La semana pasada asistí en el centro Ágora de Coruña a la conferencia “Herramientas para emprender: el talento y la tecnología”, en la que intervinieron Enrique Dans y José Antonio Marina. De entrada podemos considerar que se trata de un tema ajeno a nosotros: no precisamos emprender nada en nuestra biblioteca, ya está montada y los procesos más que asentados, ¿o no? Después de escuchar la charla puedo decir que hubo unas cuantas ideas que pueden servirnos para renovar nuestro día a día y darnos cuenta de las oportunidades que tenemos y los valores que aportamos.
Me llamaron la atención las primeras ideas de José Antonio Marina. Hizo hincapié en el talento. Podríamos considerar que el talento es innato, se tiene o no se tiene. Sin embargo, para él significa, entre otras muchas cosas, la capacidad de elegir bien las metas, asimilar la información, gestionar las emociones y saber aplicar las facultades ejecutivas. Desde este punto de vista creo que es abordable por cualquiera que tenga la voluntad de conseguirlo. Realmente son aspectos muy importantes para la gestión de la empresa y también, cómo no, para las bibliotecas.
Marina continuó su discurso señalando que para desarrollar el talento es muy importante el sistema educativo (la biblioteca debería colarse aquí y presentarse como uno de sus baluartes reales). La educación nos provee de conocimiento, y el conocimiento nos permite evolucionar, tener conciencia, tomar la iniciativa. En resumidas cuentas, es uno de los pilares para emprender. Igualmente lo es la lectura. Es importante leer de todo, no sólo lo que se refiera a nuestros ámbitos más cercanos de interés. Esto nos permitirá tener una visión mucho más amplia de la realidad, abrir la mente y eliminar las fronteras mentales que entorpecen la creatividad. Por eso nuestros fondos deberán ser lo más variados posibles, para dar cabida a todo tipo de inquietudes.
De todas maneras, para emprender hemos de surtirnos de buena información (ahí deberían tenernos en cuenta a los documentalistas). Es preciso educar a la gente en el uso de las herramientas necesarias para este fin. Hoy en día nos referimos prácticamente a las TIC, a internet. Pero sin una buena educación en su uso es imposible sacarles rendimiento. Esto nos recuerda, aunque no se mencionó como tal, la importancia del ALFIN. Por mucho que nosotros estemos ahí para ayudar a los demás, estos deben tener unos conocimientos básicos que les sirvan además para requerir más información sobre otras cosas que necesitan. Y la verdad es que se nota que la gente lo sabe y le interesa. Los grupos para los cursos «de internet» de las bibliotecas, por lo menos los de mi ciudad, siempre se completan.
Por su parte Enrique Dans nos habló en primer lugar de que hemos de ser muy conscientes de nuestra propia imagen. Para ello hemos de realizar lo que llama una egosearch, una búsqueda en internet de todo lo que atañe a nosotros. Cómo se está hablando de nosotros, cómo nos perciben los demás. Es una manera de ponernos en valor, de ver nuestros puntos fuertes y débiles. Así también debemos ayudarnos de las herramientas que nos permiten obtener métricas y comprobar nuestra influencia.
Observaremos a través de los resultados que lo más valorado es la transparencia, el que sepas reflejar tu realidad, mostrar tus logros y realidades. Es cierto que es una manera cruda de exponerse, que puedes caer en errores, pero se conseguirá crear diálogo. Por medio de este diálogo sacaremos conclusiones y opiniones muy interesantes. Esto puede extrapolarse, por supuesto, al medio no virtual a través de buzones de sugerencias, conversaciones con los usuarios, coloquios, charlas… Conseguiremos así crear comunidad. Pero no sirve de nada si no estamos pendientes de ellos y, una vez más, de nuestra propia marca personal. La estrategia a seguir es la de un reciclaje intenso, que creo que las bibliotecas llevamos en la sangre, continuamente reinventándonos y adaptándonos.
Las bibliotecas siempre han sido pioneras en muchas cosas, emprendedoras. Siempre queremos ir un poquito más allá. Tal vez haya que leer entre líneas, porque el discurso no iba dirigido directamente a nosotros, pero creo que hay muchos nichos en nuestro trabajo de los que nos tenemos que sentir particularmente responsables y con opciones de mejorar.