La profesión de community manager no tiene límites. Lo mismo te toca gestionar las redes de la Policía que las de la peluquería de tu tía. Al mismo tiempo, por obra y gracia de la deformación profesional, sigues siendo community manager (CM de aquí en adelante) en tu tiempo libre, igual que un cocinero lo es cuando le prepara unos huevos fritos a su pareja o un bibliotecario cuando coloca sus libros en las estanterías del salón. “Pero, ¿community manager de peluches?”, os preguntaréis; “Sí, eso mismo”, responderé yo. Parece mentira, pero gestionar la vida virtual de algunos de mis peluditos me ha hecho llegar a conclusiones realmente importante sobre las redes sociales.
Internet no es de los gatos.
Durante años se ha considerado internet como un medio centrado en intercambiar vídeos, memes y demás curiosidades sobre estos felinos. Sin embargo, tras una búsqueda más profunda hemos descubierto que internet también es de los conejos, los hamsters, los erizos y… ¡los peluches!. Cualquier cosa mona vende y llama la atención. ¿Y qué hay más mono que adorables ositos de felpa vestidos con su ropita a medida (incluidos los zapatos) haciendo cosas de personas? Mejóralo, gato. Las tiendas de animales nunca tendrán conjuntos tan geniales como los de páginas como ésta: Build your bear’s wardrobe.
“No estás solo porque hay más locos como tú” o “Siempre hay un target”.
Hace tiempo mi amigo Benancio Hipopótamo creó su propio perfil en redes sociales para compartir las fotos que se hacía durante sus viajes. Durante años estuvo limitando su actividad a mis propios amigos y conocidos hasta que un día, casualmente, descubrió el perfil de un osito de peluche. Rastreando entre la lista de contactos se dio cuenta de que muchos de ellos eran otros animalitos inanimados. ¡Había encontrado la comunidad a la que realmente pertenecía! Como moraleja decir que cualquier tema estará representado en internet y tendrá su propia comunidad dedicada a su conocimiento por el mundo. A poco que busques hallarás páginas y páginas de wikipedia especializadas en la materia, hashtags en twitter, videos de youtube y vimeo, grupos de facebook, memes y multitud de tiendas online dedicadas en exclusiva (salvo en el caso del material para bibliotecas, de eso no hay prácticamente nada en internet).
Hay que distinguir entre tu target relacionado y tu target interesado.
En nuestro caso el target relacionado son otros peluches que cuelgan sus fotos, vídeos y pensamientos en la red, aquéllos con los que nos interesa crear un vínculo; mientras que el target interesado lo componen aquellas personas (no peluches) que nos siguen y a veces incluso comentan nuestras andanzas, pero cuyo “engagement” (que dicen los modernos) no va más allá que ver alguna foto graciosa de vez en cuando. Ambos son interesantes para darnos a conocer pero debemos cuidar especialmente del primero ya que es más probable que la relación se alargue en el tiempo. Esto es muy interesante de cara a pequeñas marcas y autónomos.
Has de encontrar “tu red” y «Facebook no es tan guay como antes».
En los cursos de community management suelen insistir en que has de ir donde se encuentre tu target. Sin embargo, al final, siempre te ves obligado hasta cierto punto a crear cuentas en Facebook y Twitter, porque es donde está todo el mundo (a pesar de que el trabajo que lleve mover tu comunidad en esos lares no compense tu esfuerzo). Tal vez sea el momento de decir basta y centrarse en esos espacios donde tu actividad sí va a tener repercusión de verdad (si tenéis curiosidad, los peluches se están haciendo fuertes en Instagram este año). Porque además Facebook está de capa caída en muchos aspectos debido a los múltiples perfiles inactivos y las visualizaciones caprichosas de las actualizaciones de nuestros intereses y amigos.
Facebook discrimina con su política de nombres reales
He de decir que por una vez la discriminación es positiva a favor de los peluches. Los señores de Facebook no quieren que nadie que se inscriba en su red social utilice un nombre falso, a pesar de que sea por motivos de cariño hacia el apodo internauta o nombre artístico, o incluso por la necesidad de emplear un perfil personal de forma corporativa. Así como he sabido de múltiples cierres de perfil ante todos los casos anteriores, no he conocido ni un solo muñeco al que le negaran seguir actualizando su perfil. ¿Casualidad? Yo creo que no.
No importa cuántos amigos tengas, sino lo que dialoguen contigo
De nada sirven miles de amigos y seguidores si al final nadie se para a ver qué estas ofreciendo, ya sea un producto de consumo, un servicio o imágenes de divertidos ositos de peluche correteando en la nieve. De hecho, ni siquiera sirve que repitan una y otra vez lo maravilloso que eres (salvo que seas un adorable cerdito de felpa, entonces es normal que te lo digan), sino que exista un diálogo, un intercambio de comentarios, aunque sean de broma. Todo lo demás será peloteo.
No importa la hora a la que publiques, ni la luz de la fotografía, ni que seas poco agraciado… si tienes seguidores fieles
A menudo nuestras marcas tienen seguidores de todas las partes del mundo. Una política de publicaciones que trate de captar la máxima atención de todos ellos puede resultar cuando menos agotadora. Por suerte, hemos de contar con nuestros amigos fieles, aquéllos que visualizan nuestras actualizaciones tarde o temprano, ya sean las más bellamente expuestas como aquellas hechas cuando se nos ve más espantosos o apenas se nos distingue entre las tinieblas de la noche.
Los trolls existen porque hay gente muy mala, así que ignóralos
Creemos que los trolls o haters están ahí porque desean ser conocidos por el mundo, hacer ruido, llamar la atención. Pero no, muchos de ellos sólo buscan hacer el mal. Sino, ¿qué sentido tendría meterse con un pobre peluche en instagram? Lo único que conseguirá será una foto del peluche deprimido y docenas de comentarios animándolo y diciéndole que no cierre la cuenta.
Hay spam comercial/de amistad en todos los ámbitos
«¿También lo hay en la comunidad peluche? No me lo creo…» Pues créelo, porque he visto tiendas de peluches infiltradas entre conversaciones de felicitación de las fiestas, así como los sempiternos magos multiplicadores de seguidores, por no hablar de esos perfiles personales tan poco pacientes que tras abrir su cuenta ya están pidiéndole a todo el mundo que sea su amigo.
Debes sumarte a los eventos cíclicos y las modas
Da igual que seas una marca, un youtuber, un blogger o un peluche. En la vida existen una serie de momentos en el año que no debemos perdernos y dejar de reflejar en nuestros perfiles. Puede tratarse de los comunes como la Navidad, el fin de año etc., u otras cosas más importantes como el estreno de Star Wars. Por otra parte has de fijarte qué están haciendo otros como tú e imitarlos (realmente no se dice imitar, sino «inspirarse en»). ¿Que un peluche se hace una foto cocinando? Ya tienes la idea para una nueva publicación. ¿Que un peluche aparece viendo su serie favorita? Ahí está otra posible instantánea. ¿Que un peluche se pone a jugar con la fotocopiadora? Bueno, tal vez no siempre es buena idea dejarse llevar por lo que hagan los demás …
Las redes sociales son para divertirse.
Que sí, que a las marcas les sirven para darse a conocer y a las empresas desarrolladoras para recolectar datos acerca de los gustos de los consumidores. Pero en última instancia, las personas las utilizan para saber de sus conocidos, saber de la actualidad y descubrir cosas bonitas. Por eso algunas de las campañas que llaman más la atención son las simpáticas o aquéllas que animan a participar a la gente (sino que se lo digan a los de la policía). Y eso los peluches lo saben muy bien. Sino me creéis, ved cómo se lo montan Miles y sus amigos 😉
Bromas a parte, cualquier práctica en redes sociales nos puede llevar sacar conclusiones interesantes. Cada ámbito tiene sus peculiaridades, y cada perfil tiene un objetivo (vender, darse a conocer, intercambiar conocimientos y vivencias…). Parece mentira, pero hasta los ámbitos más jocosos mantienen en el fondo unos principios y reglas comunes a los más profesionales y serios. Tenedlo en cuenta, porque de cualquier experiencia se aprende, aunque al principio sólo lo tomarais como un juego.