Una vida cualquiera

Una vida cualquieraEsta es la historia de la vida de un hombre. Un hombre que fue niño, un niño que jugaba al fútbol, al que no le gustaban las matemáticas y tenía especial habilidad para saber cosas tales como cuándo hiberna un erizo; un niño al que le gustaban las niñas con el pelo bonito. Día tras día y como suele suceder, el niño creció, se hizo mayor. Conoció a una chica de la que se enamoró. Comenzó a trabajar. Formó una familia con su preciosa mujer de pelo bonito y sus dos niños. Todo parecía sonreírle, hasta que paulatinamente, empezó a perderlo todo: su trabajo, su casa, su familia. Qué parte de culpa tuvo ese hombre que nos mira desde las páginas de esta obra en cartoné de tapas rojas (instalado en la acera de cualquier calle de la ciudad) es la tentadora pregunta que nos hacemos a medida que vamos leyendo. Pero la respuesta no es complaciente con nuestras esperanzas. Fue cuestión de mala suerte. Nada más. Y nada menos.

Esta historia que podría ser la de cualquiera (también la nuestra o la de las personas a las que queremos, las personas que nos importan) comienza así:

Antes, este hombre también fue un niño, es lógico. Todos fuimos niños.

Lo fuimos, y albergamos grandes y pequeñas expectativas sobre el transcurso de nuestras vidas. Nunca soñamos con vivir solos, en la calle, sin un hogar. Como le sucedió a este hombre que nos mira desde la boca de metro o el cajero automático, desde el parque o las páginas de Una vida cualquiera de Lóguez. Y, por una vez, no podemos apartar nuestros ojos de él.

Crítica personal (o algo así):

Este libro para niños sobre las personas sin hogar es en realidad un libro para la familia sobre las personas sin hogar. Esto es, un libro que precisa de lectura acompañada, de lectura reposada y valiente, compartida entre un adulto y un niño. En la entrevista que Santiago Juanes realizó el pasado 19 de diciembre de 2013 a la editora Esther Sebastián en Hoy por Hoy Salamanca, de la SER, con motivo de la presentación de la obra en la Biblioteca Municipal Torrente Ballester , el periodista se detiene en la dureza de lo que narran Boie y Bauer. La editora reflexiona: es la realidad, no hay que esconderla, ni ocultarla al niño. Quien tiene aquí un papel delicado e ineludible es el adulto que lee junto al niño, que conversa con él.

En palabras de Pep Bruno: Este es un libro que te golpea y te reta a que le mires a la cara. Un libro que te muestra las calles más oscuras de esta sociedad supuestamente tan desarrollada y, en verdad tan llena de contrastes. Este reto o desafío del que habla Bruno (por cierto, magnífica su reseña) está claramente dirigido al adulto, que tiene el papel de contextualizar y explicar el libro al niño. La mediación aquí es absolutamente necesaria. Hemos de cogerle de la mano, mientras le enseñamos que esas personas que viven en las calles por las que paseamos juntos son como nosotros. Mientras fomentamos en él valores tan humanos como la compasión y el ejercicio de la solidaridad. Es por eso una obra susceptible de ser leída y trabajada en centros educativos, en bibliotecas, en el hogar. Un libro necesario.

Deteniéndome en la calidad literaria de Una vida cualquiera, destacaría las maravillosas  y sensibles ilustraciones de Jutta Bauer. Con ellas asistimos a la evolución del protagonista: desde su felicidad infantil y juvenil, hasta su infelicidad y su soledad de adulto. En los ojos de ese hombre, envuelto en su saco de dormir y recostado sobre una pared, leemos toda la tristeza y toda la soledad del mundo.  La narración es sencilla, con frases muy directas y carentes casi de adornos; adecuado en su lenguaje para niños a partir de 8 años (como recomiendan desde la editorial) pero, insisto, siempre acompañados.

Hay una parte final que puede ayudar al adulto en la conversación o mediación, antes o después de la lectura. Se trata de  cuestiones planteada por escolares y que contestan algunas personas sin hogar: ¿Cómo has llegado a esta situación? ¿Qué piensas cuando ves a la gente pasar? ¿Tienes miedo? (La precisión de las preguntas nos revelan casi tanto como las respuestas). La figura del ratón listo, aporta información de interés y otro punto de vista a esta realidad triste, cierta y cotidiana.

Por último y por si fueran pocas las razones para leer Una vida cualquiera, hay una muy importante para adquirirlo: se trata de un libro solidario, ya que con su compra se colabora con Cáritas.

Leer las primeras páginasUna vida cualquiera.

Conociendo a las autoras:

Kirsten Boie escribe la historia que ilustra Jutta Bauer, quién también colabora en la narración. Dos autoras alemanas de prestigio en literatura infantil y juvenil. Lo mejor es hacerse con algunos álbumes suyos y disfrutarlos: por ejemplo, Juan Oveja también quiere tener una persona, de Boie ; La reina de los coloresMadre chillona, de Bauer. Hay donde elegir, y muy, muy bueno.

Referencia bibliográfica: Boie, Kirsten; Bauer, Jutta (il.) Una vida cualquiera. Un libro para niños sobre las personas sin hogar. Santa Marta de Tormes (Salamanca): Lóguez, 2013. 32 p. ISBN: 978-84-96646-96-4

María Antonia Moreno

Especialista en fomento de la lectura y redes sociales, especialmente en entornos de clubes de lectura, tanto virtuales como presenciales. Los últimos dieciséis años en los que he trabajado en uno de los Centros de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, he descubierto que el club de lectura es un espacio privilegiado de creación, aprendizaje, diálogo y sorpresa. En este blog, transmitiré todo tipo de reflexiones derivadas de la experiencia, así como noticias sobre nuevos proyectos que se desarrollen en el entorno de la Biblioteca Pública.

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