El pasado mes de junio un pequeño sector de la distribución editorial sufrió un amago de revolución. Numerosos lectores clamaban al cielo en contra de la editorial Gigamesh. El motivo era el elevado precio de la última entrega de la saga “Canción de hielo y fuego”, “Danza de dragones”. Mientras, las librerías denunciaban una mala gestión reflejada en que sus demandas de stock, en base a reservas ya confirmadas y hacía tiempo comunicadas, no serían satisfechas en el plazo acordado. Entre estas acusaciones se cruzaban palabras y conceptos como monopolio, retrasos injustificados, maltrato al fan, etc. Pero, ¿realmente han sido realistas las quejas o por el contrario mero fruto del desconocimiento general acerca del negocio editorial?
“Canción de hielo y fuego”, la serie de novelas de aventuras épicas y fantásticas escritas por R.R. Martin, comenzó su andadura allá por 1996. Describen un mundo mágico dominado principalmente por la violencia, el sexo y las luchas fratricidas. Últimamente han traspasado los reducidos círculos en los que se comercializaban hasta ahora gracias a la polémica serie de televisión “Juego de tronos”, que por el momento ha adaptado las dos primeras entregas. Gigamesh posee los derechos de publicación en castellano desde hace 12 años, mientras que Alfaguara los adquirió para la lengua catalana a finales de 2011.
Hace un año se puso a la venta la edición en lengua inglesa de “Danza de dragones”. Ahora, la de Gigamesh supone la segunda traducción completa en el mundo (en casi todos los demás idiomas han publicado únicamente la primera mitad de esta entrega). Pero muchos lectores no han aceptado la espera. Después de todo la edición catalana ha estado lista un mes antes que la española y hace ya tiempo que una traducción amateur se encuentra disponible en foros especializados para los más impacientes. ¿Se han vuelto los lectores excesivamente exigentes o realmente se ha tardado demasiado en sacar a la luz este libro?
Calidad y precio
“Danza de dragones” es un texto nada desdeñable de más de 1000 páginas. Una buena traducción del mismo requiere mucho cuidado, dedicación y experiencia. Además, una vez listo el texto es preciso maquetar, hacer pruebas de impresión, imprimir, cortar, coser, encuadernar, ilustrar, etc. No es un proceso ágil e implica tiempo y muchos costes adicionales que han derivado en que la primera edición disponible, la de lujo, se cobre a 46 euros.
Gigamesh sigue así la estela de otras buenas editoriales especializadas como Valdemar o Siruela que cuidan al máximo los detalles. Igualmente han adoptado la estrategia comercial generalizada que consiste en editar de menos a más. Es decir, primero lanzan una obra con las mejores características posibles para posteriormente rebajar el precio y la calidad en las siguientes ediciones de tapa blanda y bolsillo. Sin embargo, a juzgar por las quejas de muchos lectores, esta táctica no se comprende y es desconocida. Lo consideran simplemente un sangrado económico injustificado al fan. Debieran ser conscientes de que cualquier best-seller actual en tapas duras de 180 páginas puede llegar a costar 17 euros. Sin mencionar que, por poner un ejemplo del mismo género, las buenas ediciones de “El señor de los anillos” llegan incluso a rebasar los 50 euros con creces. Tal vez entonces reflexionarían.
Librerías y el juego de la distribución
En los últimos años muchas librerías han tratado de dinamizar su negocio más allá de las tradicionales presentaciones de libros. Se han sumado a actividades de animación a la lectura como los cuentacuentos y han innovado a la hora de atraer clientes en fechas señaladas por medio de conciertos, recitales de poesía, concursos, etc. Ésta era una de esas ocasiones especiales. A las doce de la noche del 22 de junio muchas librerías abrirían sus puertas con el objetivo indiscutible de atraer al lector-cliente. La mayoría habían solicitado los ejemplares para esa cita en base a una serie de reservas recogidas a lo largo de las semanas anteriores. A falta de sólo unos días para la gran cita, muchas de ellas recibían la noticia de que sólo sería posible cubrir el 20% de sus peticiones. Los libreros, enfadados, increpaban a los implicados.
Por una parte insistían en que la culpa era de Gigamesh. Consideraban que la tirada había sido insuficiente para la demanda existente. Sin embargo, si observamos bien las cifras, comprobamos que esta primera edición de lujo ha sido de 20.000 ejemplares mientras que la anterior entrega había conseguido vender 16.000 ejemplares en cartoné a librerías (lo que significa que todavía no se ha vendido toda esa cifra al público en general). En total, en el ámbito español, se han vendido 700.000 ejemplares de toda la saga. Según el editor, Alejo Cuervo, se ha tratado de editar “una cantidad razonable que minimiza el riesgo financiero”.
Aquí es donde se acusa a algunos libreros de inflar las cifras de demanda cuando realmente el público objetivo no da para más. Es preferible una segunda edición antes que quedarse con miles de libros en el almacén sin posibilidad de mercado en el que colocarlos. Porque aunque pudiera acusarse a la editorial de quedarse con los mayores beneficios del negocio, es innegable que también es la que corre con los mayores riesgos. Esto enlaza además con las trampas editoriales consistentes en lanzar muchas pequeñas tiradas para falsear los datos y poder poner en los libros sus pegatinas de “5ª edición” (por no entrar en el tema de las ediciones que no son más que reimpresiones).
Por otra parte, los libreros hablaban de la mala gestión de las distribuidoras. Tal vez actuaron con un exceso de celo, puesto que ellas también se juegan su dinero. Las librerías solicitan los libros, pero salvo contadas editoriales, suele ser común que se puedan devolver sin ningún problema los libros que no vendan. Sin embargo, no todas parecían haberse atenido a las directrices de Gigamesh según las cuales se premiaría a aquellas librerías que llevasen más tiempo vendiendo su fondo.
Con el aumento de la popularidad de la saga y el revuelo provocado por la nueva entrega, muchas librerías que no la habían vendido anteriormente se unieron a solicitar stock. Y precisamente esta situación de saturación es la que ha llevado a las situaciones extremas por las que, de diez títulos solicitados sólo se iban a servir dos. Desgraciadamente, en muchas zonas los pequeños libreros podían comprobar cómo los grandes centros comerciales recibían un gran número de ejemplares.
¿De quién es la culpa? Si la hay…
Debido a este caso me pregunto si la industria editorial está desfasada. Nuestra sociedad se ha acostumbrado a tenerlo todo inmediatamente. No aprecia la espera ni la calidad. ¿Porqué molestarse entonces en seguir tratando de conseguir un producto con el valor de antaño? Los fans exigen a Martin un nuevo libro cuanto antes, cada vez con más insistencia. No parece importarles que el libro esté bien escrito o no, más allá de que las tramas sean benévolas con sus personajes favoritos.Creo por tanto que, en este caso, ni el editor es tan malvado como lo pintan, ni los lectores tan mártires como se consideran. Porque no me parece que sea ésta la manera más sana de disfrutar de la cultura. Semeja que, tristemente, el consumismo feroz haya llegado al terreno de los libros. Porque a pesar de las constantes quejas acerca del precio, muchos de ellos habrán comprado la edición de lujo el 22 de junio en cualquier centro comercial porque la pobre pequeña librería de barrio en la que la encargaron no ha podido conseguírsela debido a los problemas con los distribuidores y la mala gestión.
Nota final: El propio editor, Alejo Cuervo, ha publicado en un texto en Facebook titulado “Sobre el malestar de los libreros”. En él trata de defender el trabajo realizado, al mismo tiempo que admite los errores cometidos y pide disculpas. Pero por lo que se observa en los comentarios, muchos no perdonan.