas, sobre todo las que cuentan entre sus lectores con usuarios infantiles y juveniles, realizan con cierta frecuencia este tipo de actividades de promoción de lectura, cumpliendo así algunos de los fundamentos de la biblioteca, como son el fomento de la lectura y el apoyo a la educación de los usuarios en todas las etapas de su vida.
A continuación se explicarán todos los pasos que se deben seguir para que la degustación lectora en las bibliotecas se conviertan en una actividad atractiva y provechosa para educar el gusto de nuestros usuarios, principalmente para el público infantil y juvenil.
⇒selección del menú-degustación literario: existen numerosos títulos y editoriales que nos ofrecen muchos títulos que harán las delicias de nuestros lectores. Por eso, hay que seleccionar con mucho cuidado el menú literario que ofreceremos. Para empezar, pensaremos en los primeros platos o entrantes, y para ello se podrá eleguir entre poesías, libros con abundancia de imágenes y poco texto, historias breves que abrirán el apetito lector de los comensales. Según sean las edades de los asistentes, así elegiremos el nivel de lectura para ellos. Es muy importante cuidar tanto la calidad de los textos como la presentación de los mismos, pues ya sabemos que muchas veces se come más con la vista que con el gusto. Si los «platos» son atractivos, resultarán también más «apetitosos» para el paladar. En cuanto al plato principal, podremos elegir títulos con más fundamento: libros con textos más largos, historias con más desarrollo, que requerirán más tiempo para la degustación y darán más posibilidades para comentarlos con los compañeros de mesa. En cuanto a los postres, deberá primar la calidad frente a la cantidad: las adivinanzas por ejemplo supondrán un animado ejercicio de degustación ágil y compartida que pondrán un buen final a la degustación.
⇒preparación del restaurante en la biblioteca: es muy importante que los espacios y el mobiliario donde se lleva a cabo esta actividad permitan la versatilidad en los mismos para que los asistentes se sientan realmente como si estuvieran en un restaurante, pero en esta ocasión es especial porque no hay comida sino libros. La preparación de las mesas con manteles vistosos, cubiertos, cristalería y vajila (que podrán ser de plástico y papel, para evitar riesgos innecesarios de roturas o cortes), así como decoraciones florales serán de gran importancia para que los asistentes se pongan en situación y puedan disfrutar de la actividad en la que van a acceder a la lectura pero de un modo mucho más atractivo y estimulante.
⇒elaboración de la carta-degustación: una vez que se han seleccionado todos los componentes del menú y se han colocado en un espacio aparte en el que estarán diferenciados los títulos para cada momento-degustación del menú, se elaborará una carta en la que se puedan leer todos los platos que se van a probar (títulos, colecciones utilizadas para cada plato, nombre del restaurante, fecha de la degustación) y se entregará una carta a cada uno de los comensales que asistirán al restaurante.
⇒puesta en escena: como todo restaurante que se precie, debe haber un chef encargado de que la comida se sirva a tiempo, de que la presentación sea perfecta y de que los comensales se sientan como en casa. Para ello, el chef-bibliotecario se vestirá de modo elegante y se distinguirá de los camareros que sirven la comida, estará atento a las necesidades de los clientes y solucionará cualquier problema que pueda surgir. Además de la presencia del bibliotecario que en esta ocasión se convierte en chef, se deberá contar con la ayuda de otras personas como son los profesores o los lectores asiduos de la biblioteca que colaboran en las actividades de la misma (miembros de club de lectura, personal ayudante de la biblioteca, etc.) que colaborarán para que todo se desarrolle con éxito.
⇒invitación para la degustación: para que las ocasiones especiales resulten un éxito de convocatoria, es preciso avisar con la suficiente antelación a los asistentes e invitados. Como en este caso la actividad va dirigida a usuarios infantiles y juveniles, se redactarán las invitaciones o las programaciones previas de las actividades que se llevarán a cabo y se enviarán a los centros educativos con los que la biblioteca colabora asiduamente para que los profesores y maestros conozcan y secunden la actividad ofrecida por la biblioteca. Incluso se puede recabar información sobre posibles lecturas que interesen a la hora de elaborar los menús. Esta colaboración es fundamental para que las actividades de fomento de la lectura entre niños y jóvenes sean fructíferas, porque suponen complementar el proceso educativo con actividades lúdicas que también enriquecerán a los lectores desde edades tempranas y favorecerán el desarrollo de sus hábitos lectores para el futuro.
⇒sorpresa fin de degustación: esta parte está abierta a cualquier posible sugerencia o sorpresa final para los que han podido disfrutar con las lecturas ofrecidas, comentadas y compartidas con el resto de los asistentes, aunque realmente resulta muy efectiva la sorpresa final consistente en el reparto de un pequeño obsequio que puede ser un saquito de caramelos o chucherías o también algún dulce típico de la localidad.
En definitiva, con esta actividad consistente en convertir la biblioteca en un atractivo restaurante, haremos que los que participen en la misma aprendan a disfrutar de la lectura de un modo distinto con una ambientación distinta. Un aliciente más para educar deleitando, como ya dijo Platón, pues el proceso para incentivar el gusto por la lectura es un largo camino que se sirve de múltiples recursos como el que en esta ocasión tratamos.