Crear un blog y otros dolores de cabeza (I)

Empieza un nuevo año y uno se plantea nuevos objetivos, retos, ocupaciones. ¿Porqué no comenzar un blog? Somos profesionales de la información, tenemos muchos recursos para localizar información interesante que otros quieran leer, sabemos estructurar contenidos, estar al día. No habrá problemas con la posterior promoción porque somos prácticamente community managers desde que salimos de la carrera. Sabemos tantas cosas sobre gestión de la información… No puede ser tan complicado, ¿o sí?

 Motivación para comenzar un blog

¿No decían que con el advenimiento de las redes sociales los blogs estaban a punto de morir? Pues de eso nada. Los blogs todavía se constituyen como una de las principales fuentes de información de las que se nutren esas mismas redes sociales que estaban a punto de lapidarlos. A ellos suelen enlazar una parte importante de las publicaciones de Facebook y Twitter. En unos casos la intención es promocionar la bitácora del que escribe, en otros simplemente resaltar noticias interesantes descubiertas en ellos. Da igual la excusa. Ellos siguen ahí, sin muchos comentarios in situ, pero con bastantes más visitas de las que podríamos pensar.

En la creación de un blog se encuentra, principalmente, la necesidad de contar algo desde la perspectiva propia. A menudo nos sentimos motivados ante la dificultad en encontrar en la red informaciones relacionadas con nuestros gustos personales, así como por la idea de que puede resultar de interés para más gente como nosotros. Tal vez se trate de complementar artículos ya publicados, o de añadir nuestro toque a alguna noticia. Incluso puede ser que, simplemente, queramos que las pequeñas búsquedas de información que hacemos día a día lleguen a alguien. Nuestro compañero David Gómez comentaba recientemente en su entrada titulada “Primeros pasos para conseguir visibilidad científica: la caza del impacto social” que la creación de un blog se encuentra también en el centro, junto a la más propia web personal, de una estrategia por crear nuestra imagen profesional. A través del blog nos damos a conocer, creamos una marca.

Elegir nombre, elegir temática, elegir dinámica

Una vez convencidos, decididos y mentalizados a sacar adelante el blog, habremos de definir sus cimientos:

Temática. El tema del que vamos a hablar y debido al cual nos hemos animado a iniciar el blog.
Enfoque. Más serio, más distendido, extendido, parco, lleno de fotos, ilustraciones…
Secciones fijas. Considero opcional, aunque da mucho juego, incluir secciones que complementen la dinámica normal del blog. No tienen que repetirse todas las semanas, pero sí ser lo suficientemente frecuentes para que los lectores no se olviden de ellas. También puede tratarse de un punto que nos diferencie de otros blogs y que, por tanto, llame la atención.
Periodicidad. Antes la actualización era mucho más constante que ahora. Pero como normalmente no es posible redactar artículos interesantes todos los días (a no ser que seas un profesional del medio), se opta por actualizar una o dos veces por semana. El lector suele preferir que las entradas estén trabajadas y contengan información de calidad por encima de que sean muy seguidas. Sólo en algunos casos se mantiene la publicación diaria: los ya mencionados bloggers profesionales, así como los blogs colaborativos del que Biblogtecarios es un ejemplo.

Estos son sólo algunos de los aspectos que deberíamos tener fijados antes de crear el blog. Sin embargo, también habremos de tener en cuenta una serie de pautas a la hora de redactar los artículos (después de todo, lo principal es el contenido). Nuestra compañera Fuensanta nos daba unas cuantas ideas no hace mucho en «Cómo redactar un post en un blog: pautas que te pueden ayudar«.  En su conjunto, unos y otros aspectos aportarán coherencia al blog. De cualquier manera, tampoco hemos de ser muy rígidos en mantener por siempre nuestras decisiones iniciales. Al fin y al cabo, el blog es nuestro, podemos hacer con él lo que queramos y nunca sabemos cómo se comportarán nuestros lectores. Unas cosas pueden funcionar, otras no. El tiempo dirá si han sido acertadas nuestras decisiones y siempre podremos cambiar. A partir de ahí sólo queda mejorar.

Elegir plataforma, configurar el blog

En principio existen dos plataformas para blogs que todo el mundo por estos lares debería conocer. Por una parte Blogger y por otra WordPress. Personalmente, el primero siempre me ha resultado más «para principiantes» por su sencillez en la configuración, las plantillas, etc. Mientras que el segundo me resultaba excesivamente complicado y me daba dolor de cabeza sólo ojear las opciones básicas de configuración. Con el tiempo estas diferencias se han ido diluyendo: Blogger ha incluido muchísimas más opciones de personalización, y WordPress resulta algo menos tedioso de utilizar.  Sin embargo, dado que éste último se encuentra bajo licencia GPL, se nutre del trabajo de desarrolladores de todo el mundo que ponen a nuestra disposición diversos plugins, widgets y plantillas. Por eso tal vez sigue considerándose algo más profesional que su competidor.

Una vez hecha la elección, llega la tediosa tarea de elegir plantilla y establecer las secciones en que ha de dividirse la pantalla del blog. Ha de quedarnos claro que no debemos obsesionarnos  con modificar la plantilla a nuestro gusto, por mucho que nos permitan esa opción. Sé que es muy bonito tratar de tener una imagen corporativa, con nuestros colores, nuestro logotipo, pero creo que ha de irse definiendo con el tiempo, a no ser que seamos unos expertos del CSS.  En lo que tenemos que centrarnos es en que la información esté bien identificada. No hemos de caer en la tentación de sobrecargar la pantalla con múltiples widgets. Unos pocos bastan para ayudarnos en la posterior promoción. Pero de esto hablaré en la próxima ocasión.

María Benitez

Bibliotecaria, documentalista y community manager en formación constante. Me apasiona navegar por la red en busca de noticias y nuevos datos acerca del mundo del libro, la edición, las bibliotecas y las redes sociales. A través de este pequeño espacio trato de transmitir mis inquietudes y descubrimientos. Siempre a la caza de aquello que me resulta más llamativo, más curioso y poco conocido.

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