Umberto Eco los bautizó como «Los libros más bellos del mundo».Los Beatos, al igual que otras joyas librarias de nuestra historia, son esos tesoros que encontramos en nuestras bibliotecas y que hoy en día podemos disfrutar de su visionado gracias a las nuevas tecnologías, aunque nunca comparable a un contacto directo con el manuescrito.
Dichas joyas son manuescritos en los que se redactaban comentarios sobre el Apocalipsis y cuya autoria se le atribuye al literato Beato de Liébana en el año 776. Su nombre le viene dado por el monasterio de San Martín de Liébana en Cantabria que fue su residencia durante un largo tiempo. Estos comentarios y explicaciones del Apocalipsis lo formaban 12 título y relata los pasajes del Apoclipsis de San Juan.
El Beato de Liébana pensaba que el fin del mundo llegaría en el domingo de Pascua del año 800, por lo que sus comentarios se centran en esta teoría. Sin embargo, la gran aportación de los manuscritos de este monje fueron las miniaturas que ilustraban sus contenidos. La decoración y el colorido son los principales rasgos que definen estas láminas de inspiración mozárabe. El primer ejemplar data del año 776 y está dedicado al obispo de Osma Etherio, que fue su compañero. Esta fue una de las obras más copiadas en todos los monasterios de Castilla y León desde el siglo IX hasta el XIII. Del manuscrito inicial no se tienen noticias, aunque existe una copia del siglo X en el Cabildo de la Catedral de El Burgo de Osma, que pudo ser realizada en el Monasterio de Sahagún (León).
Los Beatos se conviertieron en libros fundamentales para la esperitualidad de aquella época. Algunos autores datan el más antiguo de los fragmentos ilustrados en el siglo IX. Son fragmentos de Cirueña y se encuentran en la Biblioteca del monasterio de Silos (fragmento 4). Se considera el fragamento con la ilustración más antigua que se conoce de los Beato.
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