Lectura en voz alta: leer miradas

Son muchas las bibliotecas, centros culturales y otras entidades públicas, las que organizan actos de lectura en voz alta con el objetivo de conmemorar días tales como el de la Biblioteca o el del Libro. Leer en voz alta no deja de tener su lado romántico en estos tiempos en los que vivimos rodeados de pantallas y de herramientas dos punto cero para medir impactos. Basta con buscar en YouTube para encontrar muchos vídeos de esta actividad: maratones de horas de lectura o de obras completas o, quizás, un tema determinado como hilo conductor. Pero, ¿qué es lo que tiene esta actividad para que se siga extendiendo su celebración?

Más allá de la organización pragmática (esto es, apertura de convocatoria, listados para apuntar, difusión, selección y distribución de los textos, etc.) está la otra parte. Esa parte en la que la biblioteca comienza a estrechar lazos con los lectores, en unas interacciones que rara vez se dan en otros proyectos. Pongo ejemplos.

Si la actividad es una retahíla en los que los lectores van leyendo uno tras otro, sin más, parece que no hay mucha interacción ni colaboración. Pero, ¿qué ocurre cuándo se leen cartas a los Reyes Magos? Una treintena de adultos, que hacen el esfuerzo de escribir sus deseos para ser leídos en público. Un goteo de idas y venidas a la biblioteca para mostrar sus cartas, sus dudas, sus recelos, su ilusión. Conversaciones: ¿te parece que queda bien esta última frase? ¿Comienzo así? Pues yo no quiero escribir a ningún Rey; prefiero a Papá Noel.

¿Qué sucede cuándo se pergeña un recital homenaje a Miguel Hernández? Que hay muchos lectores a los que les cuesta esto del verso, que no comprenden qué quería decir ahí el poeta, que no aciertan a saber que la luna en el horno es una hogaza tierna y redonda. Es entonces cuando los bibliotecarios, armados de la vida del poeta y de sus versos, reparten poemas que leen en voz alta, instando a los usuarios a hacer lo propio, en una suerte de ensayo general.  No se trata de una lectura profesional, para eso se contrata a un narrador, a un actor: se trata de que nuestros usuarios se impliquen de una manera muy especial, y tomen conciencia de que sin ellos no podríamos hacerlo. Y esto no son palabras vanas para quedar bien: es la pura realidad.

Del mismo modo, es necesario elaborar un guión que contextualice la lectura, que dé la bienvenida, que fragmente en secciones el acto (si es que se puede y es de razón) y que presente a los lectores; ellos lo agradecen. Escuchar sus nombres: ahora, Paulino, Belén, Mayte, Jesús, nos leen… es emocionante porque es un reconocimiento público de la biblioteca.

Como siempre ocurre con las actividades cuando tienen un razonable éxito, tendemos a repetirlas una y otra vez, temiendo cambiar por si lo estropeamos. Pero no hay que quedarse en la fórmula básica. La lectura en voz alta ha de tener lectores, público que escuche y textos para leer, pero aunque no se trata de rizar el rizo de lo imposible, hay que dar una vuelta de tuerca a la mecánica de la actividad. Hay que elegir con cuidado el tema, tratando de no repetirnos: cuentos infantiles para adultos, poemas, letras de canciones, relatos cortos, novela, cartas, un autor, etc., diferenciará cada sesión de lectura. Una característica importante es hacer que los lectores den un paso más y se conviertan en escritores: pueden escribir sobre por qué es importante la lectura; en qué lugar les gusta o suelen leer; las cartas a los Reyes Magos… Y después, el detalle, la sorpresa. Ese matiz que nadie espera.

Cita a ciegas 2

A todos nos gusta que nos sorprendan.  La sorpresa, lo inesperado, es algo que además de ser valorado muy positivamente y hará que sigamos creando interacciones con nuestros usuarios. Si es una lectura de cuentos infantiles (con escucha de adultos, la magia de la literatura no entiende de edades), un narrador que rompa la cadencia y cuente cuentos, así, de improviso. En una lectura donde leemos por qué nos gusta leer, un grupo de teatro que interprete, entre bloque y bloque de lecturas, alguna escena sobre el acto de leer.  La sorpresa puede ir en forma de piruleta dulce, porque a todos nos gusta un poco de dulzor en un momento dado. O un libro, o un pequeño jabón para enjabonarnos el alma de palabras. O el sorteo, entre el público, de un Roscón de Reyes. Un detalle, un matiz, que hará recordar esa determinada lectura en voz alta con una sonrisa.

Ahora, que la lectura se agranda y se alía con la música, el vídeo, el juego y las imágenes estáticas que fluyen gracias a la tecnología de la realidad aumentada, podemos aprovechar esas oportunidades e integrarlas. Porque hasta en una actividad tan tradicional y sencilla como la lectura en voz alta hemos de incluir la innovación. Eso, sí, sin perder su esencia,   que no es otra que la de encontrarnos y leernos unos a otros.

Cita a ciegas

Será porque estos días ya toca ultimar la lectura en voz alta, (cumple catorce años el próximo 3 de enero en el Centro de Desarrollo Sociocultural), será porque se avecinan las fiestas y los encuentros, será porque tengo el cuerpo preparado para empezar bien, leyendo miradas. Porque leer en voz alta, a fin de cuentas, es una lectura de sonrisas y de miradas.

Si la lectura en voz alta tiene su parte romántica yo soy un caso perdido. No concibo nada más hermoso para empezar el año que leernos unos a otros.  Será por eso que os deseo muchas lecturas en voz alta. Y Feliz Navidad.

María Antonia Moreno

Especialista en fomento de la lectura y redes sociales, especialmente en entornos de clubes de lectura, tanto virtuales como presenciales. Los últimos dieciséis años en los que he trabajado en uno de los Centros de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, he descubierto que el club de lectura es un espacio privilegiado de creación, aprendizaje, diálogo y sorpresa. En este blog, transmitiré todo tipo de reflexiones derivadas de la experiencia, así como noticias sobre nuevos proyectos que se desarrollen en el entorno de la Biblioteca Pública.

4 respuestas a «Lectura en voz alta: leer miradas»

  1. ¡Gracias por tu post! Me ha emocionado, totalmente de acuerdo en que se trata de una «lectura de sonrisas y miradas». Llevamos en la herencia genética escuchar historias, la leyenda se llama así por algo.

  2. Hola, escribo desde Lanzarote, donde desde hace trece años cada lunes a las 20,30 h. nos reunimos en una sala de la Biblioteca Insular para practicar la Lectura en Voz Alta. No hay tema prefijado; cada lector elige el texto que quiere leer a los escuchantes ( poesía, prosa, ensayo, producción propia…) . El lector tiene total libertad de elección. Sólo se limita el tiempo. Un máximo máximo de 10 minutos. Tampoco hay comentarios para posibilitar leer a todos los que lo deseen. Al final en una cafetería cercana se forma la tertulia. En trece años nunca se ha suspendido siempre han aparecidos lectores y escuchantes. Tampoco paramos por vacaciones o navidades…. Me alegra conocer que hay otros grupos de lectura en Voz Alta.

    1. Hola, Manuel. Pues fíjate que vuestro grupo se me antoja una mezcla de club de lectura, cata literaria… me ha recordado uno de mis últimos post en los que hacía referencia a ello: De catas de libros y de clubes de lectura Realmente, leer en voz alta para otros es mágico. Tanto si es en público, como en pequeños grupos, como por ejemplo programas de lectura solidaria tipo Leo para ti.
      Enhorabuena por esa iniciativa tan longeva y tan satisfactoria. Gracias por tu comentario y tu lectura.

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